¿Cómo se escribe luquéz?

En español diversas letras comparten el mismo sonido, esto da lugar a infinidad de dudas ortográficas, en muchos casos estas dudas se pueden resolver aplicando las reglas generales de ortografía. Por esa razón, si dudas de cómo se escribe una palabra, introdúcela en nuestro corrector y te la corregimos mostrándote la regla que deberás aplicar para poderla escribir correctamente.

    Los errores ortográficos más comunes son:

  • Errores de acentuación de las palabras, sobre todo en caso de que la sílaba tónica forme parte de un hiato o un diptongo.
  • Empleo de las letras j y g porque dependiendo de la palabra la letra g ha de pronunciarse con el fonema /j/.
  • Empleo de las letras c,z y el dígrafo "qu" para los fonemas /z/ /k/ y /s/, el fenómeno del seseo y del ceceo.
  • Empleo de la letra h que al ser muda, es decir, no tiene un sonido asociado, da lugar a errores.
  • Empleo de r o rr. Ya que en ocasiones la letra r se corresponde al fonema que el dígrafo rr.
  • Empleo de las letras y, ll para los fonemas /y/ y /ll/ y el fenómeno del yeísmo.
  • Empleo de las letras b,v dos letras distintas que comparten el mismo fonema /b/.
  • Empleo de la letra x para representar el fonema /s/ o /k+s/.

La palabra luquéz se escribe con S

La manera correcta de escribirla es LUQUÉS. Puedes ver la definición de luqués aquí

En algunas partes de España y de América se produce el fenómeno del seseo que consiste en pronunciar con el mismo fonema /s/ la letra z y la letra c delante de las vocales "e,i". En estos lugares es fácil que se produzcan equivocaciones y es necesario recurrir al diccionario para solucionarlas.

Hay palabras que pueden escribirse tanto con "s" como con "c o z" sin cambio de significado, las más representativas son: bisnieto/biznieto, bizcocho/biscocho, mezcolanza/mescolanza, pretencioso/pretencioso, verduzco/verdusco

Ejemplos con la palabra Luqués

Envió, pues, a uno sin noticia del soldado para que trajese aquella mujer, la que ocultó en su tienda, y haciendo venir sólo al Luqués: “No creas- le dijose me oculta que, contra los usos y leyes de la disciplina romana, has pernoctado muchas veces fuera del campamento, pero tampoco se me oculta que antes habías sido excelente soldado, que lo mal hecho hasta aquí quede compensado con tus valerosas hazañas, mas para en adelante ya tengo yo a quien encomendar tu guarda”.
En cuanto a las defecciones de las ciudades y la deserción de los aliados, era Fabio de opinión que debían contenerse y excitarse en éstos el pudor, hablándoles suave y mansamente, sin descubrirles todo lo que se sabe y sin manifestarse del todo incomodado con los que se hacen sospechosos. Así se dice que habiendo entendido que un Marso, buen militar, y en linaje y valor muy principal entre los aliados, había movido con algunos pláticas de defección, no se irritó con él, sino que, reconociendo que injustamente había sido olvidado: “Ahora- le dijo-, la culpa ha sido de los jefes que distribuye en los premios por favor más que por consideración al mérito, pero, en adelante, cúlpate a ti mismo si no vinieses a mí y me dijeses lo que echas menos”, y, dicho esto, le regaló un caballo hecho a la guerra y le remuneró con otros premios, con lo que desde entonces lo tuvo muy adicto y muy apasionado. Porque le parecía cosa terrible que los aficionados a caballos y perros borren lo que hay de áspero e indócil en estos animales, más bien con el cuidado, la suavidad y el alimento, que no con latigazos y ataduras, y que el hombre que tiene mando no ponga lo principal de su esmero en la afabilidad y la mansedumbre, portándose todavía con más dureza y violencia que los labradores, los cuales, a los cabrahigos, los peruétanos y los acebuches, los ablandan y suavizan injertándolos en olivos, en perales y en higueras. Refiriéronle asimismo los Centuriones que un Luqués se marchaba del campamento y abandonaba a menudo su puesto, preguntóles qué era lo que en lo demás sabían de su porte, y como todos a una le asegurasen que con dificultad se encontraría otro tan buen soldado como él, y al mismo tiempo le indicasen aquellas proezas y hazañas suyas más señaladas, se puso a inquirir la causa de aquella falta. Informósele que, enredado aquel soldado en el amor de una mozuela, con gran peligro y haciendo largos viajes se iba cada día a verla desde el campo. Envió, pues, a uno sin noticia del soldado para que trajese aquella mujer, la que ocultó en su tienda, y haciendo venir sólo al Luqués: “No creas- le dijose me oculta que, contra los usos y leyes de la disciplina romana, has pernoctado muchas veces fuera del campamento, pero tampoco se me oculta que antes habías sido excelente soldado, que lo mal hecho hasta aquí quede compensado con tus valerosas hazañas, mas para en adelante ya tengo yo a quien encomendar tu guarda”. Maravillóse a esto el soldado, y haciendo salir entonces a la mujer: “Ésta- le dijo- me es fiadora de que ahora te estarás quieto en el ejército con nosotros, y tú con tus obras me harás ver si faltabas por algún otro mal motivo, y que el amor y ésta no eran más que un pretexto aparente”. Así se cuentan estos sucesos.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra luqués

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba