Categoría gramatical / tiempo verbal de vanagloriaban

Existen varias categorías gramaticales para Vanagloriaban dependiendo de su origen, puedes verlas todas a continuación.

Como Conjugación De Vanagloriarse

Verbo Pronominal

Los Verbos Pronominales son aquellos que se conjugan junto a un pronombre átono.

2ª Persona Plural Del Pretérito Imperfecto De Indicativo De Vanagloriarse

El Pretérito Imperfecto de indicativo se utiliza para hablar de acciones que tuvieron inicio en un pasado no concreto y cuyo fin tampoco se concreta. También se utiliza para dar énfasis de continuidad a acciones del pasado. Veamos algunos ejemplos:

  • Mientras pasaba por delante de la ventana, yo la miraba atentamente. Aquí se utiliza para expresar una situación que tuvo inicio en el pasado y cuyo fin no se concreta
  • Siempre estaba dispuesto a ayudarme cuando lo necesitaba. Aquí se utiliza para dar énfasis de continuidad a una acción
Expresa una acción pasada cuyo principio y fin no se concreta

Como Conjugación De Vanagloriarse

Verbo Pronominal

Los Verbos Pronominales son aquellos que se conjugan junto a un pronombre átono.

3ª Persona Plural Del Pretérito Imperfecto De Indicativo De Vanagloriarse

El Pretérito Imperfecto de indicativo se utiliza para hablar de acciones que tuvieron inicio en un pasado no concreto y cuyo fin tampoco se concreta. También se utiliza para dar énfasis de continuidad a acciones del pasado. Veamos algunos ejemplos:

  • Mientras pasaba por delante de la ventana, yo la miraba atentamente. Aquí se utiliza para expresar una situación que tuvo inicio en el pasado y cuyo fin no se concreta
  • Siempre estaba dispuesto a ayudarme cuando lo necesitaba. Aquí se utiliza para dar énfasis de continuidad a una acción
Expresa una acción pasada cuyo principio y fin no se concreta

Ejemplos con la palabra Vanagloriaban

el extraordinario orgullo del señor y la señora Hubble, que se vanagloriaban enormemente por el hecho de.
Igualmente, muchos de los mejores artistas de la época, como Hokusai e Hiroshige, se vanagloriaban en documentar este tipo de amores en sus grabados, conocidos como ukiyo-e, pinturas del mundo flotante, y cuando tenían contenido erótico, en los shunga, o pinturas de primavera.
Los primeros cálculos que se hicieron eran muy exagerados, tanto porque tomaban literalmente algunas declaraciones de los cazadores de brujas en que se vanagloriaban del número de brujas que habían enviado a la muerte, como por la difusión, gracias a la literatura y luego también al cine, de una imagen del fenómeno que buscaba acentuar su carácter negativo.
Reinando, pues, Agis, se entrometió el dinero en Esparta, y con el dinero la invadió también la codicia y el ansia de la riqueza por medio de Lisandro, que, con ser inaccesible al dinero, llenó, sin embargo, a su patria de amor a la riqueza y de lujo, introduciendo en ella el oro y la plata y trastornando las leyes de Licurgo, reinando las cuales hasta allí no parecía que Esparta era un pueblo regido con un gobierno, sino una persona que hacía vida ejercitada y filosófica, o, por mejor decir, así como los poetas fingen que Heracles, no teniendo más consigo que una piel y un palo, recorría la tierra castigando a los tiranos injustos y crueles, de la misma manera esta ciudad, con sola una escítala y una mala ropilla, dominando a la Grecia muy según su grado y voluntad, deshizo autoridades injustas y tiránicas que se habían introducido en los gobiernos, decidió sobre guerras y sosegó tumultos, muchas veces sin ni siquiera mover un escudo, sino con sólo enviar un mensajero, al que todos acudían para hacer lo que se les mandaba y ordenaba, como las abejas cuando la reina se presenta: ¡tanto era lo que prevalecía en buenas leyes y en justicia! Así, yo no puedo menos de maravillarme de los que dicen que los Lacedemonios sabían ser mandados, pero ignoraban el mandar, y de los que celebran aquel apotegma del rey Teopompo, el cual, diciéndole uno que Esparta se había salvado por sus reyes, que sabían mandar: “Mejor por sus ciudadanos- le respondió-, que saben obedecer.” Porque no sufren el obedecer al que no es capaz de imperar, y la obediencia es instrucción que viene del que gobierna, porque el mandar bien es lo que produce el bien ejecutar, y a la manera que la perfección del arte de la equitación consiste en hacer al caballo manso y dócil, así es propio de la ciencia de reinar el formar súbditos obedientes. Los Lacedemonios, pues, inspiraban a los demás, no docilidad, sino deseo de ser mandados y de obedecerles: así es que no iban a pedirles o naves, o dinero, o soldados, sino un general espartano: y en alcanzándole, le empleaban con honor y respeto, como a Gilipo los Sicilianos, los de Calcis a Brásidas, y a Lisandro, Calicrátidas y Agesilao todos los habitantes del Asia: teniendo a estos grandes varones por moderadores y reguladores de cada pueblo y de quien le gobernaba, y mirando a la misma ciudad de Esparta como aya y maestra de una vida arreglada y de un gobierno bien ordenado, según lo cual, parece satirizó Estratonico a los pueblos, prescribiendo y mandando como por burla a los Atenienses ordenar procesiones, a los de Élide arreglar combates, como que en esto sobresalían, y a los Lacedemonios azotarlos cuando no lo hiciesen bien, lo que sólo se inventó para hacer reír, pero Antístenes el Socrático, viendo a los Tebanos muy orgullosos después de la batalla de Leuctras, dijo que en nada se diferenciaban de unos muchachuelos que se vanagloriaban de haber dado una zurra a su ayo.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra vanagloriaban

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