Ejemplos con alevoso

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Con la victoria de las fuerzas revolucionarias populares, derrocado el régimen imperial y producido el alevoso asesinato del zar Nicolás II y su familia, abandonó su patria acompañando el primer grupo de militares y técnicos que encontraron asilo en el Paraguay.
Al ver dormido a su esposo, pareciole a Fortunata que se alejaba, encontrose sola, rodeada de un silencio alevoso y de una quietud traidora.
Puso la nueva hucha en el sitio de costumbre, que era el cajón alto de la cómoda, abrió la puerta, quitando el pañuelo que tapaba el agujero de la llave, y después de llevar a la cocina el instrumento alevoso, volvió a su cuarto con idea de contar el dinero Pero si era suyo, ¿a qué tanto miedo y zozobra? Él no había robado nada a nadie, y sin embargo, estaba como los ladrones.
El pobre Tafetán, empleado antaño en la administración civil de la capital de la provincia, vivía modestamente de su sueldo en la secretaría de Beneficencia, y completaba su pasar tocando gallardamente el clarinete en las procesiones, en las solemnidades de la catedral y en el teatro, cuando alguna traílla de desesperados cómicos aparecía por aquellos países con el alevoso propósito de dar funciones en Orbajosa.
Había cometido un homicidio alevoso, según decían unos, en defensa propia según otros, lo cierto es que, preso, encausado y condenado a presidio en La Habana, mediante los ruegos y representaciones de una hermana suya, joven y no mal parecida, y la influencia del Marqués don Pedro Calvo, que le abrigaba y protegía, vista su habilidad en el manejo de los gallos finos, Vives le hizo quitar los grillos y le llevó al patio de la Fuerza donde, a tiempo que cuidaba de la gallería de S.
No estaba yo aquel día para discursos, y antes de que acabara el suyo don Nicolás, salí pitando hacia la calle de San Leonardo, con el alevoso pensamiento de estrangular a Celestina si no me decía.
Carlos, clavaron el alevoso puñal en el corazón de un hijo predilecto de la patria.
De saber acabo la maldad del alevoso, habrá quien piense que consejos míos le movieron la mano traidora, como a mí los suyos me acabaron de mover la voluntad a preparar la guerra del domingo.
Con verdadero delirio se abrazaron y besaron madre e hija, precisamente sobre el arroyo de sangre vertida por el capitán, y entraron al fin en la casa, sin que en aquellos primeros momentos se enterase nadie de que las faldas de la joven estaban agujereadas por el alevoso trabucazo que le disparó el hombre de la buhardilla al verla atravesar la calle.
Ramón Montiel -que así se llamaba- era un soldado bravío capaz de la acción heroica como del crimen alevoso.
-Ya lo oyes, Gedeón -añadió el atildado célibe, rasgando su boca hasta los oídos, como si tras el gesto se dispusiera a dar el salto alevoso sobre su amigo para hincar en él el diente emponzoñado-, todos, aunque por diferente senda, hemos venido a parar al mismo punto: al presidio del matrimonio, en el cual lo menos que se pierde es la libertad del soltero, esa que nos permite vivir como el ave en el espacio, como el pez en el agua, tener por patria el mundo entero, y por soberano la voluntad, contemplar, en fin, el de la vida, con ojos serenos, sin que nos amarguen aquellos instantes supremos las lágrimas de los que dejamos si nos necesitan en el mundo, o el regocijo de los que nos heredan, esos tiernísimos pedazos de nuestro corazón, llamados hijos.
¿Procederá mi inquietud de hoy de que este crimen sea el mayor que he presenciado en mi vida? En efecto: lo injusto de la medida en sí, la calidad, las condiciones del atropellado, el sitio, la ocasión, tan solemne para él, tantos derechos, tantas esperanzas, tantos sentimientos pisoteados, escarnecidos en un solo instante, tantas alegrías ahogadas en lágrimas por el golpe alevoso de media docena de bribones sin ley y sin Dios, claman al cielo pronta y terrible venganza.
Al son de la Poesía, aunque no con acentos tan roncos y desatinados, viene la Política, que ante este grave suceso, que parece un aviso de la Fatalidad, ha borrado la vana diferencia y mote de partidos, fundiéndose todos en la emoción unánime por la Reina en peligro, por Isabel amenazada de un puñal alevoso.
El asesinato alevoso cometido en la persona de Illán Suárez puso colmo a la exasperación pública, y por todas partes brotaron las chispas que debían producir para el virrey la catástrofe de Iñaquito.

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