¿Cómo se escribe camuscara?

En español diversas letras comparten el mismo sonido, esto da lugar a infinidad de dudas ortográficas, en muchos casos estas dudas se pueden resolver aplicando las reglas generales de ortografía. Por esa razón, si dudas de cómo se escribe una palabra, introdúcela en nuestro corrector y te la corregimos mostrándote la regla que deberás aplicar para poderla escribir correctamente.

    Los errores ortográficos más comunes son:

  • Errores de acentuación de las palabras, sobre todo en caso de que la sílaba tónica forme parte de un hiato o un diptongo.
  • Empleo de las letras j y g porque dependiendo de la palabra la letra g ha de pronunciarse con el fonema /j/.
  • Empleo de las letras c,z y el dígrafo "qu" para los fonemas /z/ /k/ y /s/, el fenómeno del seseo y del ceceo.
  • Empleo de la letra h que al ser muda, es decir, no tiene un sonido asociado, da lugar a errores.
  • Empleo de r o rr. Ya que en ocasiones la letra r se corresponde al fonema que el dígrafo rr.
  • Empleo de las letras y, ll para los fonemas /y/ y /ll/ y el fenómeno del yeísmo.
  • Empleo de las letras b,v dos letras distintas que comparten el mismo fonema /b/.
  • Empleo de la letra x para representar el fonema /s/ o /k+s/.

Hay varias causas por las que puede estar mal escrita camuscara, a continuación se muestran las distintas posibilidades:

A la palabra camuscara le falta una H

La palabra camuscara no existe en Español

La palabra camuscara contien hache. La manera correcta de escribirla es CHAMUSCARA

Es fácil caer en el error de omitir la letra h, ya que en la mayoría de los casos no se pronuncia, es decir, es muda. No obstante, aunque es poco frecuente, en algunos préstamos lingüísticos la h se pronuncia con un sonido similar al de la /j/, lo llamamos "h aspirada", por ejemplo en las palabras: hándicap, hámster, hachís... y también en los nombres propios como Hawái.

Puedes ver la definición de chamuscara aquí

Ejemplos con la palabra Chamuscara

-Pensarás tú que lo que más me ha echado el alma por los suelos al oírte leer esa carta, han sido las perrerías que en ella se dicen de mí... Pues te juro que te equivocas si tal piensas, Angustias... Otro sentir muy diferente es el que me ha puesto del modo que me ves. Parte pueden haber tenido, si quieres, esos improperios en el caso, pero, a todo tirar, como a manera de luz que me le ha hecho ver al primer golpe... y el caso que yo he visto, el caso, Angustias, que me espanta y no puede tener perdón de Dios, es la fuerza de vela que yo he venido haciendo, un día y otro día, un mes y otro mes, para poner a la pobre Irene en manos de ese bandolero. ¡Válgame la Divina Misericordia! ¡Qué hubiera sido de ella! ¡Qué hubiera sido de mí! ¡Qué hubiera sido de todos nosotros! Esto, esto, y mucho más de otro tanto he visto yo en toda su claridad desde los primeros renglones de la carta... No parecía sino que Dios mismo, con sus divinas manos, me iba quitando las cataratas de los ojos. ¡Qué barbaridad de cosas he visto, Angustias... y estoy viendo ahora mismo desde aquí, en donde quiera que pongo los ojos de la memoria!... Porque yo soy hombre de bien, Angustias, incapaz de hacer un daño conociéndole, pero he sido tonto, tonto de capirote, como aquí mismo me llamaste tú no hace muchos días, y a lo tonto, a lo tonto, he ido haciendo en la vida muchas atrocidades que no he debido de hacer, aunque ninguna tan gorda como ésta, que merece un grillete lo mismo que un santo un par de velas... pero basta esa barbaridad, Angustias, hasta esa, que, por dicha, no llegó a rematarse, he querido hacerla con buen fin. Mírate tú y créeme: se me figuraba a mí que casando a Irene con ese... con ese malhechor, y siendo yo consuegro, y tú consuegra de su padre, se nos metían las Indias por las puertas de casa, y con las Indias, el mismo sol de los cielos, y todas las pompas y todos los relumbres de la tierra. ¿Qué quieres? Era así, mi modo de ver, y viéndolo de este modo, no había razón que me convenciera de lo contrario, y en esta ceguedad, ¡erre que erre! y... ¡pobre hija de mi alma! ¡Qué juicio habrás formado de tu padre!... ¡y tú de tu marido!... ¡Con toda la atrocidad de lo que yo la quería... de lo que os quería y os quiero a todas! ¡Santo Dios, cuando yo era capaz de dejarme freir en aceite porque no se os chamuscara a vosotras un pelo de la cabeza!... Porque ésta es la pura verdad, Angustias, créasme o no me creas: yo he podido hacer, y vuelvo a repetírtelo, muchas burradas, ¡muchísimas! y de seguro las he hecho, pero ninguna maldad a sabiendas... Eso no, y Dios, que me escucha, sabe que no miento. Aquí arriba estaba el mal, que no me dejaba andar derecho, no aquí abajo, donde todo está sano como unos corales... ¡La ceguera, la ceguera, Angustias, la condenada ceguera de la vanidad es la que pierde a los hombres, y mayormente si son algo tontos de por sí! Pero, amiga del alma, viene a lo mejor de la borrachera un lampreazo como éste, que le desloma a uno y le hace ver las estrellitas del cielo al mediodía, y hasta las cosas más invisibles, como ahora me está pasando a mí.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra chamuscara

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