Ejemplos con acudiréis

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Ocupaban con sus fuerzas todo el Mar Mediterráneo, de manera que estaban cortados e interrumpidos enteramente la navegación y el comercio. Esto fue la que obligó a los Romanos, que se veían turbados en sus acopios y temían una gran carestía, a enviar a Pompeyo a limpiar el mar de piratas. Propuso al efecto Gabinio, uno de los más íntimos amigos de Pompeyo, una ley, por la que se le confería a éste, no el mando de la armada, sino una monarquía y un poder sin límites sobre todos los hombres, pues se le autorizaba para mandar en todo el mar dentro de las columnas de Hércules, y en todo el continente a cuatrocientos estadios del mar, la cual medida dejaba de comprender muy pocos países de la tierra sujeta a los Romanos, y abarcaba por otra parte los de grandes naciones y poderosos reinos. Concedíasele además de esto escoger entre los senadores quince en calidad de legados suyos, para mandar en las provincias, tomar del erario y de los publicanos cuanto dinero quisiese y disponer de doscientas naves, siendo árbitro para firmar las listas de la tropa del ejército, de las tripulaciones, de las naves y de la gente de remo. Leído que fue este proyecto, el pueblo lo admitió con el mayor placer, pero a los más principales y poderosos del Senado, si bien les pareció fuera de envidia un poder tan indefinido e indeterminado, tuviéronlo por muy propio para inspirar recelos, por lo que se opusieron a la ley, a excepción de César, que la sostuvo, no por contemplación a Pompeyo, sino para empezar a ganarse y atraerse el pueblo. Los demás hicieron fuerte resistencia a Pompeyo, y como el uno de los cónsules le dijese que si se proponía imitar a Rómulo no evitaría tener el propio fin de aquél, corrió gran peligro de que la muchedumbre le hiciese pedazos. Presentóse Cátulo en la tribuna, y como el pueblo le miraba con respeto, guardó moderación y compostura, pero cuando después de haber hablado largamente en elogio de Pompeyo les aconsejó que miraran por él y no expusieran a continuas guerras y peligros un hombre tan importante, porque “¿A quién acudiréis- les dijo- si éste llega a faltaros?” “A ti”- exclamaron todos a una voz- Cátulo, pues, viendo que nada había adelantado, calló, y presentándose después Roscio nadie quiso oírle, hacíales, sin embargo, señas con los dedos para que no nombrasen uno solo, sino otro con Pompeyo, pero se dice que, irritado con esto el pueblo, fue tal la gritería que se levantó, que un cuervo que volaba por encima de la plaza se sofocó y cayó sobre aquella muchedumbre, de donde puede inferirse que no es por romperse y cortarse el aire con el gran ruido por lo que no pueden sostenerse las aves que caen, sino por ser heridas como con un golpe con la voz, cuando enviada ésta con ímpetu y violencia causa en el aire fuerte movimiento y agitación.

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