¿Cómo se escribe desvarros?

En español diversas letras comparten el mismo sonido, esto da lugar a infinidad de dudas ortográficas, en muchos casos estas dudas se pueden resolver aplicando las reglas generales de ortografía. Por esa razón, si dudas de cómo se escribe una palabra, introdúcela en nuestro corrector y te la corregimos mostrándote la regla que deberás aplicar para poderla escribir correctamente.

    Los errores ortográficos más comunes son:

  • Errores de acentuación de las palabras, sobre todo en caso de que la sílaba tónica forme parte de un hiato o un diptongo.
  • Empleo de las letras j y g porque dependiendo de la palabra la letra g ha de pronunciarse con el fonema /j/.
  • Empleo de las letras c,z y el dígrafo "qu" para los fonemas /z/ /k/ y /s/, el fenómeno del seseo y del ceceo.
  • Empleo de la letra h que al ser muda, es decir, no tiene un sonido asociado, da lugar a errores.
  • Empleo de r o rr. Ya que en ocasiones la letra r se corresponde al fonema que el dígrafo rr.
  • Empleo de las letras y, ll para los fonemas /y/ y /ll/ y el fenómeno del yeísmo.
  • Empleo de las letras b,v dos letras distintas que comparten el mismo fonema /b/.
  • Empleo de la letra x para representar el fonema /s/ o /k+s/.

La palabra desvarros se escribe con B

La palabra desvarros no existe en Español

La palabra desvarros contiene una uve que en realidad es una be. La manera correcta de escribirla es DESBARROS

Hace muchos años que se utiliza el mismo sonido para la letra be y para la letra uve, cosa que induce fácilmente en errores a la hora de escribir. Antes se pronunciaba la letra uve apoyando los dientes superiores en el labio inferior, en la actualidad algunos idiomas siguen pronunciando de esa manera la letra uve.

Puedes ver la definición de desbarros aquí

Ejemplos con la palabra Desbarros

Pero las Musas, compadecidas de aquel infeliz, o sintiendo se malograse el fin a que era traído, o deseosas de divertirse oyendo sus desbarros, intercedieron por él con el mayor empeño.
A medida que decayó nuestra preponderancia política, decayó nuestra supremacía literaria, y con nuestros capitanes desaparecieron nuestros poetas: a mediados del siglo pasado habíamos perdido nuestra antigua invención y floridez, y como no habíamos adoptado aún la clásica imitación francesa, nos hallábamos como aquel que, habiendo olvidado una lengua antes de aprender otra, se viese en la dura precisión de no hablar en ninguna. Algunas composiciones dramáticas, que a ningún género ni escuela pertenecían, sino al género fastidioso, y que sólo tenían y conservaban de los Lopes y Calderones sus defectos, una ridícula amalgama de conceptos sutiles, de metáforas metafísicas, de pedantismo escolar y del sentimentalismo que empezaba a introducirse en el teatro, amalgama desnuda además de la gala de la versificación, del primor en el decir y falta enteramente de aquellas llamaradas deslumbradoras con que el genio sabe sellar hasta los desbarros de su pluma, era todo lo que nos quedaba de nuestra antigua gloria dramática. Cierto que no eran dotes para cautivarnos y aficionarnos al género a que decían pertenecer semejantes insulseces: fastidiados acaso de aquella desenfrenada libertad que de ser siempre malos tenían nuestros poetas, los primeros que se atrevieron a chocar con los usos dramáticos establecidos hubieron de arrojarse en brazos de la regularidad clásica, que, si bien podía no abundar en bellezas de tanto resalte, les garantizaba a lo menos la ausencia de las monstruosidades que a nuestra escena se agolpaban. Luzán, Montiano, Iriarte abrieron el camino, vino después el autor de la Comedia nueva, y nuestro drama antiguo, lleno de bellezas, se desplomó en la ruina del género, que entonces no se llamaba romántico todavía, pero que no por eso dejaba de serlo. Los hombres amigos de los extremos hicieron una masa común con las grandiosas y colosales producciones de los Lopes y Calderones, y las rastreras obras de los Valladares y Comellas, todas fueron malas, porque en todas bajaban y subían los telones, porque en todas había conceptos, todo, pues, quedó enterrado en el silencio del olvido, del cual si lo sacó algún frío preceptista, fue para ridiculizarlo amargamente, si alguna obra que otra logró escaparse de la general y reglamentaria proscripción, fue merced a osadas mutilaciones con que manos inexpertas tuvieron la audacia de desfigurar los partos de los grandes poetas: a estas ridículas enmiendas que aun duran y se estilan entre nosotros con el nombre de refundiciones, debemos la conservación en la escena del Rico-hombre y del García y algunas otras, por donde de vez en cuando columbramos los destellos de los padres del Romanticismo.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra desbarros

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