Ejemplos con alabo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Si no lo cree, salga por ahí, pregunte y entérese, ¡qué cojilondrios! No me gusta alabarme, pero me alabo, ¡rediez!, cuando llega el caso.
¡Vaya! ¡Y ella, bien que te agrada! Te alabo el gusto, ¡hijito! Trabaja, trabaja con fe, con mucha fe, y cásate.
Si se me tacha de exagerado, responderé con Chanford: Acúsaseme de alabar a mis amigos, ¡como si antes de ser amigos mios no se hubieran conquistado mi amistad con esas mismas cualidades que en ellos alabo, y que no conocía!.
-Alabo mucho su resolución, y esclarecidos santos tiene el cielo, que primero fueron valientes soldados, como San Ignacio de Loyola, San Sebastián, San Fernando, San Luis y otros.
Al verme vivo y sin ti, pensé que Dios me había devuelto la vida para castigarme, pero ahora que te encuentro, alabo a Dios porque veo que no una, sino dos veces me ha devuelto la vida.
Es eso tan verdad, que me acuerdo haber oido decir a un amo que tuve, de bonísimo ingenio, que al famoso griego, llamado Ulíses, le dieron renombre de prudente, por solo haber andado muchas tierras, y comunicado con diversas gentes y varias naciones, y así alabo la intencion que tuviste de irte donde te llevasen.
Alabo el asumpto de vuestros entretenimientos, y el de vuestros ofrecimientos agradezco, y, si os puedo servir, con seguridad de ser obedecidas me lo podéis mandar, porque no es ésta la profesión mía, sino de mostrarme agradecido y bienhechor con todo género de gente, en especial con la principal que vuestras personas representa, y, si como estas redes, que deben de ocupar algún pequeño espacio, ocuparan toda la redondez de la tierra, buscara yo nuevos mundos por do pasar sin romperlas, y porque deis algún crédito a esta mi exageración, ved que os lo promete, por lo menos, don Quijote de la Mancha, si es que ha llegado a vuestros oídos este nombre.
Pero, ¿qué digo, miserable? ¿No soy yo el vencido? ¿No soy yo el derribado? ¿No soy yo el que no puede tomar arma en un año? Pues, ¿qué prometo? ¿De qué me alabo, si antes me conviene usar de la rueca que de la espada?.
Creedme, fermosa señora, que os podéis llamar venturosa por haber alojado en este vuestro castillo a mi persona, que es tal, que si yo no la alabo, es por lo que suele decirse que la alabanza propria envilece, pero mi escudero os dirá quién soy.
su misericordia alabo,.
Ahora, en esta segunda lectura, me asimilo tu idea y alabo el agudo ingenio que penetra en la entraña de los hechos humanos.
Si no lo cree, salga por ahí, pregunte y entérese, ¡qué cojilondrios! No me gusta alabarme, pero me alabo, ¡rediez!, cuando llega el caso.
No me alabo del lance ni de él abomino, reservándome la crítica para cuando se haga el integral juicio de mi séptimo trabajo, y puedan verse con claridad los afanes y atrevimientos, las sutilezas diplomáticas y los guerreros lances que han de componerlo.
Levantose Su Majestad, y dando yo algunos pasos en pos de ella, pude recibir de sus labios esta donosa prueba de confianza, que me encantó: «Lo sé todo, como dicen en esa pieza de cuyo título no me acuerdo, lo sé todo, Marqués, te alabo el gusto».
Después de haber así declamado, todos se quedaron asombrados y compitieron en las alabanzas, sólo Apolonio se estuvo inmóvil oyéndole, y después que hubo concluido, permaneció en su asiento, pensativo, por largo rato, y como Cicerón se manifestase resentido, “A ti ¡oh Cicerón!- le dijo- te admiro y te alabo, pero duélome de la suerte de la Grecia, al ver que los únicos bienes y ornamentos que nos habían quedado, la ilustración y la elocuencia, son también por ti ahora trasladados a Roma”.
Por tanto yo, así como no diré que hubiese sido bien hecho tomar coronas y sacrificar por la muerte de un rey que después de haberlos vencido los trató con tanta mansedumbre y humanidad, porque, sobre ser repugnante, manifiesta cierta vileza haberle acatado vivo y haberle hecho ciudadano, y después, cuando fue muerto por mano de otro, no llevar moderadamente la alegría, sino saltar y hacer extremos de gozo, insultando a un difunto, como por una hazaña que se debiera a su valor, alabo y aplaudo en Demóstenes el que, dejando a las mujeres las desgracias, domésticas, las lágrimas y los lloros, hubiese hecho lo que creyó conveniente a la ciudad.
Como el Senado con este motivo le alabase, “Pues yo- respondió- no os alabo a vosotros, que estando en peligro el pretor lo habéis abandonado, y no lo habéis defendido.
No alabo en Craso el que en la guerra de Espártaco hubiese consultado más a la prontitud que a la seguridad para dar la batalla, sin embargo de que interesaba su ambición en que no llegara Pompeyo y le arrebatara su gloria, como Mumio quitó a Metelo de las manos a Corinto, pero lo que hemos dicho de Nicias fue del todo extraño e indisculpable.
Alabo e loo tu buen sofrimiento, tu cuerda osadía, tu liberal trabajo, tus solícitos e fieles passos, tu agradable habla, tu buen saber, tu demasiada solicitud, tu prouechosa importunidad.
Más te alabo yo detrás, que tú te estimas delante.
Pero no por eso deja de ser bueno lo que es, como esto que yo alabo.
-Alabo la modestia, aunque no me extraña, que de carne soy y pecador me creo.
de aquella luz que ausente alabo y canto?.
No alabo tu imperfecto pincel adolescente,.
pero alabo tus ansias de eterno limitado.
Mas ahora, un solo rayo de sol que, entrando por mi ventana, llega a calentar mis pies, me encanta de una manera indecible, las gracias de un niño me admiran, me entretengo y alabo a Dios cuando contemplo las hojas de una flor y me río con las piruetas que hace mi gato al jugar con una bolita de papel que le echo a rodar por el suelo.
Pos conforme te iba diciendo, Rosario jizo seis el retrato de tu nueva surtana, se metió la mano en aquer proigio que Dios le puso por pecho, y na, que se sacó de él otro retrato y le soltó un beso al otro retrato, que es el de un gachó que yo conozco y que vale tanto como tú, y coste que en esto ni te ofendo ni te alabo.
La industria alabo,.
-Alabo la franqueza, y le aconsejo que nunca prescinda de ella cuando hable conmigo.
- ¡Los dioses me libren de responderte con insultos! ¡Al contrario, alabo los cabellos que han abandonado ese cráneo pelado!.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba