Ejemplos con añadidura

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En añadidura, la Tormenta Tropical Danielle inundó la costa noreste de Texas, y la Tormenta Tropical Hermine fue responsable de inundaciones en México.
En añadidura, imágenes satelitaes mostraban que el ciclón subtropical estaba saliendo de la nube.
Éste último, por añadidura, había iniciado en Londres al pequeño Mozart en el arte de la Sonata y de la Sinfonía, durante meses, en su larga estancia en Inglaterra, lo que transformó su comprensión de la música y le daría renombre universal años más tarde.
Por añadidura, el desmedido afán comercial por el éxito que observa el Rock nacional, lleva a inexpertos y seudo empresarios del rock a organizar hasta tres festivales masivos en un mismo día cada fin de semana, lo cual termina por desgastar a las bandas más populares y genera el paulatino desinterés del público, que de a pocos deja de asistir masivamente a los conciertos.
Arturo Marañas, y por añadidura, andaluz y soltero.
De aquí al otoño, que pienso volver, todo seguirá como se encuentra hoy,—dormido, asfixiado, muerto, y enterrado en polvo por añadidura.
Concluyó Santa Cruz la carrera de Derecho, y de añadidura la de Filosofía y Letras.
Era, por añadidura, la época en que la clase media entraba de lleno en el ejercicio de sus funciones, apandando todos los empleos creados por el nuevo sistema político y administrativo, comprando a plazos todas las fincas que habían sido de la Iglesia, constituyéndose en propietaria del suelo y en usufructuaria del presupuesto, absorbiendo en fin los despojos del absolutismo y del clero, y fundando el imperio de la levita.
Ambas luces tenían pantallas verdes, con añadidura de raso del mismo color, al modo de faldones que caían por una sola parte de las dos circunferencias.
Izquierdo se plantó de centinela en la sala, acompañado de una grande de cerveza, y por si la grande no era bastante para pasar la noche, llevó también una chica de añadidura.
Adornaban la elevada campana de la chimenea ristras de chorizos y morcillas, con algún jamón de añadidura, y a un lado y a otro sendos bancos brindaban asiento cómodo para calentarse oyendo hervir el negro , que, pendiente de los llares, ofrecía a los ósculos de la llama su insensible vientre de hierro.
Juan, no es menester moverle con ponerle otro interes delante que el de la honra que ha de ganar en este hecho, la cual desde aquí os la doy, si salimos felizmente deste caso, y por añadidura os ofrezco cuanto tengo, puedo y valgo: la ida quiero que sea mañana, porque hoy pueda prevenir lo necesario para ella.
En tanto que esto sucedió en la posada, andaba el asturiano comprando el asno donde los vendian: y aunque halló muchos, ninguno le satisfizo, puesto que un jitano anduvo muy solícito por encajalle uno que mas caminaba por el azogue que le habia echado en los oidos, que por lijereza suya, pero lo que contentaba con el paso, desagradaba con el cuerpo, que era muy pequeño, y no del grandor y talle que Lope queria, que le buscaba suficiente para llevarle a él por añadidura, ora fuesen vacíos o llenos los cántaros.
Por añadidura del bien de mi libertad hallé la caja perdida, con los recaudos y la cédula: mostrésela al bendito padre que me habia rescatado, y ofrecíle quinientos ducados mas de los de mi rescate para ayuda de su empeño.
—Cese toda cuestion, mis señores, que esta es la bolsa, sin faltarle nada de lo que el alguacil manifiesta, que hoy mi camarada Cortadillo le dió alcance con un pañuelo que al mismo dueño se le quitó por añadidura.
—Basta, dijo Preciosa, que me ha tratado de pobre el poeta, pues cierto que es mas milagro darme a mí un poeta un escudo, que yo recebirle: si con esta añadidura han de venir sus romances, traslade todo el Romancero general, y enviémelos uno a uno, que yo les tentaré el pulso, y si vinieren duros, seré yo blanda en recebillos.
Supe ayer que, olvidado de lo que me debía, se casaba con otra, y que esta mañana iba a desposarse, nueva que me turbó el sentido y acabó la paciencia, y, por no estar mi padre en el lugar, le tuve yo de ponerme en el traje que vees, y apresurando el paso a este caballo, alcancé a don Vicente obra de una legua de aquí, y, sin ponerme a dar quejas ni a oír disculpas, le disparé estas escopetas, y, por añadidura, estas dos pistolas, y, a lo que creo, le debí de encerrar más de dos balas en el cuerpo, abriéndole puertas por donde envuelta en su sangre saliese mi honra.
Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda.
Llegó de tropel la estendida y gruñidora piara, y, sin tener respeto a la autoridad de don Quijote, ni a la de Sancho, pasaron por cima de los dos, deshaciendo las trincheas de Sancho, y derribando no sólo a don Quijote, sino llevando por añadidura a Rocinante.
Diera él, por dar una mano de coces al traidor de Galalón, al ama que tenía, y aun a su sobrina de añadidura.
Con esa añadidura dijo Sancho, bien podéis ser secretario del mismo emperador.
En lo que toca a cómo has de gobernar tu persona y casa, Sancho, lo primero que te encargo es que seas limpio, y que te cortes las uñas, sin dejarlas crecer, como algunos hacen, a quien su ignorancia les ha dado a entender que las uñas largas les hermosean las manos, como si aquel escremento y añadidura que se dejan de cortar fuese uña, siendo antes garras de cernícalo lagartijero: puerco y extraordinario abuso.
Al que has de castigar con obras no trates mal con palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin la añadidura de las malas razones.
Finalmente, yo no le trocaría con otro escudero, aunque me diesen de añadidura una ciudad, y así, estoy en duda si será bien enviarle al gobierno de quien vuestra grandeza le ha hecho merced, aunque veo en él una cierta aptitud para esto de gobernar, que atusándole tantico el entendimiento, se saldría con cualquiera gobierno, como el rey con sus alcabalas, y más, que ya por muchas experiencias sabemos que no es menester ni mucha habilidad ni muchas letras para ser uno gobernador, pues hay por ahí ciento que apenas saber leer, y gobiernan como unos girifaltes, el toque está en que tengan buena intención y deseen acertar en todo, que nunca les faltará quien les aconseje y encamine en lo que han de hacer, como los gobernadores caballeros y no letrados, que sentencian con asesor.
Por Dios dijo Sancho, que vuesa merced me trae por testigo de lo que dice a una gentil persona, puto y gafo, con la añadidura de meón, o meo, o no sé cómo.
Pero dime, prevaricador de las ordenanzas escuderiles de la andante caballería, ¿dónde has visto tú, o leído, que ningún escudero de caballero andante se haya puesto con su señor en tanto más cuánto me habéis de dar cada mes porque os sirva? Éntrate, éntrate, malandrín, follón y vestiglo, que todo lo pareces, éntrate, digo, por el mare magnum de sus historias, y si hallares que algún escudero haya dicho, ni pensado, lo que aquí has dicho, quiero que me le claves en la frente, y, por añadidura, me hagas cuatro mamonas selladas en mi rostro.
He sentido también que me llame invidioso, y que, como a ignorante, me describa qué cosa sea la invidia, que, en realidad de verdad, de dos que hay, yo no conozco sino a la santa, a la noble y bien intencionada, y, siendo esto así, como lo es, no tengo yo de perseguir a ningún sacerdote, y más si tiene por añadidura ser familiar del Santo Oficio, y si él lo dijo por quien parece que lo dijo, engañóse de todo en todo: que del tal adoro el ingenio, admiro las obras y la ocupación continua y virtuosa.
No causó poca risa en los que hallaron los versos referidos el añadidura del Toboso al nombre de Dulcinea, porque imaginaron que debió de imaginar don Quijote que si, en nombrando a Dulcinea, no decía también del Toboso, no se podría entender la copla, y así fue la verdad, como él después confesó.
Fue en fragante, no hubo lugar de tormento, concluyóse la causa, acomodáronme las espaldas con ciento, y por añadidura tres precisos de gurapas, y acabóse la obra.
El lecho, que era un poco endeble y de no firmes fundamentos, no pudiendo sufrir la añadidura del arriero, dio consigo en el suelo, a cuyo gran ruido despertó el ventero, y luego imaginó que debían de ser pendencias de Maritornes, porque, habiéndola llamado a voces, no respondía.

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