Ejemplos con abrieron

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Se abrieron los grifos del fondo y la tripulación y comandos abandonaron el barco como mejor pudieron, para continuar atacando en tierra, y proteger un puente por el cual deberían retirarse más tarde.
Tenía unos quince años, pocos más o menos, cuando la voz de Spinetta y las disonancias de su guitarra le abrieron, en la mente y el corazón, un horizonte nuevo.
Algunos Cuerpos, como el Batallón de Vélez-Málaga, se abrieron paso a la bayoneta por las calles de Ocaña, los batallones de Burgos y Chinchilla dieron también brillantes cargas.
Aquí se echaron fortalezas sobre los arrebatados ríos, se abrieron minas entre las ondas, los ríos se llevaron sobre las trincheras, luego las trincheras se plantaron sobre los ríos, y como si no bastara sólo el trabajo de atacar Amberes, se extendieron los trabajos del general también a otras partes, y cinco fortísimas y potentísimas ciudades se cercaron a un mismo tiempo, y dentro del círculo de un año al mismo tiempo se tomaron.
Durante la Revolución Francesa numerosos clubs de baile y cabarés abrieron sus puertas aquí.
Con el tiempo, las buenas críticas recibidas por sus primeras maquetas y, sobre todo, por sus numerosos y potentes conciertos a lo largo de todo el país, les abrieron las puertas del mercado discográfico.
La lonja fue cerrada y en el corredor del arco se abrieron a los lados norte y sur dos miradores con amplios ventanales.
Y se abrieron, y se llenaron, en efecto, que para eso, a más de las intimidades de familia, había convidado don Simón a todo el Congreso de diputados, autorizándolos de paso para llevar a sus señoras, los que las tuvieran, o a las personas de su confianza, y en parte alguna del mundo civilizado se desaira una fiesta que, por remate, ofrece ocasión de regodear el estómago de balde.
La bandera de tempestad del Imperio va a pasearse por mares y naciones: el sol iluminará grandes matanzas La vieja Roma, enferma de muerte, apellidó bárbaros a los germanos que le abrieron la fosa.
Las lamentaciones del padre abrieron nuevos horizontes a la malicia del pequeño.
Las portezuelas se abrieron como si fuesen a romperse, paquetes y niños entraron por las ventanas lo mismo que proyectiles.
Crujieron los inflamados tizones, y algunos se abrieron, hendiéndose como la granada madura, saltaron mil chispas, y medio se desmoronó el ígneo edificio bajo el peso de los nuevos materiales.
¡Mar, tus olas no se abrieron para tragarme! ¡Quisiste aquellas vidas y no quisiste la mía!¡Si me tragases, mar, y no arrojases mi cuerpo a ninguna playa!¡Si me sepultases en tu fondo y me guardases para ti! ¡No me quisiste aquella noche, y soy más náufrago que esos cuerpos desnudos que bailan en tus olas! ¡Tengo la pobreza y la desnudez y el frío de un náufrago! ¡No sé adonde ir! ¡Si la muerte tarda, pediré limosna por los caminos! ¡Y el mar, aquella noche, pudo caer sobre mi cuerpo, como la tierra de la sepultura, y no me quiso! ¡Ya soy pobre! ¡Todo lo he dado a los monstruos! ¡Mi alma en otra vida, aquella vida de que huyo, también fué un mar, y tuvo tempestades, y noches negras, y monstruos que habían nacido de mí! ¡Ya no soy más que un mendigo viejo y miserable! ¡Todo lo he repartido entre mis hijos, y mientras ellos se calientan ante el fuego encendido por mí, yo voy por los caminos del mundo, y un día, si tú no me quieres, mar, moriré de frío al pie de un árbol tan viejo como yo! ¡Las encinas que plantó mi mano no me negarán su sombra, como me niegan su amor los monstruos de mi sangre!.
Otra vez se abrieron sus ojos, pero ahora la bruma era más densa.
Su educación clásica y la simpatía que inspiraba su juventud le abrieron cierto camino.
Después ¡a qué decirlo! Me dijiste: te amo , y quise callar, y no pude, y cuando intente matar tu cariño con una palabra desdeñosa, se abrieron mis labios, y dijeron: ¡yo también te amo!.
Diríase que los vientos se apresuran a derramar por los valles el aroma de las flores que se abrieron durante la noche.
La señora de Rubín no se dio cuenta de lo demás Tenía después una idea incierta de que la mano dura del inglés la había cogido por un brazo, apretándoselo tanto que aún le dolía al día siguiente, de que la sacaron del gabinete, de que le abrieron la puerta y de que se vio bajando la escalera.
Pero, ¿dónde me divierto? ¡Ay de mí, desdichada! ¿Qué locura o qué desatino me lleva a contar las ajenas faltas, teniendo tanto que decir de las mías? ¡Ay de mí, otra vez, sin ventura!, que no me rindieron los versos, sino mi simplicidad, no me ablandaron las músicas, sino mi liviandad: mi mucha ignorancia y mi poco advertimiento abrieron el camino y desembarazaron la senda a los pasos de don Clavijo, que éste es el nombre del referido caballero, y así, siendo yo la medianera, él se halló una y muy muchas veces en la estancia de la por mí, y no por él, engañada Antonomasia, debajo del título de verdadero esposo, que, aunque pecadora, no consintiera que sin ser su marido la llegara a la vira de la suela de sus zapatillas.
Apenas acabó don Quijote de decir esta razón, cuando con un gran golpe abrieron las puertas del aposento, y del sobresalto del golpe se le cayó a doña Rodríguez la vela de la mano, y quedó la estancia como boca de lobo, como suele decirse.

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