Ejemplos con abominaciones

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La Mujer Escarlata, también conocida como Babalon, la Madre de las Abominaciones.
Se dice que Ormuz es un Babel por su confusión de lenguas, y por sus abominaciones morales para ponerse a la altura de las ciudades de la Llanura.
Las almas de los niños embrujaron la fortaleza y se convirtieron en abominaciones por el primogénito.
Porque la misma pluma se estremece en nuestras manos y se niega a estampar semejantes abominaciones.
¡Y, entre tanto, no irritemos al cielo con abominaciones!.
Robaron todo el dinero de la administración, toda la plata de los conventos, los vasos sagrados, los cálices, las custodias, las alhajas de las imágenes, penetraron también en los conventos de frailes, muchos de los cuales murieron asesinados, convirtieron en lupanar la iglesia de Fuensanta, y por tres días Córdoba no fue una ciudad, fue un infierno, porque todos los demonios, todas las maldades y abominaciones cayeron sobre ella.
¡Por qué ese empeño de llevarla al siglo, cuando ella quiere dejar sus maldades y abominaciones! La pobrecita no quiere cuentas con nadie más que con su prometido esposo, que es nuestro Señor Jesucristo.
-¡Qué abominaciones salen por esa boca, Dios de Israel!.
Díjole también que cuanto se ha escrito por varones insignes sobre diversos puntos de religión, de política y de historia, forma como un código respetable ante el cual es preciso bajar la cabeza, y concluyó con una repetición burlesca de los disparates y abominaciones que Gloria había dicho, y que evidentemente la conducirían, no poniendo freno en ello, al extravío de la razón, a la herejía y tal vez a la inmoralidad.
y enfangaste en orgías el alma inmortal que yo te di, y arrastrastes a tu ángel guardián por los lupanares y él lloraba tras tuyo, mientras tu bocaza carnicera se llenaba de abominaciones.
Bien dicen las Escrituras: «Y tú, hijo de hombre, no juzgarás tú a la ciudad derramadora de sangre y le mostrarás todas sus abominaciones».
-¿No es una iniquidad que tales abominaciones ocurran y que la responsable sea la mujer de un babuchero?.
¡Ah, si el glorioso Arcángel Sakaki con su comitiva sagrada hubiese previsto con exactitud matemática los resultados fatales de aquella Cola Satánica, de aquel Órgano de las Abominaciones que otrora se le permitió a la humanidad desarrollar con propósitos planetarios definidos! ¡Cuán diferente hubiera sido el porvenir de la pobre humanidad doliente!.
Tengo aquí una caja de cigarrillos que piden ser fumados, y el sofá es muy superior a las habituales abominaciones que suelen encontrarse en los hoteles rurales.
Tiendase la vista por estos veinte últimos años, y se verán escándalos y abominaciones que hacen envidiar por mas puros los dias aciagos para la humanidad, de los Calígulas y Tiberios.
Espantado Lutero de las abominaciones de la Roma pontificia, adonde ha ido sin ánimo aún de rebelión, compara esa baja realidad con la idea sublime que ella invoca y usurpa, siente despertarse dentro de sí la indignación del burlado, la consternación del cómplice sacrílego, y arde desde ese instante en el anhelo de oponer a aquella impura Babilonia la divina Jerusalén de sus sueños.
— Todos los pastores, todos los santurrones del ejército se revolvieron contra mí, yo no hacía ningún caso ni de sus abominaciones ni de sus prédicas.
-Al principio no creí prudente contarte estas abominaciones -añadió Serafinita con el acento de la lealtad más pura-, pero después he decidido que lo sepas para que tengas el gusto inefable de perdonar a esas personas.
En cuanto a Hassán, libre así del hombre que quería hacerle cometer todas las abominaciones, comenzó primeramente por examinar en todas sus partes el tambor mágico en que estaba extendida la piel de gallo.
Los esposos de las comadres, parte por convicción, parte por envidia, pecado de que no libran los católicos, y un mucho por evitar familiares disputas, hacía á las comadres coro en sus abominaciones contra el réprobo, que no pisaba la casa de Dios para oír su misa, ni se arrodillaba para vomitar culpas ante el confesonario del padre Enrique, un viejo simpático y dicharachero, gran jugador de tresillo y golfo.
Correspondíale en verdad a Demetrio respetar a Atena, a lo menos por ser su hermana mayor, según él decía, sin embargo, fueron tales las indecencias y abominaciones con que manchó el alcázar, violentando a jóvenes libres y ciudadanas honestas, que parecía estar aquel lugar sumamente acatado y limpio cuando sólo se divertía con las rameras Crisis, Lamia, Demo y Anticira.
La superstición también con sus terrores y fantasmas se apoderó de la ciudad, y los agoreros dieron parte de que las víctimas les anunciaban abominaciones y profanaciones, que era preciso expiar.
Tiene tanta ternura como él, y sabe a su igual desparramarla con arte, ternura exquisita del alma, que no han visto ni sentido, porque no pueden, a través de las abominaciones de La Terre, los lectores fríos de nacimiento, y si su corazón no es mas grande que el de Zola, ni más brillante su paleta de paisajista, suele aventajarle en la manera de hacer, que se parece a la de Flaubert.
-¿Pero qué?, ¿no teméis manchar la limpieza de vuestra fama, ligándoos con un cuerpo agangrenado con tantas infamias y abominaciones, a quien toda la cristiandad rechaza como a un leproso?.
Pues bueno: no con todo ese cúmulo de abominaciones, sino con algo de él, esmeradamente desinfectado, se le ocurre a un escritor de provincias componer un libro y lanzarle en medio de la Puerta del Sol.
Lloró sobre su grandeza y santidad pasadas, y sus presentes abominaciones: y su tremendos castigos, y su destrucción postrera, que veía surgir inminente en las lontananzas del porvenir.
¡Bah! Yo he visto caer a Coteruco en dos días, y revolcarse en el cieno de todos los vicios, y blasfemar de Dios, y afrentar a su ministro, y dar, como tropel de energúmenos, en todas las sandeces y en todas las abominaciones imaginables, he tenido la evidencia de que este canalla era el principal demonio corruptor, y me he limitado a romper con él y con su hermana toda comunicación: el hecho, aunque infame, no me sorprendía.
Sabe, pues, ¡oh rey! que no sería de mi gusto que una esclava desconocida llegase a ser tu esposa, porque ¿cómo podrías conocer su origen, la nobleza de sus ascendientes, la pureza de su sangre y los principios de su raza? ¿Y cómo podrías conservar intacta la unidad de sangre de sus propios antecesores? ¿No sabes que el hijo que nazca de tal unión sería un bastardo lleno de vicios, embustero, sanguinario y maldito por Alah, a causa de sus abominaciones futuras? Sería como la planta que crece en terreno pantanoso, y que cae podrida antes de llegar a su total crecimiento.
Había vuelto a claudicar, se había dejado arrastrar con todos los demás a la vida fácil, perezosa, del vicio, y había llegado a ver con embeleso a su querida en la casa, a la mesa de su esposa, y había llegado a figurarse legítimas tales abominaciones con aquella filosofía de los semiborrachos de sobremesa, que en otro tiempo le parecían inspiraciones poéticas, moral artística, excepcional, privilegiada.
tiene hoy los ojos en este suceso, los judíos las manos en esta maldad, aun con circunstancias mucho más dolorosas: Vos con ellos tenéis asientos, ellos dan el oro, Vuestros ojos leen sus blasfemias y sacrilegios, Vuestros oídos están atormentados con sus abominaciones.

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