Ejemplos con acostado

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Escudo losanjado, de color púrpura, un castillo de argén abierto surmontado de una fuente de argén y azur y acostado de un roel de azur con un león de argén a la diestra, y de un bezante de oro con un monte florliseado de azur cargado de dos palos ondados de argén a la siniestra.
Mario va a casa de Merlón y descubre a un extraño personaje que dice que viene de un lejano pueblo llamado ciudad escalofrío, cuando Mario va allí descubre que es un pueblo habitado por pingüinos, Mario va a hablar con el alcalde pingûino, con la sorpresa de que lo encuentra acostado en el suelo y sin respiración, cuando llega la mujer del alcalde y el policía del pueblo, la mujer no deja de insistir en decir que Mario fue el asesino y que ella lo vio matar a su marido.
Las hermanas de su madre habían difundido el rumor de que Sémele se había acostado con algún mortal y que Zeus la había fulminado por haberse inventado la historia de que se había acostado con él.
: Aparece al comienzo de la serie acostado en una cama después de tener un sueño de él flotando en el mar.
Un hombre llamado Seth Baxter se despierta en una habitación oscura y acostado en una mesa encadenado.
Charles Bronson aparece en una película, donde está acostado en una cama de hospital y dice: desearía estar muerto.
Conducido a la prisión de Cherche-midi, se le impone a Dreyfus una serie de pruebas grafologicas por parte de du Paty: de pie, acostado, sentado, con la mano izquierda.
Esta noche, en vez de acostarse con Arlene, Alec la emborracha y le dice que ha sentido asco cada vez que se han acostado juntos.
Borcos está situado en un recogido vallejo acostado en el valle del río de San Pedro afluente del río Hormazuela u Ormaza.
Esto ocurrió en el cielo acostado, el primer lugar de las tres piedras.
Si tiene edad suficiente se podría poner una tabla en la pared y cada mañana le entregas una estrella en pegatina para añadir a la tabla si se ha acostado sin problemas o no se ha levantado o gritado durante la noche.
El tamborilero, con su redondo instrumento acostado en una rodilla, golpeaba el parche cadenciosamente, mientras su compañero soplaba en la larga flauta de madera, adornada con tallas de primitiva rudeza hechas a cuchillo.
Sentíase bien, aquello no era nada: un fuerte deseo de seguir acostado, una renuncia de la vida, la voluptuosidad de estar inmóvil, de permanecer allí hasta que llegase la muerte, que no le infundía ahora miedo alguno.
Miró el collar de perlas eternamente acostado en la admirable almohadilla de su pecho, las gruesas esmeraldas de sus orejas, los brillantes que chisporroteaban fríamente en sus manos.
¿Cuándo matarán a esa espía? Si fuese una pobre mujer con hijos, de las que necesitan ganar su pan, ya la habrían fusilado Pero es una cocota elegante y con joyas, tal vez se ha acostado con los ministros.
Vió un cañón acostado, con las ruedas rotas y en alto, entre muchos hombres que parecían dormir, vió soldados que se tendían y doblaban la cabeza sin un grito, sin una contracción, como si los dominase el sueño instantáneamente.
La noche estaba fría, sin estrellas: el viento acostado: la mar en calma.
La noche anterior, Aresti se había acostado tarde.
Después, rompiendo el gentío, aparecieron las cuatro doncellas sosteniendo el blanco y ligero altar sobre el cual iba el pobre , acostado en su ataúd, moviendo la cabeza con ligero vaivén, como si se despidiese de la barraca.
A las once de la noche, el palacio de Villamelón parecía, por extraño caso, la morada de la quietud y del silencio: la señora condesa se había retirado muy temprano a sus habitaciones, a causa de una fuerte jaqueca que le molestaba desde la tarde, el señor marqués habíase acostado también, aquejado de fuertes mareos, y la numerosa servidumbre, libre de toda traba y segura de no ser echada de menos, habíase esparcido acá y allá, por los numerosos centros de diversión que ofrecen en Madrid las noches de Carnaval a las gentes de todas raleas.
Rióse mucho al otro día la condesa de Albornoz al oír contar a su hijo Paquito sus extrañas aventuras de la noche precedente: al verse solo, a oscuras, vestido y acostado en una cama que no era la suya del colegio, comenzó el niño a gritar lleno de angustia, sin que nadie contestase a sus lamentos.
Inclinóse el enano respetuosamente ante el señorito, y con su vocecilla chillona y algún tanto imperiosa, díjole que no podía ver a la señora, por haberse acostado media hora antes con una espantosa jaqueca.
El joven repetía con obstinación su frase, como el que, acostado, masculla sin cesar la misma oración para aturdirse y coger el sueño, y poco a poco, como hipnotizado por la brillantez del paisaje, fue sumiéndose en un limbo de quietud contemplativa.
¿Y quién me asegura que el año que viene, cuando vuelva, no la encontraré en otra disposición? Vamos a ver ¿por qué no había de ser así? Se habrá convencido de que amar a un marido como el que tiene es contrario a la naturaleza, y su Dios, aquel buen Señor que está acostado en la urna de cristal, con su sábana de holanda finísima, aquel mismo Dios, amigo de Estupiñá, le ha de aconsejar que me quiera.
Acostado Maxi, sucedió lo que se temía: que se puso peor, y vuelta a los vómitos y a la desazón espasmódica.
Fortunata, que pocos días antes fue trasladada al dormitorio en que estaba Mauricia, vio que esta se había acostado vestida y descalza.
La casa puesta ya en silencio, el escudero acostado, la otra dueña retirada y dormida, sola la sabedora del negocio estaba en pié y solicitando que su señora la vieja se acostase, afirmando que las nueve que el reloj habia dado eran las diez, muy deseosa de que sus conciertos viniesen a efecto, segun su señora la moza y ella lo tenian ordenado, cuales eran: que sin que la Claudia lo supiese, todo aquello que D.
Hízose así, y dejáronle acostado y solo, porque él así lo quiso, y aun que le cerrasen la puerta.
Ya estaba Sancho bizmado y acostado, y, aunque procuraba dormir, no lo consentía el dolor de sus costillas, y don Quijote, con el dolor de las suyas, tenía los ojos abiertos como liebre.

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