Definición de gumía

Acepciones de Gumía

Categoría gramatical: sustantivo femenino
Categorías gramaticales de gumía explicadas

  1. Puñal de hoja ligeramente curva que usan los moros.
  2. Daga de hoja curvada usada por los moros..

Ejemplos con la palabra Gumía

-¡Oh! prosiguió cada vez más enardecido, yo necesito un brazo vengador que me proteja en mi obra de redención, un instrumento que me ayude en esa empresa de reparación y exterminio que proyecto, una espada, un cangiar, una gumía o una cortante jabalina que derriben cuellos a millares, y sobre todo, esa cabeza maldecida por el soplo de Alá.
«Las de Gumía habían muerto en la Habana, donde era el año cuarenta y seis magistrado el marido de la mayor, en el piso segundo de la casa grande de Gumía habitaba el secretario del Gobierno civil, que se llamaba Escandón, era gallego, muy buen poeta, y se había suicidado en Zamora años después, porque siendo tesorero se le había hecho responsable de un desfalco debido al contador.
Por lo pronto, su pluma, avezada a pintar a la luz del fausto palatino, no hubiera sabido moverse en la relativa estrechez de aquella estancia, casi cubiertas sus paredes, vestidas de modesto papel verde, por grandes y sencillos armarios abarrotados de libros útiles, algunos cuadros de buenas firmas, un diploma de Licenciado en Derecho, una gumía y un fez, con auténtica, la vera efigies de un amigo, por misericordia de Dios vivo aún, grabada en acero, y la de otro, muerto ya, fotografiada, un reló junto al grabado, un barómetro junto al diploma, y un espejo sobre la chimenea, el suelo tapizado de moqueta, en el centro de él una mesa de «señor jurisconsulto,» sobre la mesa una lámpara colgada del techo, y en los huecos de los balcones, jaulas con canarios, que a lo mejor salían reclamándose.
Una tarde que Emma le arrojó de su alcoba por haber confundido los ingredientes de una cataplasma -¡caso raro!-, Bonifacio entró en la tienda de paños más predispuesto que nunca a la voluptuosidad de los recuerdos. Don Críspulo estaba en su asiento privilegiado. La viuda hacía calceta enfrente del relator. Ambos callaban. Los demás ex románticos, entre toses y largos intervalos de silencio que parecían parte del ceremonial de un rito misterioso, soñoliento, hablaban en la semioscuridad gris, fuera del mostrador, y repasaban sus comunes recuerdos. ¿Quién vivía en aquella plaza que tenían delante, el año cuarenta? El habilitado del clero, allí presente, hombre de prodigiosa memoria, recordaba uno por uno los inquilinos de todos aquellos edificios tristes y sucios, grandes caserones de dos pisos. «Las de Gumía habían muerto en la Habana, donde era el año cuarenta y seis magistrado el marido de la mayor, en el piso segundo de la casa grande de Gumía habitaba el secretario del Gobierno civil, que se llamaba Escandón, era gallego, muy buen poeta, y se había suicidado en Zamora años después, porque siendo tesorero se le había hecho responsable de un desfalco debido al contador. En el número cinco vivían los de Castrillo, cinco hermanos y cinco hermanas, que tenían tertulia y comedias caseras, la casa de Castrillo era uno de los focos del romanticismo del pueblo, allí se escribía el periódico anónimo y clandestino, que después se metía por debajo de las puertas. Perico Castrillo había sido un talentazo, sólo que entre las mujeres y la bebida le perdieron, y murió loco en el hospital de Valladolid. Antonio Castrillo había sido el mejor jugador de tresillo de la provincia, después se había ido a jugar a Madrid, y allí se agenció de modo, siempre jugando al tresillo, que se hizo un nombre en la política y fue subsecretario en tiempo de Istúriz. Pero este y los demás Castrillos habían muerto tísicos. En cuanto a ellas, se habían dispersado, mal casadas tres, monja una y perdida la otra por un seductor del provincial de Logroño, el capitán Suero».
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Errores ortográficos comunes para gumía

Palabras que derivan de gumía


Gumías

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