Ejemplos con alarmada

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La Junta alarmada por la situación resolvió solicitar a Taber que efectuara tareas de espionaje en Montevideo.
Contemplándola la buena mujer, sintióse más alarmada y condolida, y corrió a decirle:.
La novelista, a la luz de una vela, escribía , la historia del monje que acaba por demoler todas sus creencias, y muchas veces cortaba su trabajo para correr al lado del músico y preparar sus tisanas, alarmada por la frecuencia de su tos.
¿Qué te sucede, Apolonio?preguntó la duquesa, alarmada ante aquel hombre como de piedra.
¿Para qué entristecer a los suyos con tales miserias? Se había limitado a anunciar a doña Luisa, alarmada por la suerte de su castillo, que en muchos años no podrían ir a él, por haber quedado inhabitable.
El ingeniero miró a su novia, que le contemplaba con ojos interrogantes, de una candidez alarmada, como si temblase ante su respuesta.
Lo que tú dices es cierto, Beatriz, pero la pifia de Bravo Murillo la enmendé yo mismo María acudió entonces a mí muy alarmada, pidiendo explicaciones categóricas, y yo la prometí solemnemente que la Restauración conservaría a todo trance la unidad católica como la joya más preciada de las glorias de España.
Llegó la madre Larín muy alarmada, temiéndose alguna trapisonda, y Currita, con patético ademán, se arrojó llorando en sus brazos Era aquel día el más grande de su vida, por fin le concedía Dios lo que con tanto ahínco le había pedido siempre: ¡tener una hija religiosa! Cierto que le pasaba aquello el alma de parte a parte, que quizá le costaría la vida separarse de aquel pobre angelito, pero lo que sentía ella era no tener siete hijos como santa María Magdalena de Pazzis, para ofrecérselos a Dios uno a uno.
Ella, con tiernísima solicitud, exclamó muy alarmada:.
Por la tarde llegó doña Lupe muy alarmada buscando a Maximiliano, a quien suponía allí.
-Pero ¿qué tiene usted? -preguntó Clara un poco alarmada.
Llega una época en la vida de cada hombre culpable de falta grave, en que el arrepentimiento es el tributo forzoso que se paga a la conciencia alarmada, pero la enmienda, como sujeta a otras leyes y dependiente de circunstancias externas, no siempre está el cumplirla en la voluntad humana.
La verdad es que en la disputa, con la conciencia alarmada, si no en posesión de hechos, ambas habían avanzado a un terreno resbaladizo, hasta allí vedado para ellas, donde la primera que entrase había de recoger larga cosecha de pesares y remordimientos.
Su conciencia alarmada vino a descifrarle el enigma.
No te apures ni te aflijas, hijo, replicó Doña Rosa bastante alarmada.

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