Definición de degradándola

Acepciones de Degradándola como conjugación de degradar

Categoría gramatical: verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de degradar
Categorías gramaticales y tiempos verbales de degradándola explicados

  1. Privar o rebajar a una persona de un cargo, dignidad, honor, etc., especialmente en el ejército.
  2. Reducir o desgastar las fuerzas o cualidades de personas o cosas
  3. Volver a una persona moralmente inferior.
  4. Bajar de nivel, en rango, oficio, etc.
  5. Hacer que una persona pierda su dignidad, honor, empleo o privilegio. humillar, envilecer. quitar o rebajar a alguien su dignidad, honor, empleo o privilegio
  6. Hacer indigna a una persona..

Ejemplos con la palabra Degradándola

asociación positiva de los valores individuales y sociales o monotonía: si un individuo modifica su orden de preferencia al promover una cierta opción, el orden de preferencia de la sociedad debe responder promoviendo esa misma opción o, a lo sumo, sin cambiarla, pero nunca degradándola.
Nombrado pretor Catón para el año siguiente, no pareció haber añadido a esta magistratura, con desempeñarla bien, tanta majestad y grandeza como la rebajó, degradándola en cierta manera, con presentarse en el tribunal muchas veces descalzo y sin túnica, y juzgando esta manera las causas capitales de varones esclarecidos, y aun algunos dicen que después de la comida, y de haber bebido en ella, despachaba y daba audiencia: pero esto no es cierto. Corrompido el pueblo con los sobornos por aquellos que codiciaban las magistraturas, en términos que muchos miraban el recibir dádivas como un ejercicio usual, quiso cortar esta enfermedad de la república, y para ello persuadió al Senado que se diera un decreto en el que se previniese que los nombrados a las magistraturas, aunque nadie los acusase, ellos mismos se presentaran en el tribunal a responder bajo juramento de la pureza de su elección. Produjo este establecimiento gran desazón en los que pretendían las magistraturas, y mayor todavía en la multitud corrompida y comprada, así, luego que por la mañana se presentó Catón en el tribunal, acudieron en gran número, y empezaron a gritar, a decirle improperios y a tirarle piedras, de manera que huyeron todos del tribunal, y él mismo, atropellado y arrastrado por la muchedumbre, con dificultad pudo ocupar la tribuna. Allí puesto en pie, con lo fiero y terrible de su aspecto, calmó inmediatamente el tumulto y apaciguó la gritería, y habiendo dicho lo que al caso cuadraba, se le oyó en silencio y del todo se desvaneció el alboroto. Como el Senado con este motivo le alabase, “Pues yo- respondió- no os alabo a vosotros, que estando en peligro el pretor lo habéis abandonado, y no lo habéis defendido.” En esto, la situación de cada uno de los que pedían las magistraturas era sumamente perpleja y dudosa, pues temían sobornar, y que, por ejecutarlo los otros contrincantes, no salieran con su pretensión. Juntáronse, pues, y les pareció lo mejor que, depositando cada uno ciento veinticinco mil dracmas, pidieran todos la magistratura por los medios honestos y justos, y aquel que delinquiera y usara de soborno perdiera su dinero. Convenidos en esto, nombran depositario, árbitro y testigo a Catón, y llevando el dinero, se lo presentan, mas al fin otorgan una escritura a su favor, porque quería más bien admitir fianzas que encargarse de aquellas sumas. Cuando vino el día de la elección se puso Catón al lado del tribuno que la presidía, y atendiendo a la votación descubrió que uno de los del depósito se había valido de malos medios, y mandó que su depósito se adjudicara a los otros, pero ellos, celebrando y admirando su rectitud, condonaron la multa, teniendo por bastante satisfacción del agravio la que habían recibido. Mas Catón, con esto, mortificó a los demás ciudadanos principales, y se atrajo grande envidia, como que se arrogaba las facultades del Senado, del tribunal y de los magistrados, y es que la fama y opinión de justo expone más a la envidia que la de ninguna otra virtud, a causa de que da poder y confianza para con la muchedumbre, pues no sólo le honran como a los esforzados y le admiran como a los prudentes, sino que a los justos los aman, a ellos se entregan, y en ellos confían, y de aquellos a los unos les temen y de los otros se recelan. Fuera de esto, el mérito de aquellos creen que es más de constitución física que de la voluntad, graduando la prudencia de prontitud de ingenio y la fortaleza de robustez del ánimo, y no necesitándose más para ser justo que querer serlo, se avergüenzan los hombres de la injusticia, como de un vicio que no admite disculpa.
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Errores ortográficos comunes para degradándola

Palabras más comunes que riman con degradándola


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