Ejemplos con abatía

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los repetidos llamamientos de los británicos a los japoneses para que se rindieran fueron ignorados: la infantería de marina que rodeaba el perímetro abatía a todo japonés que intentaba escapar, mientras que en el pantanal cientos de soldados murieron por falta de alimentos o de agua potable.
Era la única persona ante la cual se abatía su mal humor.
Ni mostró apego a las ideas políticas que le habían dado tanto nombre, ni dio alas a su espíritu con la unción religiosa, sino que se abatía más y más a cada instante, apareciendo quieto sin estoicismo, humilde su resignación.
En su espíritu había seguramente poderoso anhelo de colocarse a la altura de su situación, sofocando la ruin pusilanimidad que le abatía.
Mi alma llena de tristeza se abatía, incapaz del menor vuelo, y encontrándose inferior a sí misma, hasta parecía perder aquella antigua pena que le producían sus propias faltas, y se adormecía en torpe indiferencia.
Muriel se había expresado con profunda emoción, y Susana, moralmente hundida al peso de aquella proposición, se abatía más a cada frase.
Cada palabra abría en el corazón del pobre prisionero una nueva herida, y le abatía y avergonzaba más.
Acortaba el calesero las riendas del de varas, temeroso de un resbalón, y se abatía de nalgas y se deslizaba que no marchaba de firme.
Enfrascado en sus estudios, aguardó, dolorido y paciente: cada mes que transcurría sin leer su gran discurso -ya formaba un libro- le abatía más el ánimo.
Así que desaparecieron, sintió que su ira, de pronto, se calmaba y se abatía su valor, su resolución de héroe calderoniano.
Y allí dejaba transcurrir entre lágrimas su vida, y allí, extenuada por el dolor, abatía la cabeza aguardando la muerte.
El peso del alma abatía sus miembros, y apenas tuvo aliento para desceñirse el cinturón, soltar sus trenzas y reclinarse en los almohadones de un sofá.
de todas maneras, porque si aquél se encumbraba a coronarse de estrellas, ésta se abatía a.
Los esfuerzos del caballero eran impotentes contra tantos enemigos, su brazo se abatía, y la sangre que corría de sus heridas, agotaba no poco sus fuerzas.
No tardé en escoger, a pesar de mi amor propio, el concepto que más me abatía.
Cada palabra abría en el corazón del pobre prisionero una nueva herida, y le abatía y avergonzaba más.
Pero con tanto padecer no se abatía su ánimo, antes bien, salía de aquellas crisis más vanaglorioso y atrevido.
Su orgullo luego se abatía, un desaliento lo postraba.
Y pasábanse los días, y Paula no se saciaba de bizcochos y agua con azucarillo, y bajaba el color de su cara, y enflaquecía su cuerpo y se abatía su ánimo, engordaba el morrillo de Blas, y subía el color rojo de sus narices, ojos y mejillas, crecía su afición al blanco y a las siestas sobre los colchones, enronquecíasele la voz y se iba haciendo su paso más lento y más inseguro.
No se oía sino el gemido del viento, que daba tormento a los naranjos del jardín, y que penetrando por el cañón de la chimenea, caía sobre la llama a la cual abatía temblorosa, esparciendo ráfagas de vacilante luz por la estancia.

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