Ejemplos con adivinatoria

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Se reserva, finalmente, el término 'demonomancia' para designar el arte adivinatoria por medio de la invocación de demonios o espíritus impuros.
Y si me pillas en mentira, di entonces que nada sé del arte adivinatoria.
La danza de espadas Choliya se integra dentro de los ritos de protección al matrimonio, se usaba como arte adivinatoria y debido a su belleza y gracia se supone un arte marcial que espanta a los espíritus maléficos.
Escribió además: Incipiunt Epistola et Evangelia, Evangelario en lengua Mexicana, Sermonario de dominicas y de santos en lengua mexicana, Postillas sobre las Epístolas y Evangelios de los Domingos de todo el año, con la colaboración de sus alumnos de Tlatelolco, Tratado de la Retórica y Teología de la gente mexicana, también náhuatl, Coloquios y Doctrina Cristiana con que los doce frailes de San Francisco enviados por el papa Adriano VI y por el emperador Carlos V convirtieron a los indios de la Nueva España, Arte de la lengua mexicana, con su vocabulario apéndiz, Vida de San Bernardino de Siena, en náhuatl, Manual del Cristiano, un Calendario, Arte adivinatoria y un Vocabulario trilingüe.
La técnica adivinatoria se basa en la selección aleatoria de cartas de una baraja especialmente dedicada a este arte.
Mi agudeza adivinatoria volvió a romper el misterio con luminosas cuchilladas.
En la transformación de los sentimientos de Inés, hay cierto alarde de psicología un poco infantil, que no va bien con los hábitos literarios ni con las facultades dominantes de su autor, a quien le basta con su psicología instintiva y adivinatoria para crear cuerpos y almas, sin necesidad de perderse en sutiles y tortuosos análisis.
Ninguno de los tres tenía bastante clara la percepción adivinatoria para saber si los españoles futuros derramarían lágrimas sobre la inmovilidad de los hieráticos consejeros.
-replicó el caballero en un rapto de vanidad adivinatoria-.
Le informó que era necesario guardar el mayor secreto y tomar numerosas precauciones en empresas de esta clase, que el dinero sólo puede desenterrarse de noche, observando ciertas formas y ceremonias: quemar plantas aromáticas, repetir ciertas palabras místicas, y, ante todo, los buscadores de tales riquezas ocultas deben estar provistos de una varilla adivinatoria que tiene la maravillosa propiedad de indicar el lugar exacto donde está enterrado el tesoro.
::¡Soy la mano que extiende la arena adivinatoria y extrae la curación del fondo de los tinteros!.
A todo esto, llegó a la ciudad de Kufa un persa muy versado en medicina, arte de drogas, ciencia de las estrellas y arena adivinatoria.
Demetrio Falereo, en su Sócrates, dice que se acuerda de un nieto de Aristides, sumamente pobre, llamado Lisímaco, que, sentado junto al Yaqueo, se mantenía de decir la buenaventura con cierta tabla adivinatoria, y que formando él mismo el proyecto de decreto, obtuvo que el pueblo señalara a la madre de éste y a una hermana de ella tres óbolos por día, y añade el propio Demetrio que, siendo nomoteta, mandó que se extendiera a una dracma el donativo de estas mujeres.
En todo hay gran novedad cuando se verifica este cambio en las generaciones, y también la ciencia adivinatoria, o aumenta en estimación, acertando en sus pronósticos, porque el Genio envía señales claras y seguras, o decae en la otra generación, dejada a sí misma, y no pudiendo emplear sino medios oscuros y sombríos para conjeturar lo futuro.
Wolfert mantenía la linterna, mientras el doctor utilizaba la varita adivinatoria.
Entretanto, quedó pronta la maravillosa varilla adivinatoria, la clave de todos los secretos de la naturaleza.
Entonces Zumurrud dijo a uno de sus eunucos: ¡Ve pronto a buscar en mi mesa la arena adivinatoria y la pluma de cobre que me sirve para trazar las líneas geománticas! Y en cuanto se ejecutó su orden, Zumurrud extendió cuidadosamente la arena adivinatoria en la superficie plana de la mesa, y con la pluma de cobre trazó la figura de un mono y algunos renglones de caracteres desconocidos.
Al oír estas palabras, el judío se echó a reír, enseñando unos dientes espantosos, cogió una mesa con arena adivinatoria, y después de haber sacado el horóscopo de Alí, le dijo: ¡Escucha! ¡si aprecias tu vida y no quieres perderte sin remedio, sigue mi consejo! ¡Renuncia a tu proyecto! ¡Porque los que te impulsaron a emprender esa aventura no lo hicieron más que para perderte, como se han perdido todos los que intentaron ya la cosa! ¡Y cuenta que si no acabase yo de sacar tu horóscopo y saber por la arena que tu fortuna sobrepujará a mi fortuna, no hubiera vacilado, ciertamente, en cortarte el cuello! Pero Alí, a quien inflamaron y estimularon estas últimas palabras, sacó de repente su alfanje, y amenazando con él al pecho del mago judío, exclamó: ¡Si no consientes en darme esos efectos ya, y en abjurar, además, de tus herejías y hacerte musulmán pronunciando el acto de fe, tu alma va a salir de tu cuerpo! Entonces el judío extendió la mano como para pronunciar el acto de fe, y dijo: ¡Que se te seque la mano derecha! E inmediatamente la mano derecha de Alí, con la cual sostenía el alfanje, se secó en la posición en que estaba, y el alfanje cayó al suelo.
La vieja contestó: ¡La arena adivinatoria acaba de revelarme también que la suerte de ese joven sobrepujará con mucho a mi suerte y a la tuya! Zeinab dijo: Ahora vamos a verlo, ¡oh madre! Y enseguida se puso su ropa mejor, después de haberse sombreado la mirada con su barrita de kohl y juntado las cejas con su pasta negra fumada, y salió para ver si encontraba al consabido joven.
Así es que cuando Dalila regresó a su pabellón del khan, llamó a su hija Zeinab y le dijo que le llevara la mesa de la arena adivinatoria, luego añadió: ¡Hija mía, acabo de encontrarme en el zoco con un joven tan hermoso, que la belleza le reconocería como uno de sus favoritos! ¡Pero ¡oh hija mía! su mirada se asemeja de un modo muy extraño a la de nuestro enemigo Ahmad-la-Tiña! ¡Y mucho me temo que ese extranjero a quien nadie en el zoco conoce, haya venido a Bagdad para jugarnos alguna mala pasada! ¡Por eso voy a consultar acerca de él a mi mesa adivinatoria!.
Entonces Zumurrud dijo: ¡Ahora, que me traigan la mesa de arena y la pluma de cobre! Y cogió la mesa y la pluma, y después de haber trazado renglones y caracteres, reflexionó durante una hora, y dijo con dulzura, pero de modo que todo el pueblo oyera: ¡Oh, Alischar, hijo de Gloria! la arena adivinatoria confirma tus palabras.
Después, todo el mundo reanudó la comida, haciéndose lenguas de la sabiduría y ciencia adivinatoria del rey y ponderando su justicia y equidad.
Después de lo cual recapacitó profundamente un rato, levantó de pronto la cabeza y con voz terrible que fue oída por toda la muchedumbre le gritó al miserable: ¡Oh perro! ¿Cómo te atreves a mentir a los reyes? ¿No eres cristiano y no te llamas Barssum? ¿Y no has venido a este país para buscar una esclava raptada por ti en otro tiempo? ¡Ah perro! ¡Ah maldito! ¡Ahora mismo vas a confesar la verdad que me acaba de revelar tan claramente la arena adivinatoria!.

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