Ejemplos con almohadón

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Tenía una placa e iba forrado de trapo, con un almohadón para su cabeza.
Allí estaba Paquita, cara redonda, ojos oscuros, larga melena con rulos, blusa blanca, falda negra, sentada sosteniendo el bandoneón sobre sus rodillas, con los pies apoyados en un almohadón recamado, y el público acudía a verla y escucharla en tal cantidad que la policía debía desviar el tránsito de la calle Corrientes que, en esa época, era angosta.
Destacar también un almohadón litúrgico del siglo XVI, una tunicela y un tapiz, ambos del siglo XVI y bordados igualmente en seda y oro.
Los reclinatorios más modestos tienen una base de anea cubierta por un almohadón y el apoyabrazos, de madera.
Algo negro serpenteaba formando hilillos sobre la seda del almohadón.
El miedo a que él huyese la hizo incorporarse con dolorosos gemidos, y este movimiento aceleró la salida de su sangre El almohadón continuó abrevándose como un prado que tiene sed.
Apoye usted la cabeza en el almohadón ¿Quiere usted té, alguna cosa? ¿Se siente usted mejor?.
¡Qué encanto!murmuró, quedando inmóvil con una rodilla sobre al almohadón del surrey.
La remoción diaria del almohadón había impedido sin duda su desarrollo, pero desde que la joven no pudo moverse, la succión fué vertiginosa.
En el almohadón hay manchas que parecen de sangre.
Este echó una mirada de desesperación a sus canastas vacías, mas sobre el almohadón del surrey quedaban aún uno, un pobre ramo de siemprevivas y jazmines del país.
La sirvienta, que entró después a deshacer la cama, sola ya, miró un rato extrañada el almohadón.
No quiso que le tocaran la cama, ni aún que le arreglaran el almohadón.
A estos, por si eran pocos a discutir, se unieron luego otros cuantos, que no me tomo el trabajo de citar, pues para lo que hicieron vale más dejarlos recostaditos en el almohadón del olvido.
Cruza su rico traje de terciopelo obscuro con pasamanería de oro una banda roja: al fondo hay un cortinaje rojo, y sobre un almohadón se ve el sombrero de terciopelo con plumas blancas.
Querían ver el niño, el pobre , y entrando en el , le contemplaron todavía en la cama, el embozo de la sábana hasta el cuello, marcando apenas el bulto de su cuerpo bajo la cubierta, con la cabeza rubia inerte sobre el almohadón.
Colocóse en el centro un gran sitial gótico, preciosa joya arqueológica y artística, y hundidos en él ambos niños y estrechamente abrazados, habían de aparecer examinando juntos el diploma de los premios, un exacto facsímile de una bellísima miniatura del siglo XV, tendido a la larga ante ellos, , el perrazo amarillento, apoyaba el hocico en el rojo almohadón de terciopelo en que descansaban los pies de los niños.
Para ella la butaca en que descansará su cuerpo agitado por la emoción y el miedo, ¡quizá por el amor! En el suelo, el almohadón, bordado por otra mujer ya olvidada, y muy cerca, la silla baja de fumar, que él tomará para sí, cogiéndola como al descuido, procurando tener la presa al alcance de la mano.
Siéntate en esa butaca, y yo a tus pies, en ese almohadón como un perrito, luego nos iremos a tu casa.
En el instante de pisar ella el gabinete, don Quintín estaba tumbado ante la chimenea, con la cabeza reclinada en un almohadón, desabrochado el chaleco y sujetando en una mano la botella de Jerez medio vacía.
Estaba Fortunata en su gabinete, tendida en el sofá, la cabeza reclinada sobre un almohadón de raso azul.
Y aunque yo me privara del gusto de verla ahí tan repuesta, ¿no estaría usted mejor descansando sobre el almohadón que no se ha mojado?.
Entonces me dije: Voy a echarme un poco, el tiempo preciso para descansar la cabeza en el almohadón, y nada más.
Y el príncipe se sentó en esta alfombra, se apoyó en el almohadón, y pidió a los comerciantes que le enseñaran sus mercaderías.
Y colocaron un precioso almohadón sobre una maravillosa alfombra de seda, cuyo borde estaba enriquecido con varias filas de esmeraldas.
Encima del trono había un ancho almohadón de raso verde, bordado con lentejuelas doradas y adornado con flecos y borlas de oro.
Don Fermín, sin pensar en contenerse, cogió una mano de la Regenta que estaba apoyada en un almohadón de crochet, y la oprimió entre las suyas sacudiéndola.
Y cuando Kutait entró en el calabozo con Alí-Nur, cerró la puerta, mandó barrer el suelo y poner un banco detrás de la puerta, cubriéndolo con un tapiz y colocando en él un almohadón.

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