¿Cómo se escribe laceló?

En español diversas letras comparten el mismo sonido, esto da lugar a infinidad de dudas ortográficas, en muchos casos estas dudas se pueden resolver aplicando las reglas generales de ortografía. Por esa razón, si dudas de cómo se escribe una palabra, introdúcela en nuestro corrector y te la corregimos mostrándote la regla que deberás aplicar para poderla escribir correctamente.

    Los errores ortográficos más comunes son:

  • Errores de acentuación de las palabras, sobre todo en caso de que la sílaba tónica forme parte de un hiato o un diptongo.
  • Empleo de las letras j y g porque dependiendo de la palabra la letra g ha de pronunciarse con el fonema /j/.
  • Empleo de las letras c,z y el dígrafo "qu" para los fonemas /z/ /k/ y /s/, el fenómeno del seseo y del ceceo.
  • Empleo de la letra h que al ser muda, es decir, no tiene un sonido asociado, da lugar a errores.
  • Empleo de r o rr. Ya que en ocasiones la letra r se corresponde al fonema que el dígrafo rr.
  • Empleo de las letras y, ll para los fonemas /y/ y /ll/ y el fenómeno del yeísmo.
  • Empleo de las letras b,v dos letras distintas que comparten el mismo fonema /b/.
  • Empleo de la letra x para representar el fonema /s/ o /k+s/.

La palabra laceló se escribe con R

La manera correcta de escribirla es LACERÓ. Puedes ver la definición de laceró aquí

Las posibles dudas a la hora de escribir una R o una L, vienen dadas porque tanto la letra erre como la letra ele son líquidas, esto es, no hay oclusión del aire, sino que se articulan con el tracto abierto y los posibles obstáculos no impiden la salida del aire.

En algunas regiones hispanohablantes, ambos fonemas se pronuncian de la misma manera, a este echo se le conoce como lambdacismo y normalmente se da en las erres al final de palabra, de esta manera palabras como amor se pronuncian como amol, o dolor como dolol.

Ejemplos con la palabra Laceró

La voz de la campana grande hace referencia a una coyuntura histórica que laceró la vida de Torrebarrio.
CAPÍTULO LXIV. Nos admiramos nosotros y al par lo creímos y besando la mesa rogamos a las Nocturnas que con los suyos se tengan mientras volvemos de la cena. Y, en verdad, ya lucernas a mí más numerosas me parecía que ardían, y todo el triclinio haberse mutado, cuando Trimalquión: A ti te digo, dijo, Plócamo, ¿nada narras?, ¿nada nos deleitas? También solías mas suave ser, canturrear bien los recitativos, añadir un canto. Huy, huy, te nos has ido, duce higo de Caria. Ya, dijo él, las cuadrigas mías dejaron de correr, desde que gotoso me hice. Por lo demás, cuando era jovenzuelo, cantando casi tísico me hice. ¿Qué de mi baile? ¿Qué de mis recitativos? ¿Qué de mi barbería? ¿Cuándo par tuve sino solo Apeles? Y poniéndose en la boca la mano no sé que tétrica cosa silbó que después griego afirmó que era. También Trimalquión mismo, unos trompetistas imitando, a las delicias suyas se volvió, al cual llamaba Creso. Mas el chico, legañoso, de sucísimos dientes, una perrita negra e indecentemente gorda en una verde envolvía cinta, y un pan de medio as ponía sobre el lecho, y, aunque con náuseas ella rehusaba, la cebaba. Por esta diligencia movido Trimalquión a su Escílax mandó traer, La defensa de su casa y su servidumbre. Y sin demora, de ingente hechura, traído fue un perro, con una cadena atado, y,como el talón del portero le aconsejó que se tumbara, ante la mesa se puso. Entonces Trimalquión, echándole un blanco pan: Nadie, dice, en la casa mía más me ama. Indignado el chico porque a Escílax tan efusivamente alabara, la perrita en la tierra depositó y la exhortó a que a la rija se aprestara. Escílax, el canino ingenio por supuesto usando, con un tetriquísimo ladrido el triclinio llenó y la Perla de Creso casi laceró. Y no dentro de la rija el tumulto quedó, sino que un candelabro también sobre la mesa volcado no solo los vasos todos cristalinos desmenuzó sino que de óleo hiviente a algunos convidados asperjó. Trimalquión, para no parecer por la pérdida conmovido, besó al chico y le ordenó sobre el dorso ascender suyo. Sin demora él le usó de caballo, y a mano llena las escápulas de él una y otra vez golpeaba, y entre risas proclamaba: Boca, boca, ¿cuántos hay aquí? Calmado, pues, por algún tiempo Trimalquión, una gamella grande ordenó que se mezclara y que bebidas se dividieran para todos los siervos que a los pies se sentaban, añadiendo una excepción: Si alguien, dijo, no quisiera coger, la cabeza le riegas. Por el día, las cosas severas, ahora las alegres.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra laceró

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