Ejemplos con alfileres

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Malcolm McLaren , el manager de Sex Pistols se interesa en el grupo y copia a Elli la idea de los alfileres que que sostienen su jean roto, como símbolo del punk.
La campaña actualmente hace camisetas, chaquetas, pegatinas para autos, calcomanías y alfileres para la solapa, que se venden en la tienda en linea de Richard Dawkins.
El distorsionado sonido de la guitarra se debe a una idea de Dave Davies, quien colocó en su amplificador una hoja de afeitar y alfileres.
II Agujas y Alfileres Exquisito cadáver Then One Foggy Christmas Eve Terra Plane.
No hay nadie que no se sorprenda del pequeño precio de los alfileres , mas la sorpresa aumenta sin dudas cuando uno se entera de las muchas y diferentes operaciones, muchas de éllas muy delicadas, indispensables para hacer un buen alfiler.
Existen también alfileres de corbata hechos de cuero.
Algunas alfileres muestran un pequeño símbolo o logotipo indicando que su portador es miembro de un club o una afiliación, del mismo modo que a menudo lo tiene la corbata o algún otro símbolo conmemorativo.
Los alfileres de corbata suelen ser de metal y tienen a menudo patrones decorativos.
El modisto une las piezas con alfileres o pespuntes para probarlas sobre un maniquí ante de coserlas.
Nunca he visto un burro que alfileres en las orejas.
Al otro día de la llegada, cuando Lucía saltó del lecho, fue su primer cuidado salir al balcón, de allí al jardín, recogiéndose la bata con unos alfileres para no mojarla en el húmedo piso.
Cada periódico obligaba al español a realizar una nueva danza de alfileres en el mapa, seguida de comentarios de un optimismo a prueba de bomba.
Los animales-plantas picaban como ortigas, todos los monstruos sin coraza huían del veneno de sus órganos urticantes, las briznas de su cabellera quemaban como alfileres de fuego.
Sus palabras llevaban el desquite: parecía como si con un manojo de lirios azotara las frentes de los pecadores: sus anatemas eran alfileres con alas.
Primeramente colocó en el centro de la entrada la mesita blanca de pino en que comía la familia, cubriéndola con una sábana y clavando los extremos con alfileres.
Acicalado, perfumado y siempre de veinticinco alfileres, aunque bizarro militar, tenía más trazas de Cupido que de Marte.
Y Juanito sintióse feliz, en aquella temporada de Cuaresma, cada noche que cenaba con la familia, puesta de veinticinco alfileres, comiendo incómoda con la de teatro y estremeciéndose de impaciencia, mientras abajo sonaban las coces del caballo contra los guijarros del patio y los tirones que daba a la galerita.
¿Qué le pasaba a don Juan? ¿Había parado en seco su digestión? La gozosa sonrisa desaparecía, sus ojos, entornados voluptuosamente, volvían a entreabrirse para lanzar punzantes miradas, y se agitó varias veces en la butaca, como huyendo de ocultos alfileres.
¡Pobre don Melchor! ¡Cuan caro le costaba ser esposo de una mujer hermosa y rica! Aburríase con el trato de unas personas a las que no podía entender, su esposa sólo le hablaba para proporcionarle nuevos tormentos, y únicamente se sentía feliz cuando, puesto de veinticinco alfileres, huía de casa, buscando en el Mercado a sus antiguos amigos.
Del primer piso, y cubriendo el rótulo ajado de la casa, , , colgaban largas cortinas formadas de mantas que parecían mosaicos, orladas con complicados borlajes y apretadas filas de madroños, fajas obscuras, matizadas a trechos con gorros rojos y azules prendidos con alfileres, pañuelos de seda con piezas de docena, ondulados como nacarado oleaje, y percales estampados, mostrando pájaros fantásticos y ramajes quiméricos con rabiosos colorines que conmovían placenteramente a las bellezas de la huerta.
Tanta turbación había en el alma de la esposa de Rubín, que la ira estaba en ella como prendida con alfileres, y el menor accidente, una nada, determinaba la transición de la rabia al dolor, y de la energía convulsiva a la pasividad más desconsoladora.
A cada momento se arrancaba Aurora del pecho una aguja enhebrada o se la clavaba en él, pues el pecho era su acerico, y allí tenía también una batería de alfileres.
Después de clavar en él los alfileres, mirando a su sobrino de un modo que le hizo estremecer, le dijo: Tengo que hablarte.
De ellas colgaban, prendidas con alfileres, toquillas de los colores vivos y elementales que agradan a los salvajes.
¡tenía una ropa tan bien hecha! ¡lucía tan completamente el talle, yendo en cuerpo gentil, sin miedo a que se dibujasen sus formas, cuando entónces, en aquella Ciudad, todas las mujeres se ponian unos coletillos debajo del vestido y unas pañoletas encima de él, prendidas con centenares de alfileres, y luégo otro pañuelo o manteleta más grande, que hacian perder hasta la menor idea de los naturales encantos!.
Pero tranquilizóse en seguida, al observar que lo que de allí sacaba Manuel no eran pistolas, sino vistosísimas alhajas, collares, pendientes, brazaletes, sortijas, alfileres.
Acudió la gente del hospital, y viendo aquel retablo, unos decian: Ya la bendita Cañizares es muerta, mirad cuán desfigurada y flaca la tenia la penitencia: otros mas considerados la tomaron el pulso, y vieron que le tenia, y que no era muerta, por do se dieron a entender que estaba en éstasis y arrobada de puro buena: otros hubo que dijeron: Esta puta vieja sin duda debe de ser bruja, y debe de estar untada, que nunca los santos hacen tan deshonestos arrobos, y hasta ahora, entre los que la conocemos, mas fama tiene de bruja que de santa: curiosos hubo, que se llegaron a hincarle alfileres por las carnes desde la punta hasta la cabeza, ni por eso recordaba la dormilona, ni volvió en sí hasta las siete del dia, y como se sintió acribada de los alfileres y mordida de los carcañares, y magullada del arrastramiento fuera de su aposento, y a vista de tantos ojos que la estaban mirando, creyó, y creyó la verdad, que yo habia sido el autor de su deshonra: y así arremetió a mí y echándome ambas manos a la garganta, procuraba ahogarme, diciendo: Oh bellaco, desagradecido, ignorante y malicioso, y ¿es este el pago que merecen las buenas obras que a tu madre hice, y de las que te pensaba hacer a tí? Yo que me vi en peligro de perder la vida entre las uñas de aquella fiera arpía, sacudíme, y asiéndola de las luengas faldas de su vientre, la zamarreé y arrastré por todo el patio, y ella daba voces, que la librasen de los dientes de aquel maligno espíritu.
La codicia y la envidia despertó en los rufianes voluntad de hurtarme, y andaban buscando ocasion para ello, que esto del ganar de comer holgando, tiene muchos aficionados y golosos: por esto hay tantos titereros en España, tantos que muestran retablos, tantos que venden alfileres y coplas, que todo su caudal, aunque le vendiesen todo, no llega a poderse sustentar un dia, y con esto los unos y los otros no salen de los bodegones y tabernas en todo el año, por do me doy a entender que de otra parte, que de la de sus oficios, sale la corriente de sus borracheras: toda esta gente vagamunda, inútil y sin provecho, esponjas del vino y gorgojos del pan.
Finalmente, todas las dueñas le sellaron, y otra mucha gente de casa le pellizcaron, pero lo que él no pudo sufrir fue el punzamiento de los alfileres, y así, se levantó de la silla, al parecer mohíno, y, asiendo de una hacha encendida que junto a él estaba, dio tras las dueñas, y tras todos su verdugos, diciendo:.

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