¿Cómo se escribe hideos?

En español diversas letras comparten el mismo sonido, esto da lugar a infinidad de dudas ortográficas, en muchos casos estas dudas se pueden resolver aplicando las reglas generales de ortografía. Por esa razón, si dudas de cómo se escribe una palabra, introdúcela en nuestro corrector y te la corregimos mostrándote la regla que deberás aplicar para poderla escribir correctamente.

    Los errores ortográficos más comunes son:

  • Errores de acentuación de las palabras, sobre todo en caso de que la sílaba tónica forme parte de un hiato o un diptongo.
  • Empleo de las letras j y g porque dependiendo de la palabra la letra g ha de pronunciarse con el fonema /j/.
  • Empleo de las letras c,z y el dígrafo "qu" para los fonemas /z/ /k/ y /s/, el fenómeno del seseo y del ceceo.
  • Empleo de la letra h que al ser muda, es decir, no tiene un sonido asociado, da lugar a errores.
  • Empleo de r o rr. Ya que en ocasiones la letra r se corresponde al fonema que el dígrafo rr.
  • Empleo de las letras y, ll para los fonemas /y/ y /ll/ y el fenómeno del yeísmo.
  • Empleo de las letras b,v dos letras distintas que comparten el mismo fonema /b/.
  • Empleo de la letra x para representar el fonema /s/ o /k+s/.

A la palabra hideos le sobra una H

La palabra hideos no existe en Español

La palabra hideos contiene una hache que no le corresponde. La manera correcta de escribirla es IDEOS

Es fácil caer en el error de omitir la letra h, ya que en la mayoría de los casos no se pronuncia, es decir, es muda. No obstante, aunque es poco frecuente, en algunos préstamos lingüísticos la h se pronuncia con un sonido similar al de la /j/, lo llamamos "h aspirada", por ejemplo en las palabras: hándicap, hámster, hachís... y también en los nombres propios como Hawái.

Puedes ver la definición de ideos aquí

Ejemplos con la palabra Ideos

Con estas disposiciones religiosas quedó la ciudad tan manejable y tan embobaba con el poder de Numa, que les hacía dar asenso a las cosas más absurdas y que tenían visiblemente el aire de fábulas, no pensando que pudiera haber nada de increíble en lo que proponía. Cuéntase, pues, que convidando una vez a su mesa a muchos ciudadanos, les puso un ajuar pobre y una comida vulgar y de poco valor, y que apenas empezaron a comer les anunció que la Diosa venía a visitarle, y repentinamente apareció la casa llena de los vasos más preciosos, y las mesas cargadas de toda especie de manjares y de la vajilla más delicada. Pero lo más necio y absurdo de todo es lo que se refiere de su coloquio con Júpiter, porque se cuenta que al monte Aventino, que no era entonces todavía parte de la ciudad, ni estaba habitado, sino que tenía fuentes graciosas y bosques sombríos, concurrían dos Genios o Semidioses, Pico y Fauno. Éstos en las demás cosas parecía que eran de la raza de los Sátiros y Panes, pero en la virtud de los remedios, y en prestigios de que usaban en cuanto a las cosas divinas, se les compararía mejor a los que entre los Griegos se llaman Dáctilos Ideos. Embajadores, pues, como ellos, andaban corriendo la Italia. Dícese que Numa los sujetó echando vino y miel en una fuente donde solían beber, que después de sujetos mudaron diversas formas, deponiendo la de su naturaleza y tomando extrañas apariencias, espantosas a quien las veía, y que cuando se convencieron de que estaban cautivos con prisión fuerte e inevitable, predijeron otras muchas cosas futuras, y enseñaron el modo de expiación para los rayos, el mismo que hasta hoy se practica, por medio de las cebollas, los cabellos y las menas. Otros dicen que no fueron aquellos semidioses los que introdujeron esta expiación, sino que por medio de la magia hicieron que se apareciese el mismo Júpiter, que este dios, irritado con Numa, le ordenó que la expiación había de hacerse con cabezas, y replicando Numa: “¿de cebollas?”, dijo “de hombres”, que a esto volvió a replicar Numa, repeliendo lo terrible del mandato, “¿con cabellos?”, y respondiendo el dios: “con vivientes”, añadió Numa, “¿menas?”, lo que había ejecutado instruido por Egeria, y que el dios se había retirado aplacado ya, y al lugar se le había dado de aquí el nombre de Ilicio: y la expiación se hacía de aquella manera. Estas relaciones tan fabulosas, y aun puede decirse tan ridículas, manifiestan la disposición en el punto de religión de aquellos hombres, producida en ellos por el hábito. Del mismo Numa se refiere haberse engreído tanto con su esperanza en estas cosas divinas, que, avisándole en cierta ocasión que cargaban los enemigos, se echó a reír y dijo: “pues yo sacrifico”.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra ideos

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