Ejemplos con alpujarreño

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La gastronomía daliense, tiene un profundo arraigo morisco, alpujarreño y mediterráneo.
En su exilio alpujarreño, se instaló en la población almeriense de Laujar de Andarax siendo esta su última residencia en la península ibérica antes de partir definitivamente a África.
El Trovo alpujarreño, un arte de repentización poético-musical originario de La Alpujarra,.
Es importante recordar que el mismo origen, el fandango, que el trovo alpujarreño, tienen otras danzas y músicas del sur de Andalucía, como los verdiales, las rondeñas, etc.
Pero la verdad es que la fantasía del viajero menos soñador sólo se preocupa ya allí del que hemos calificado de boulevard alpujarreño, o sea de la gran Rambla, que pone en comunicación a Albuñol con la mar y sus pescados.
Antes de la recogida de la antigua moneda, «la ley» era un humildísimo ochavo, y cuando acaeció la revolución monetaria, hubo largas y empeñadas discusiones entre los partidarios de que el «chavo» fuera sustituido por el céntimo, y los que aspiraban a que lo fuera por el doble céntimo, y aún recuerdo con placer una acalorada disputa en que intervine yo, defendiendo la causa del céntimo doble, y en la que un amigo mío, alpujarreño por más señas, defendió un sistema ecléctico, que consistía en utilizar el céntimo para tomar agua sola, y el doble agua con anises.
Sin embargo, todavía no hubiera sido fácil a los capitanes cristianos enseñorearse del territorio alpujarreño, si otras armas mucho más afiladas que las que ellos esgrimían no vinieran a herir de muerte la insurrección.
pero razón de más para prevenirse! -¿Las conocía? -¡Pues ya veía que no eran suyas! -¿Sería acaso porque reconoció la mano de DIEGO DE ARCOS, antiguo Secretario Real? -¡Pero DIEGO DE ARCOS estaba también fugitivo y rebelado contra el déspota alpujarreño desde que éste le mató un hermano!.
Pero no nos alejemos así de la población más calificada del territorio alpujarreño.
- Aquí fue sin duda donde exclamó el poeta alpujarreño:.
Si pues aquélla había sido la mansión de DON FERNANDO el Zaguer, y a éste lo heredó ABEN-HUMEYA, como aseguran las historias, estábamos en una de las casas del Rey alpujarreño.
, desde el boquete de Tablate, por donde entramos ocho días antes en el recinto alpujarreño, hasta más allá de Laroles, punto extremo a que se dirigía nuestra peregrinación!.
Es decir, que, el blanco fantasma de la Sierra, y las gallardas sombras de los moriscos reaparecieron simultáneamente ante nuestros ojos, cual si obedeciesen a un mutuo conjuro, poblando de quiméricas visiones el horizonte alpujarreño.
Carrasco, enumera de este modo los productos tropicales del litoral alpujarreño:.
Hacía mucho calor, y la deslumbradora llama del astro-sultán, si no abismaba todavía a la Naturaleza en los letargos febriles del estío alpujarreño, iluminaba tan enérgicamente casas, huertas, arenales y montes, que una vez más creímos encontrarnos, no en el Reino de Granada, sino en el Bajalato de Tafilete, en el Valle de la Orotava o en la feraz Isla de Cuba.
siglo, como si ya hubierais tomado el hábito de alpujarreño.
La única diferencia que existía entre los aduares africanos y el barrio alpujarreño, era que los habitantes de aquéllos los habían abandonado para guerrear, y los de éste para cultivar las laderas de los montes circunvecinos.
Sí: desde allí descubríamos todo el suelo alpujarreño.
es decir: había llegado el momento solemne de trepar a la gran montaña interior del amurallado recinto alpujarreño, -de la cual el cerrajoncillo que salvamos aquella mañana, nieto suyo e hijo de Sierra de Lújar, no había sido más que un prólogo, o, por mejor decir, un destacamento de caballería ligera, comandado por el impetuoso Jubiley.
- nos dijo un alpujarreño.
UN ALPUJARREÑO.
, si de lo que hoy se trata, como os he dicho, es de subir, primero al Puerto de Jubiley, y después a la cumbre de la Contraviesa, y ver desde allí, de una sola ojeada, todo el ámbito alpujarreño, toda su armazón de montes, y todo lo demás que os oculto ahora para que os cause luego más sorpresa?.
Recordaréis haber leído al comienzo de estas páginas que el mulo, según pública voz y fama, era indispensable para recorrer ciertos y ciertos caminos del territorio alpujarreño, y que nosotros, cediendo a la opinión general, habíamos encargado que nos esperasen en Órgiva tres de aquellos tan recomendados cuadrúpedos.
Figuraos, por ejemplo, las veces que sería tomada y perdida aquella villa, los innumerables combates que se reñirían en sus inmediaciones, y los famosos caudillos moros y cristianos que entrarían alternativamente en ella, hallándose, como se halla, situada a la puerta del laberinto alpujarreño y en la confluencia de dos grandes ríos.
incluyendo estas dos poblaciones y la muy considerable de Adra, -que es el Puerto alpujarreño.
No descansaron, pues, hasta que formaron un Reino árabe-español, independiente del África, lo cual se realizó a principios del siglo XIII, siendo alpujarreño, o saliendo cuando menos de la Alpujarra, el primer musulmán que ensayó un pensamiento tan atrevido.
En cambio, voy a hacer ahora, para dejar completamente servidos a los aficionados a ciertos datos y noticias, un brevísimo resumen de la Historia antigua del territorio alpujarreño, o, por mejor decir, de su Historia anterior a la Conquista de Granada, -historia que hasta la presente no ha compuesto nadie, pero que yo hilvanaré aquí con retazos tomados de varios libros, o sea aprovechándome de los estudios del prójimo, cosa muy corriente en esta clase de trabajos.
Y tercero, y mucho más importante: La autoridad de la Academia Española, que define así, en su Diccionario de la Lengua Castellana, la voz ALPUJARREÑO, ÑA: «Adj.
Y, aún después, si éstas penetraron y reinaron en la Alpujarra, fue por la buena y a condición de tolerar la Religión del Crucificado, cuyo culto siguió, en efecto, siendo libre durante otros dos o tres siglos, hasta que poco a poco, y sin violencia alguna, los más absorbieron a los menos, o los menos se refundieron en los más, al punto de no quedar un solo alpujarreño que se acordase de la fe de sus mayores.
Y entonces también recobró a los ojos de nuestra imaginación toda su peculiar importancia el mar alpujarreño, y volvieron a nuestra memoria las horribles crueldades de que su oleaje había sido cómplice.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba