¿Cómo se escribe confiriela?

En español diversas letras comparten el mismo sonido, esto da lugar a infinidad de dudas ortográficas, en muchos casos estas dudas se pueden resolver aplicando las reglas generales de ortografía. Por esa razón, si dudas de cómo se escribe una palabra, introdúcela en nuestro corrector y te la corregimos mostrándote la regla que deberás aplicar para poderla escribir correctamente.

    Los errores ortográficos más comunes son:

  • Errores de acentuación de las palabras, sobre todo en caso de que la sílaba tónica forme parte de un hiato o un diptongo.
  • Empleo de las letras j y g porque dependiendo de la palabra la letra g ha de pronunciarse con el fonema /j/.
  • Empleo de las letras c,z y el dígrafo "qu" para los fonemas /z/ /k/ y /s/, el fenómeno del seseo y del ceceo.
  • Empleo de la letra h que al ser muda, es decir, no tiene un sonido asociado, da lugar a errores.
  • Empleo de r o rr. Ya que en ocasiones la letra r se corresponde al fonema que el dígrafo rr.
  • Empleo de las letras y, ll para los fonemas /y/ y /ll/ y el fenómeno del yeísmo.
  • Empleo de las letras b,v dos letras distintas que comparten el mismo fonema /b/.
  • Empleo de la letra x para representar el fonema /s/ o /k+s/.

Hay varias causas por las que puede estar mal escrita confiriela, a continuación se muestran las distintas posibilidades:

La palabra confiriela se escribe con R

La manera correcta de escribirla es CONFIRIERA. Puedes ver la definición de confiriera aquí

Las posibles dudas a la hora de escribir una R o una L, vienen dadas porque tanto la letra erre como la letra ele son líquidas, esto es, no hay oclusión del aire, sino que se articulan con el tracto abierto y los posibles obstáculos no impiden la salida del aire.

En algunas regiones hispanohablantes, ambos fonemas se pronuncian de la misma manera, a este echo se le conoce como lambdacismo y normalmente se da en las erres al final de palabra, de esta manera palabras como amor se pronuncian como amol, o dolor como dolol.

Ejemplos con la palabra Confiriera

Púsose en esta ocasión la fortuna de parte de Mario, pues los bárbaros, como si quisieran tomar carrera para la irrupción que meditaban, pasaron primero a España, dándole tiempo para ejercitar el cuerpo del soldado, para infundir en su ánimo aliento y confianza, y lo que es más importante todavía, para hacer que conociese bien el carácter de su general. Porque su dureza en el mando y su inflexibilidad en los castigos parecían calidades justas y saludables a los que tenían ya el hábito de no delinquir ni faltar, y su vehemencia en la ira, lo penetrante de la voz y lo adusto del semblante, acostumbrados así poco a poco, no tanto les era a ellos terrible como creían había de serlo a los enemigos. Sobre todo era muy del gusto de los soldados su rectitud en los juicios, de la que refiere este ejemplo. Gayo Lucio, sobrino suyo, que tenía empleo de comandante en el ejército, era hombre en todo lo demás no reprensible, pero en el amor de los jóvenes no podía irse a la mano. Amaba a un joven que militaba bajo sus órdenes, llamado Trebonio, y aunque muchas veces lo había solicitado, nunca había sido bien oído, mas, en fin, una noche envió por medio de un esclavo a llamar a Trebonio, vino éste, porque no era lícito no acudir al llamamiento, pero como habiendo entrado en su tienda quisiese hacerle violencia, desenvainando la espada le quitó la vida. Acaeció esto a tiempo que Mario estaba ausente, pero a su vuelta puso inmediatamente en juicio a Trebonio, y como fuesen muchos los que le acusaban, sin que ninguno tomase su defensa, compareciendo él mismo refirió resueltamente el suceso, y tuvo testigos de que muchas veces se resistió a Lucio y que, con hacerle grandes ofertas, jamás condescendió por nada a sus deseos. Maravillado Mario y complacido al mismo tiempo, mandó que le trajesen la corona con que por costumbre patria se recompensaban los ilustres hechos, y, tomándola en la mano, él mismo coronó a Trebonio por haber dado un excelente ejemplo en tiempo en que tanta necesidad había de ellos. Llegó la noticia a Roma, y no fue la que menos contribuyó para que se le confiriera el tercer Consulado, a lo que se agregaba que, acercándose la primavera, miraban como próxima la llegada de los bárbaros, y no querían que ningún otro general hiciese aquella guerra. Mas no llegaron tan pronto como se creía, y también se le pasó a Mario el tiempo de este Consulado. Acercábanse las elecciones, y como hubiese muerto el colega, dejando Mario encargado del ejército a Manio Aquilio, partió para Roma. Eran muchos y muy principales los que pedían el Consulado, Lucio Saturnino, que era, de los tribunos el que más influía sobre la muchedumbre, obsequiado por Mario, hablaba al pueblo y le movía a que le nombrase cónsul. Hacia Mario el desdeñoso, rehusando aquella magistratura y diciendo que no le convenía, sobre lo que Saturnino le acusaba de traidor a la patria por rehusar el mando en medio de tan gran peligro. Estaba bien claro que hacía este papel por servir a Mario, pero los más, en vista de su pericia y de su fortuna, le decretaron el cuarto Consulado, dándole por colega a Lutacio Cátulo, varón muy respetado de los primeros personajes y no desafecto a la muchedumbre.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra confiriera

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba