Definición de desando

Acepciones de Desando como conjugación de desandar

Categoría gramatical: verbo transitivo, 1ª persona singular del presente de indicativo de desandar
Categorías gramaticales y tiempos verbales de desando explicados

  1. Retrocederechoen el camino, y p. ext., en cualquier tarea o actividad.
  2. Volver a recorrer una distancia cubierta anteriormente en sentido contrario..

Ejemplos con la palabra Desando

Su indisposición con Mario tomó nuevas fuerzas de la ocasión que dio para ello Boco con haberse propuesto hacer un obsequio al pueblo romano y juntamente manifestar su gratitud a Sila, pues con este objeto consagró en el Capitolio ciertas imágenes con diferentes trofeos, y entre ellas un Yugurta de oro en actitud de ser entregado por él a Sila. Irritóse con esto sobremanera Mario, y concibió el designio de acabar con la ofrenda, de parte de Sila había muchos dispuestos a oponérsele, y faltaba muy poco para que la ciudad entera ardiese, cuando por entonces la guerra social, que mucho tiempo antes humeaba, vino a levantar llama y contuvo la sedición. En esta guerra larga, sumamente varia, y que trajo a los Romanos muchos males y gravísimos peligros, Mario, no habiendo podido ejecutar ningún hecho se- ñalado, dio una clara prueba de que la virtud guerrera pide robustez y fuerzas corporales, cuando Sila, ejecutando muchos hechos insignes y dignos de memoria, se acreditó de gran general entre los propios, de más grande todavía entre los aliados, y de muy afortunado entre los enemigos. Y no se condujo en esta parte como Timoteo, hijo de Conón, que, como sus enemigos atribuyesen a la fortuna todos sus triunfos, y le hubiesen pintado en sus cuadros durmiendo, mientras la fortuna cogía las ciudades con una red, disgustado e irritado contra los que así le trataban, por cuanto le privaban de la gloria debida a sus hazañas, dijo al pueblo, en ocasión de venir de una expedición dirigida con acierto: “Pues en esta expedición ¡oh Atenienses! no ha tenido ninguna parte la fortuna”. Y después de haber usado de este lenguaje arrogante, parece que un mal genio se propuso burlarse de él, pues nada de provecho pudo hacer ya en adelante, sino que, desgraciado en sus empresas, y despojado del favor del pueblo, por fin salió desterrado de la ciudad. Mas Sila no sólo sacó constantemente partido de aquella felicidad suya y de la confianza en ella, sino que en alguna manera aumentó y como divinizó sus hechos y sus sucesos con atribuirlos a la fortuna: bien fuera por ostentación, o bien por ser éste su modo de pensar acerca de las cosas divinas, puesto que él mismo escribe en sus Comentarios que aun las empresas acometidas, al parecer temeraria e inoportunamente, solían salirle mejor que las más detenidamente meditadas, y con decir de sí mismo que le parecía haber sido más bien formado por la naturaleza para las cosas de fortuna que para las de la guerra, se ve claro que más valor daba a la fortuna que a la virtud. En general, parece que todo él se tenía por obra de la fortuna, cuando le atribuye hasta la concordia en que vivió con Metelo, varón igual a él en honores, y su suegro, pues cuando creía que siendo un hombre de tanta autoridad le daría mucho en que entender, le halló sumamente apacible en la comunión de mando. Mas a Luculo, en sus Comentarios que le dedicó, le exhorta a que nada tenga por tan cierto y seguro como lo que por la noche le prescriba su genio. Enviado con ejército a la guerra social, refiere que se abrió una gran sima cerca de Laverna, de la cual salió mucho fuego y una llama muy resplandeciente, que subió hasta el cielo, y que acerca de ello habían dicho los agoreros que un insigne varón, de bella y excelente figura, haría cesar aquellas grandes agitaciones, y éste da por supuesto no ser otro que él: pues en cuanto a figura, la suya tenía por peculiar el tener el cabello de color de oro, y en cuanto a valor, no se avergonzaba de atribuírselo, después de haber ejecutado tantas y tan ilustres hazañas. Esto en punto a su felicidad, tenida por divina, en sus costumbres, por lo demás, podía ser reputado por inconsecuente y como diverso de sí mismo: arrebataba muchas cosas y regalaba muchas más, honraba con exceso, deshonraba y afrentaba de la misma manera, agasajaba a los que había menester y dejábase obsequiar de los que le pedían, de manera que podía quedar en duda qué era lo que por naturaleza sobresalía en él: si la soberbia o la bajeza. De su inconsecuencia en los castigos, alborotando, el mundo por cualquiera leve motivo, y pasando blandamente por las mayores maldades, aplacándose benignamente en cosas que parecían insufribles y propasándose a muertes y publicacio- nes de bienes por faltas ligeras y sin importancia, la razón que puede darse es que, siendo por índole iracundo y pronto a castigar. sabía ceder de aquella dureza cuando consideraba que le convenía. En esta misma guerra social, habiendo hecho sus soldados perecer a palos y a pedradas a un oficial general que servía de legado, llamado Albino, dejó pasar sin castigo tan atroz delito, y aun en tono de quien aprueba les dijo que con eso se portarían más denodadamente en la guerra, para desvanecer aquella falta con su valor. Si de esto se le reprendía, no se le daba nada, y antes, cuando ya había concebido la idea de acabar con Mario, y cuando se veía que la guerra social iba prontamente a terminarse, para ser nombrado general contra Mitridates, aduló y lisonjeó al ejército que mandaba, y, trasladándose a Roma, fue nombrado cónsul con Quinto Pompeyo, a la edad de cincuenta años. Entonces contrajo un enlace ilustre, casando con Cecilia, hija de Metelo, pontífice máximo, sobre lo que el vulgo le compuso muchos cantares, y los principales tuvieron mucho que hablar, no juzgando digno de tal mujer al que juzgaban digno de ser cónsul, como observa Tito Livio. Ni estuvo casado con esta sola, sino que siendo joven casó con Ilia, de quien tuvo una hija, después de ésta, con Elia, y en terceras nupcias con Clelia, a la que repudió por estéril, tratándola con honor y el mayor miramiento y haciéndole presentes, mas como de allí a pocos días se hubiese enlazado con Metela, se formó concepto de que no era cierto el defecto imputado a Clelia. Tuvo siempre a Metela en grande estimación, tanto que, desando el pueblo romano la restitución de los que por causa de Mario habían sido desterrados, como Sila lo negase, interpuso la mediación y el nombre de Metela. Cuando tomó la ciudad de Atenas, trató con dureza a los Atenienses, porque, a lo que se dice, insultaron con burla y sarcasmos a Metela desde la muralla pero de esto se hablará más adelante.
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Errores ortográficos comunes para desando

Palabras más comunes que riman con desando


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Palabras que riman con desando


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