¿Cómo se escribe colocálamos?

En español diversas letras comparten el mismo sonido, esto da lugar a infinidad de dudas ortográficas, en muchos casos estas dudas se pueden resolver aplicando las reglas generales de ortografía. Por esa razón, si dudas de cómo se escribe una palabra, introdúcela en nuestro corrector y te la corregimos mostrándote la regla que deberás aplicar para poderla escribir correctamente.

    Los errores ortográficos más comunes son:

  • Errores de acentuación de las palabras, sobre todo en caso de que la sílaba tónica forme parte de un hiato o un diptongo.
  • Empleo de las letras j y g porque dependiendo de la palabra la letra g ha de pronunciarse con el fonema /j/.
  • Empleo de las letras c,z y el dígrafo "qu" para los fonemas /z/ /k/ y /s/, el fenómeno del seseo y del ceceo.
  • Empleo de la letra h que al ser muda, es decir, no tiene un sonido asociado, da lugar a errores.
  • Empleo de r o rr. Ya que en ocasiones la letra r se corresponde al fonema que el dígrafo rr.
  • Empleo de las letras y, ll para los fonemas /y/ y /ll/ y el fenómeno del yeísmo.
  • Empleo de las letras b,v dos letras distintas que comparten el mismo fonema /b/.
  • Empleo de la letra x para representar el fonema /s/ o /k+s/.

La palabra colocálamos se escribe con R

La manera correcta de escribirla es COLOCÁRAMOS. Puedes ver la definición de colocáramos aquí

Las posibles dudas a la hora de escribir una R o una L, vienen dadas porque tanto la letra erre como la letra ele son líquidas, esto es, no hay oclusión del aire, sino que se articulan con el tracto abierto y los posibles obstáculos no impiden la salida del aire.

En algunas regiones hispanohablantes, ambos fonemas se pronuncian de la misma manera, a este echo se le conoce como lambdacismo y normalmente se da en las erres al final de palabra, de esta manera palabras como amor se pronuncian como amol, o dolor como dolol.

Ejemplos con la palabra Colocáramos

Este razonamiento, aunque un tanto sanchesco, sería respetable, si colocáramos el problema en el terreno abstracto del hombre extrasocial, es decir, fuera de toda sanción presente y futura.
Si la superficie de un dormido lago se transformara súbitamente en pradera verde y lozana, y a un extremo de ella brotaran un bardal espeso aquí, un grupo de castaños allá, dos higueras enfrente, un robledal más lejos, una fila de cerezos delante de un barullo de manzanos y ''cerojales'', una mimbrera junto a una charca festoneada de juncos, ''menta de perro y uvas de culebra'', un alisal hacia el monte... y otros cien adornos semejantes, que el buen gusto del lector puede ir imaginando sin temor de alejarse de la verdad, y luego colocáramos una casita, agazapada debajo de su ancho alero, como tortuga en su concha, al socaire del bardal, otras dos parecidas, a la sombra de las higueras, cuatro o cinco, no mayores, detrás de los castaños, algunas con balcón de madera, aquí y allí compartiendo amistosamente con las más humildes el amparo del robledal o los sabrosos dones de los frutales, otras muchas, y cada una de por sí, arrimadas a la setura, de un ''solar'', o a la pared de un huerto, y en el centro de este ''ordenado'' y pintoresco ''desorden'', una iglesia modestísima alzando su aguda espadaña como pastor vigilante la cabeza para cuidar de su disperso rebaño, y, por último, subiéramos al monte frontero, y en una de sus cañadas tomáramos la linfa de un manantial, y la dejáramos descender a su libertad, y arrastrarse a las puertas de este caserío, y murmurar entre las lindes de dos huertos de la mala acogida que se le hiciera en las abiertas corraladas, hasta que después de refrescar las raíces de los álamos cercanos a la iglesia y hacer a ésta una humildísima reverencia que le costara un nuevo rodeo en su camino, se largara mies abajo, entre berros y espadañas, tendríamos, lector discreto, pintiparado a Valdecines. Así está tendido al comienzo de un angosto y no muy largo valle, llano como la palma de la mano, así están distribuidos como en un dibujo de hábil artista, sus caseríos, sus huertos, sus arboledas y sus aguas. Montes de poca altura, pero bien vestidos, y la sierra que conocemos, amparan el valle por todas partes: y se une a otro más extenso por el angosto boquete que da salida al riachuelo que, paso a paso y con la ayuda de otros vagabundos como él, va tomando humos de río.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra colocáramos

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