Definición de armándolo

Acepciones de Armándolo como conjugación de armar

Categoría gramatical: verbo transitivo, verbo pronominal, verbo intransitivo, gerundio de armar
Categorías gramaticales y tiempos verbales de armándolo explicados

  1. Proveer con armas a grupos de personas tales como ejércitos, hordas, bandas, etc.
  2. Darle una o varias armas a una persona.
  3. Hablando de países, tribus o grupos sociales, aprestarse a una guerra o enfrentamiento armado.
  4. Dicho de un arma, ponerla en condiciones de ser usada.
  5. Juntar las piezas que vienen separadas de un mueble, aparato, juguete, rompecabezas, etc. dándole al objeto su forma funcional o lógica.
  6. Crear o fundar algo sobre otra cosa.
  7. En náutica. disponer todo lo necesario para una embarcación, dejarla en condiciones de navegar.
  8. Hacerse o crearse algo, sea de forma natural o sea obra de personas.
  9. En jardinería, podar y dejarle guías a los árboles para que tomen cierta forma.
  10. Instalarle la armazón a algo para sostenerlo.
  11. Poner un metal precioso sobre otro de inferior calidad.
  12. Originar una situación enojosa como jaleos, escándalos, disputas, etc.
  13. Hacer un cigarrillo usando papel de fumar y tabaco.
  14. Darle a una persona las ropas, aperos y herramientas para viajar, trabajar o realizar alguna otra actividad.
  15. Suplir de armas.
  16. Unir los componentes de un producto para obtener el producto terminado o un subgrupo suyo.
  17. Proporcionar armas a una persona. poner los pasamaneros hilos de oro o de plata sobre otro metal. dar o suministrar armas a alguien
  18. Producir jaleo, lío, ruido. en la poda, dejar los árboles con unas guías determinadas. dar a alguien lo necesario para cumplir un objetivo
  19. Poner el proyectil de un arma de lanzar. yacer el mineral entre las rocas.
  20. Fundar o sentar una cosa sobre otra. (amér central) plantarse las caballerías.

Ejemplos con la palabra Armándolo

Ya no queríamos más informes, ni por el momento nos hacían falta. En el portal hubimos de abrirnos paso por entre un pelotón de máscaras inmundas, que asaltaban el puesto de aguardiente. Salimos pisando fango, andrajos caídos de aquellos cuerpos miserables, cáscaras de naranja y pedazos de careta, y volvimos paso a paso al Madrid alto, a nuestro Madrid, que otro pueblo de mejor fuste nos parecía, a pesar de la grosera necedad del Carnaval moderno y de las enfadosas comparsas de pedigüeños que por todas las calles encontrábamos. No hay para qué decir que todo el resto del día lo pasamos comentando al singularísimo y aún no bien comprendido personaje, con lo cual indirectamente demostrábamos la importancia que en nuestra mente tenía. Corrió el tiempo, y tanto el reportero como yo, solicitados de otros asuntos, fuimos dando al olvido al clérigo árabe, aunque de vez en cuando le traíamos a nuestras conversaciones. De la indiferencia desdeñosa con que mi amigo hablaba de él colegí que poca o ninguna huella había dejado en su pensamiento. A mí me pasaba lo contrario, y días tuve de no pensar más que en Nazarín, y de deshacerlo y volverlo a formar en mi mente, pieza por pieza, como niño que desarma un juguete mecánico para entretenerse armándolo de nuevo. ¿Concluí por construir un Nazarín de nueva planta con materiales extraídos de mis propias ideas, o llegué a posesionarme intelectualmente del verdadero y real personaje? No puedo contestar de un modo categórico. Lo que a renglón seguido se cuenta, ¿es verídica historia o una invención de esas que por la doble virtud del arte expeditivo de quien las escribe, y la credulidad de quien las lee, resultan como una ilusión de la realidad? Y oigo, además, otras preguntas: ¿Quién demonios ha escrito lo que sigue? ¿Ha sido usted, o el reportero, o la tía Chanfaina, o el gitano viejo?... Nada puedo contestar, porque yo mismo me vería muy confuso si tratara de determinar quién ha escrito lo que escribo. No respondo del procedimiento, sí respondo de la exactitud de los hechos. El narrador se oculta. La narración, nutrida de sentimiento de las cosas y de histórica verdad, se manifiesta en sí misma clara, precisa, sincera.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra armándolo

Errores ortográficos comunes para armándolo

Palabras más comunes que riman con armándolo


Solo, Solo, Polo, Manolo, Protocolo, Protocolo, Colo, Colo, Apolo, Apolo, Cholo, Bolo, Bolo, Bolo, Bolo, Lolo, Dolo, Rolo, Rolo, Waterpolo, Cabriolo, Pololo, Controlo, Vitriolo, Eolo, Tortolo, Pocholo, Dipolo, Chingolo, Violo, Pipiolo, Colocolo, Carolo, Carambolo, Chirimbolo, Agolo, Chibolo, Absidiolo, Bronquiolo, Molo, Molo, Obolo, Cocobolo, Virolo, Descontrolo, Enrolo, Acerolo, Asolo, Engolo, Españolo, Folo, Mabolo, Xolo, Bololo, Chipolo, Desarbolo, Etolo, Lubolo, Mauseolo, Nacascolo, Rocolo, Sapayolo, Acotolo, Encolo, Interpolo, Abriolo, Piolo, Crisolo, Escarolo, Arrebolo, Enherbolo, Esfolo, Desarbolo, Inmolo, Alcoholo, Empistolo, Desgargolo, Entolo, Arbolo, Tremolo, Enchibolo, Descolo, Autocontrolo, Despenolo, Charolo, Enfistolo, Acharolo, Redolo, Anzolo, Amapolo, Estozolo, Engargolo, Apiolo, Desenviolo, Desbolo, Acholo, Enarbolo, Engayolo, Afrijolo, Empiolo,

Palabras que riman con armándolo


© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba