Ejemplos con afrentosa

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Tal vez enfermase, para que todos en la isla la compadeciesen, y sin embargo, su alegría era inmensa, la alegría de una venganza incubada durante muchos años, viendo a un Febrer, al hijo del hombre odiado, sumido en lo que consideraba la más afrentosa de las deshonras ¡Y él, empujado por las angustias de la ruina, tendría que proporcionarle este placer casándose con la hija de Valls! ¡Ah, miseria!.
A la afrentosa invectiva, Lucía, descolorida y echando fuego por los ojos, se soltó violentamente, y quedó parada en mitad del camino.
más injusta que la de la ira, será más afrentosa, y será absolutamente incontinencia,.
Los que las codician han dado muerte afrentosa al hombre que Dios me deparó por compañero.
muerte afrentosa y con valor profundo.
¿Y no podría ser también aquí la grosería moral de la naturaleza de Miraya volvía a sobreponerse-, no podría ser también que aquel propósito ocultase la ambición más vulgar y hasta la codicia más vil? ¿No podía soñar Rosario, retiro por retiro, el papel de favorita cesante, con una dotación magnífica y esos honores bastardos y equívocos que, sin embargo, halagan la mezquina vanidad -la vanidad humilde que se contenta con lo que la ofrecen-? En el pensamiento de Miraya revolviéronse mezcladas la admiración entusiasta y la sospecha afrentosa.
Ampáreme, señor, téngame consigo para que mi vida sea menos aperreada y menos afrentosa».
A consecuencia de este intento enviáronse acusadores contra él de Atenas, pero encontraron que los magistrados de Esparta no habían necesitado de esta diligencia, pues que sin ella le tenían ya intentada causa capital, a la que desconfió presentarse, temeroso de sus conciudadanos, los cuales, por huir de la afrentosa inculpación de los Atenienses, se dieron por ofendidos e injuriados para librarse de la sospecha de que trataban de injuriar.
Había un medio de salvar a su hijo y salvarse ella, pero este medio era aceptar la ignominia más afrentosa que la muerte.
Desprecio las riquezas y el poder mundano, arrostró con serenidad las privaciones, los insultos, los tormentos y, por fin, una muerte afrentosa.
Mas, dejando a un lado este género de consideraciones y volviendo al mísero detalle de Coteruco, ¡cuán otra fuera la situación de mi ánimo en estos instantes, si no hubiera ocurrido la afrentosa caída de este pueblo!.
Pero, ¿creen ustedes que yo gozaba después entre mis camaradas? ¡Ni por asomos! El recuerdo de lo que me esperaba al volver al hogar por mi desobediencia, calificada ya de rebeldía, la idea de que por la tarde necesitaba jugar la vuelta otra vez a la gente de mi casa para salir a la calle sin la afrentosa colmena, y la consideración de que estos sudores tendrían que repetirse en adelante cada día de fiesta, aplanaban mi espíritu y envenenaban mi sangre.
El que de un soplo pudo destruir el Universo, no tuvo reparo en sufrir la muerte afrentosa de la Cruz, entre dos ladrones, por amor al hombre.
los deseos, más afrentosa es que no la de la ira.
Cuán más afrentosa es la incontinencia de los deleites que no la de el enojo,.
es más o menos afrentosa, cuántas maneras hay de deleites, cómo la continencia.
¿Es posible que consientas esto? ¿Para esto valía la pena de que expiraras en esta afrentosa cruz? ¿Se ha cumplido tu ley?.
Y pensaba: ¡Esta afrentosa calamidad que Alah me envía por mediación de la reina, me ha sido suscitada sólo por culpa de ese joven Hassán! ¿Por qué no le obligué a abandonar esta isla y a dejarnos ver la anchura de su espalda? Y llegó de tal suerte al paraje en que se hallaba Hassán, y le dijo en cuanto le divisó: Levántate, ¡oh tú, cuyo término final está próximo! ¡Y ven a ver a la reina, que tiene que hablarte!.
Prestábase a todo esto Pompeyo por su ilimitada ambición, pero en Craso su enfermedad antigua, la avaricia, excitó un nuevo deseo y una nueva emulación con motivo de los trofeos y triunfos de César, en los que no llevaba a bien ser inferior cuando sobresalía en todo lo demás, de manera que no paró ni sosegó hasta causar a la patria las mayores calamidades y precipitarse él mismo en una afrentosa perdición.
Espantábame el siniestro resonar de aquella afrentosa pregunta en una boca tan casta, pero aún me atormentaba más la vergüenza de merecerla.

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