Ejemplos con aguileño

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Fichó por el Águilas CF de Tercera División y contribuyó al ascenso a Segunda División B, jugó dos años más en el conjunto aguileño, disputando una fase de ascenso a Segunda División.
Además en la mastaba se encontró una estatua del chaty casi intacta, representándole de forma sedente, con un perfil aguileño y una cierta gordura, signo característico del éxito social entre los antiguos egipcios.
Estaban inscritos Levante FC de Murcia, Cartagena FC, Lorca FC y CD Aguileño.
Destaca además de potencia y modelado del torso, con avances hacia el naturalismo en la tendencia a marcar costillas y cintura, por su magnífica cabeza, con rostro de perfil aguileño y ojos rasgados, reflejando serenidad.
Ni uno solo de estos jinetes de perfil aguileño, andrajosos, fieros y corteses, dejaba de llevar con orgullo grandes espuelas.
Eran gauchos venidos del Chaco conduciendo rebaños, hombretones de perfil aguileño y maneras nobles, que recordaban por su aspecto a los jinetes árabes de las leyendas.
Juan de Jauregui, y con esto quedara mi ambicion satisfecha, y el deseo de algunos que querrian saber qué rostro y talle tiene quien se atreve a salir con tantas invenciones en la plaza del mundo a los ojos de las gentes, poniendo debajo del retrato: Este que veis aquí de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos, y de nariz corva aunque bien proporcionada, las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes no crecidos, porque no tiene sino seis y esos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros, el cuerpo entre dos estremos, ni grande ni pequeño, la color viva, ántes blanca que morena, algo cargado de espaldas, y no muy lijero de piés: este digo, que es el rostro del autor de y de , y del que hizo el a imitacion del de César Caporal Perusino, y otras obras que andan por ahí descarriadas, y quizá sin el nombre de su dueño, llámase comunmente : fué soldado muchos años, y cinco y medio cautivo, donde aprendió a tener paciencia en las adversidades: perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo, herida, que aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la mas memorable y alta ocasion que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros, militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra, Cárlos V, de felice memoria, y cuando a la de este amigo, de quien me quejo, no ocurrieran otras cosas de las dichas que decir de mí, yo me levantara a mí mismo dos docenas de testimonios, y se los dijera en secreto, con que estendiera mi nombre y acreditara mi ingenio, porque pensar que dicen puntualmente la verdad los tales elogios, es disparate, por no tener punto preciso ni determinado las alabanzas ni los vituperios.
La edad mostraba ser de cincuenta años, las canas, pocas, y el rostro, aguileño, la vista, entre alegre y grave, finalmente, en el traje y apostura daba a entender ser hombre de buenas prendas.
Negros eran sus ojos, dulces e insinuantes, la tez morena, el rostro oval y un tanto aguileño, la frente sin flequillos ni otros pingajos de la moda, tersa y bien delineada, perdíase en lo más alto entre flotantes ondas lustrosas de una cabellera tan negra como los ojos y las pulidas cejas, los labios, húmedos, un poco gruesos y no tan apretados que no dejasen entrever dos filas de dientes blanquísimos y menudos.
Eran gauchos venidos del Chaco conduciendo rebaños, hombretones de perfil aguileño y maneras nobles, que recordaban por su aspecto á los jinetes árabes de las leyendas.
––¡Más carbón, muchachos, más carbón! ––gritaba Holmes, asomándose a la sala de máquinas, cuyo intenso resplandor iluminaba desde abajo su rostro aguileño y ansioso––.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba