Ejemplos con acariciadora

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La bella y acariciadora amenidad del bosque calma los nervios y el amor auténtico, puro y sin fingimientos, inunda el alma.
La brisa columpiaba las flores, leda y gentil, muy acariciadora, y el caballo andaluz, fino y esbelto, bebía brisa y aromas, dejándoles al pasar la espuma blanca de su aliento.
La voz era dulce y acariciadora, ¡pero aquellos ojos que parecían comerla! ¡aquella cara pálida, semejante a la de los hombres que matan! Quiso decir algo para protestar de sus últimas palabras.
Se desasió de la mano acariciadora, sintióse movida por el prodigioso resorte de los nervios, lo mismo que si viese su vida en peligro, y huyó de Febrer como si fuese un asesino.
Era de ver al paisano en aquel momento agitado, convulso, hablando muy quedo pero con singular vehemencia en la expresión, unas veces imperativa, otras suave, acariciadora, otras terrible y amenazante.
El sintió toda la voluptuosidad de estas afirmaciones, hechas con una voz acariciadora y sumisa, todo el orgullo de este tuteo espontáneo, que equivalía a una primera entrega.
Su voz era, según él, armoniosa y acariciadora.
Se había levantado poco a poco del diván, y al pedir protección a Ferragut iba hacia él con los brazos extendidos, humilde y al mismo tiempo acariciadora, por una voluntad de seducción que predominaba sobre todos sus actos.
Y ante la mirada acariciadora de su tía, que admiraba sus ardorosas palabras, continuó el fuerte discípulo de Deusto:.
Fernanditodecía con voz acariciadora.
Estaba habituado a ver cerca de él unos ojos azules, a oír una voz acariciadora, con inflexiones de pájaro, que le animaba en los momentos difíciles, y no pudo resistir la soledad en tierra extraña después de la muerte de Lucy.
¿Y la chimenea? ¿Y el hogar? ¿Y aquella piedra sacrosanta, fría en el verano y durante las ausencias, caliente y acariciadora en el invierno,—en aquellas noches felices que ven la reunión de todos los hijos en torno de sus padres, pues hay vacaciones en el colegio, y los casados han acudido con sus pequeñuelos, y los ausentes, los hijos pródigos, han vuelto al seno de su familia?—¿Y ese hogar?.
Y al decir esto, una mirada intensa y acariciadora desmentía la sonrisa burlona que serpeaba en sus labios encendidos.
clavándome los ojos negros de acariciadora mirada y.
-¿Qué es eso, hija mía? -preguntó, a la vez que cogía una de las desfallecidas manos a la enferma, que seguía mirándole con el espanto en los ojos, y al ver que nada le respondía, continuó con voz dulce y acariciadora-: Me he enterado por mi hermana de que estás algo malucha, y ahora, al pasar por la esquina, pues voy a casa de Bastián, que tiene a la menor de sus mozas con un calenturón que la está achicharrando, pues me dije yo: «Ya que estamos tan cerca, vamos en un vuelo a ver a Rosalía, y a llevarle este escapulario de la Santísima Virgen de Lourdes, para que durante tres meses la rece tres Avemarías en acción de gracias por haberle devuelto la salud».
¡Qué sorpresa y qué alegría la de éste cuando la viera llegar! Aquello era lo que ambos necesitaban para ponerse buenos, lo que ella necesitaba para sanar era volver a sentir en sus labios los del hombre querido, esto era lo que a ella habíale de devolver la salud, sentir el calor de sus brazos, oír el ritmo de su voz acariciadora.
-Vamos, el que ha esperao lo más, espera lo menos -añadió la señora Pepa, a la vez que, soltando la escoba contra la pared, arreglaba la almohada y el embozo del lecho al paciente, que tornó a sonreír agradecido al sentir que la mano de la pobre mujer pasaba acariciadora por su frente, apartando de ella los encrespados mechones.
Miró José silenicioso a su mujer, y tras pasear su mirada amante y acariciadora por su semblante, donde por divino decreto parecian haberse dado cita los tonos más suaves y aterciopelados con los más frescos y purpurinos, por su pelo ebánico y rizoso, por su pecho arrogante y mórbido, por su talle elástico y cimbrador y por su redonda cadera.
Aquella tarde parecía dispuesto el Requena a pasar las lindes, y deseosa de verlo caer, díjole con voz acariciadora:.
Y si María de los Dolores habíase quedado mirando como tonta al Certero, éste a su vez habíase quedado como tres veces tonto mirando a María de los Dolores, a la cual, tras las palabras de rigor en casos tales, díjole con voz acariciadora:.
-Conque será pa mí su primera visita, ¿verdá? -volvió a preguntarle la muchacha con voz persuasiva y acariciadora, transcurridos que fueron algunos instantes.
respondió con suavidad acariciadora, ya lo creo, que es ésa.
Su naturaleza gastada no fue capaz de una reacción violenta y sus ideas tétricas impidieron que sonriera en su espíritu la acariciadora luz de la esperanza, siempre lejana y siempre brillante, como los astros de primera magnitud.
Este había empezado a notar una extraña metamorfosis en Trini: ya ésta no le recibía con cara adusta, ya no le preguntaba cuándo iba a dar cumplimiento a su promesa, ya no se pasaba las noches esperándole en la ventana, y cuando él preguntábale, respondíale ella con voz dulce y acariciadora:.
¿Qué bicho le habría picao? Siempre que entraba y la sorprendía como estaba en aquellos momentos, apenas velado el arrogante seno por la camisa llena de cintajos de colores vivos, al aire los recios brazos de piel cálida y suelto el cabello sobre las carnosas espaldas, siempre tenía para sus carnes duras y morenas, para su pecho de nodriza de la montaña, para su rostro de facciones duras y agitanadas, un borbotón de deseos en sus ojos garzos y pasionales y una frase acariciadora en los labios voluptuosos.
Ella sonrió satisfecha de aquel triunfo plástico, la sedosa piel del abrigo cayó sobre su espalda desnuda, y sólo quedaron al descubierto sus ojos negros, su nariz correcta, sus labios sensuales y el extremo enguantado de su brazo, que se apoyó en el de Jorge, mientras la Marquesa decía a éste con voz vibrante y acariciadora:.
La juventud no analiza tanto, y los muchachos nos volvíamos locos si el gallardo Morán se dignaba dirigirnos la palabra con su voz de tenor, vibrante y acariciadora.
Y mientras por la atmósfera cálida y sofocante resbalaba la acariciadora y rítmica sinfonía de los ósculos fogosos e interminables, Remigio dentro del hoyo sufría las torturas del infierno.
Y lo mejor del caso era que al salir de la cárcel no había abierto la boca, y únicamente al sumirse de nuevo tras el férreo rastrillo, pensando, sin duda, en los ojos enrojecidos y sin pestañas y en la mano huesosa y acariciadora, murmuraba, abatido, su lamento de los grandes dolores:.
va volviendo, decía la voz acariciadora de Charvet, ya hay.

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