Ejemplos con agitándose

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Si pudiéramos mirar a través de un microscopio muy potente, veríamos el espacio fluctuando, agitándose y resplandeciendo, retorciéndose en nudos y formando agujeros de donut.
contestaba Flor de almendro , agitándose entre los brazos de sus compañeras.
En el cielo aparecían nubes de colores pronunciados y brillantes, dragones de fuego agitándose en la boca de un horno.
¡Ese sinvergüenza!vociferaba el viejo con la boca lívida, agitándose entre los brazos de su yerno.
Corrió al puerto, agitándose con desesperación al ver que se alejaba el buque sin que nadie reparase en su persona.
Los pañuelos de las mujeres, blancos, rojos, amarillos, agitándose continuamente, llameando a la luz del sol, formaban sobre aquel fondo un dibujo movible de brillantes colores.
El pobre apenas si se movía: únicamente su pecho continuaba agitándose con penoso estertor.
Arrojó al fin los periódicos y agitándose furioso un instante, y apretando los puños llenos de rabia, quedóse largo tiempo pensativo, hundido en la poltrona en que se hallaba sentado, contraída la boca, frunciendo el entrecejo, fijos los ojos en el fuego de la chimenea, cuyas movibles llamas prestaban a su rostro un resplandor rojizo.
Estallaban luces de colores, y a su resplandor, tan pronto blanco como rojo, veíanse a lo lejos, terminando la doble fila de cirios, los sacerdotes con capas de oro, manejando los incensarios, con un continuo choque de cadenillas de plata, en el fondo de una nube de azulado y oloroso humo, sobre ella, agitándose dorado y tembloroso entre sus deslumbrantes varas, el palio, que avanzaba lentamente, y bajo la movible tienda de seda, como un sol asomando entre nubes de perfumes, la deslumbrante custodia, que hacía bajar las cabezas, como si nadie pudiera resistir la fuerza de su brillo.
Las chispas rodaban sobre los volúmenes hasta hacer presa en ellos, y sus puntos rojizos, agitándose como larvas ardientes, roían las hojas antes que se cebara en ellas la enfurecida llama.
Las alas de ángel agitándose zumbaban en mi oído, pero yo me desencajaba los ojos mirando y no veía nada, absolutamente nada más que una mujer.
Algunos dicen que antes había luchado, agitándose acá y allá, y gritando, pero que al ver a Bruto con la espada desenvainada, se echó la ropa a la cabeza y se prestó a los golpes, viniendo a caer, fuese por casualidad o porque le impeliesen los matadores, junto a la base sobre que descansaba la estatua de Pompeyo, que toda quedó manchada de sangre, de manera que parecía haber presidido el mismo Pompeyo al suplicio de su enemigo, que, tendido, expiraba a sus pies, traspasado de heridas, pues se dice que recibió veintitrés, muchos de los autores se hirieron también unos a otros, mientras todos dirigían a un solo cuerpo tantos golpes.
La Sibila que en medio de tormentosa noche evoca los muertos con su canto desde el fondo de lúgubres cuevas, o la Pitonisa de Delfos agitándose sobre la trípode a fin de augurar el destino de los imperios, son débiles comparaciones para pintar la robusta expresión, la frenética energía del trovador que en el castillo de san Servando ensalzaba a los antiguos héroes de Cataluña.
No tardó en divisar, sobre la playa graciosamente enarcada, las casas blancas y risueñas de una ciudad marina, y las palmeras que la engalanaban, agitándose, con señas como de llamamiento, que le parecieron dirigidas a él.
horrorosa, y el desdichado joven casi había perdido su razón, agitándose como un insensato entre.
Sin pérdida de tiempo, y alentado por el mismo peligro de su posición en aquel momento crítico, precipitóse de nuevo y sepultó su puñal en aquel bulto informe que todavía continuaba agitándose bajo los pliegues del lecho.
Pareciole que venía contra ella un soplo helado, y agitándose y gimiendo como una llama, se apagó.
Facundo Quiroga enlaza y eslabona todos los elementos de desorden que hasta antes de su aparición estaban agitándose aisladamente en cada provincia, él hace de la guerra local la guerra nacional, argentina, y presenta triunfante, al fin de diez años de trabajos, de devastaciones y de combates, el resultado de que sólo supo aprovecharse el que lo asesinó.
Pasado un breve rato, de aquella expectación solemne, que era como el fermentar de las conciencias removidas, agitándose y revolviéndose sobre sí mismas, salió una voz.
Subió Augusto a la casa, con el canario agitándose en la jaula y el corazón en el pecho.
-Gran festín - exclamó maese Coquenard agitándose en su silla-, auténtico festín, epuloe epularum, Lúculo cena en casa de Lúculo.
Como seguía agitándose la dije: «Aguarda, chiquilla, que te impida cantar,» y cogiéndola por la garganta, la arrastré hacia el Sena.
Una porción de mujeres que habían seguido a sus padres, maridos, amantes o hermanos a aquella expedición, vestidas las unas con una saya blanca, un dengue encarnado al pecho y un pañuelo blanco a la cabeza o con rodados oscuros, dengues y jubones del mismo color y un tocado de pieles negras, según eran de Galicia o de Cabrera, y una gran parte de ellas jóvenes y agraciadas, acababan de completar aquel cuadro bullendo y agitándose por todas partes.
-¡Ah! -exclamó agitándose sobre el raso del carruaje-, ¡esa mujer no es criminal más que por haberme tocado! ¡Yo soy el crimen, yo! ¡Y ha adquirido el crimen como se adquiere el tifus, como se adquiere el cólera, como se adquiere la peste, y yo la castigo! ¡Oh!, ¡no!, ¡no!, vivirá.
Villefort, agitándose sobre los cojines, sentía algo que le molestaba.
Bandadas de pueblo, agitándose entre el humo y los torrentes de chispas atravesaban la encendida zona, completando el infernal aspecto de aquel cuadro.
De lo que a mí me aconteció, entre tanto, sólo te importa saber, por ahora, que aquella noche sin horas, sin ruido, sin aire y sin serenos, hubo al cabo un instante en que mis huesos se entrechocaron, agitándose en el angosto húmedo recinto, un no sé qué de sutil y penetrante recorrió mi desvencijada máquina desde el calcaño al occipucio, esponjóse, a su contacto, el cuajado cerebro como un merengue, despertó la voluntad, y entre las oscuridades del cráneo se produjo una chispa que inflamó la dormida razón.
De tiempo en tiempo bajaba la larga cadena que remata en un garfío, sonando como una matraca al correr con la roldana, los mozos amarraban los bultos con una cuerda doblada en dos, los enganchaban en el garfio, y entonces éstos subían a la manera de un pez en un anzuelo, o del plomo de una sonda, ya quietos, ya agitándose de un lado a otro, como un badajo, en el vacío.
Creció hasta ser casi tan alta como su padre, su cabeza parecía, en proporción del resto del cuerpo, más pequeñita y mejor plantada sobre el gracioso cuello, cuyo elegante contorno quedaba descubierto por la cabellera rubia, no caída ya en trenzas sobre la espalda, sino recogida en rodete, los ricillos ensortijados, que flotaban sueltos por detrás, hacían el cuello más lindo aún, como si vertiesen, sobre apretada leche teñida con fresas, lluvia de oro en hilos y de canela en polvo, la majestad gallarda de su ademán y de sus pasos indicaba la salud y el brío de sus miembros todos, la armonía divina de sus formas se revelaban al través de la ceñida vestidura, y, agitándose su firme pecho, se levantaba en curva suave.
Agitándose como mejor podía para soltarse, arrastraba el arado a lo largo del surco.

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