Categoría gramatical / tiempo verbal de infamando

Como Conjugación De Infamar

Verbo Transitivo

Los Verbos Transitivos son aquellos que necesitan de complemento para tener sentido pleno.

Verbo Pronominal

Los Verbos Pronominales son aquellos que se conjugan junto a un pronombre átono.

Gerundio De Infamar

El gerundio es una forma no personal del verbo y por lo tanto invariable. Se forma añadiendo el sufijo -ndo. Sirve para expresar una acción no finalizada, que todavía está en curso, no finalizada. Existe la forma simple (comiendo) y compuesta (habiendo comido). Dentro de la oración puede desempeñar una función verbal, generalmente en sentido imperativo, o la función de especificar un sustantivo como si se tratase de un adjetivo. Veamos uno ejemplos:

  • ¡Arreando!; todo el mundo a hacer las maletas que nos vamos Aquí arreando actúa como verbo de caracter imperativo
  • Llegaremos andando. Aquí andando actúa como verbo y hace referencia a una acción no finalizada
  • Me quemé la mano con agua hirviendo. Aquí hirviendo actúa como adjetivo, matizando el sustantivo agua

Ejemplos con la palabra Infamando

-Es verdad -añadió León que parecía decir las cosas para que sólo su amiga las oyera-, nuestro espíritu forma parte aún del espíritu que las hizo, y si en esas leyes hay errores, tenemos la responsabilidad de ellos y debemos aceptar sus consecuencias. Si todo aquel que se siente herido por esta máquina en que vivimos tirase a romperla sin reparar en que la mayoría se mueve holgadamente en ella, ¡qué sería del mundo! Dejémonos herir y magullar, llorando interiormente nuestra desgracia, y deseando vivir para cuando esté hecha una máquina nueva. Y esta máquina nueva, no lo dudes, también herirá a alguno, porque un mejoramiento nuevo en la vida humana será la señal de un malestar nuevo. Nuestro vivir es una aspiración, una sed que se renueva en el momento de aplacarse. Si no pudiéramos concebir de otro modo nuestra inmortalidad, la concebiríamos fácilmente mirándonos subyugados a cada instante, y en los actos grandes o pequeños, por la idea de lo mejor, y seducidos por la belleza de ese horizonte que se llama perfección. ¡Si supieras tú, pobre mujer, lo que he batallado con mi pensamiento después de lo que hablamos anoche!... Todos los imposibles que se nos presentaron los examiné. Podría tan fácilmente salir de este laberinto escudándome con una moral abstracta, egoísta, que nadie comprendería más que yo mismo y que aun yo mismo no podría formular claramente... Tú dispuesta a seguirme, un coche a la puerta, todos los medios materiales de nuestra parte, ningún obstáculo, arrojo bastante para soportar el fallo de los hombres... ¡Partir y guarecernos en país extranjero! ¡Qué fácil y cómodo era esto! Tú mi concubina, yo tu amante, ambos en descarada práctica de la anarquía social e infamando con nuestra unión ilícita la más noble y grande institución de la sociedad humana, yo perseguido por una sombra, tú, por un vivo, que en todas partes y en toda ocasión alegaría el derecho que tiene sobre ti, ambos sin razón contra nadie y todos con razones mil contra nosotros, tu hija creciendo y viviendo con este ejemplo execrable ante sus inocentes ojos, tú sin fuerza moral para contenerla, si algún día se sintiera inclinada a ser manceba del primero que lograra hacerse amar de ella... Puestos a romper, es preciso romperlo todo, no dejar lazo alguno que ate y consolide el mundo... Todo cuanto puede discurrirse sobre esto lo discurrí. También pensé que podía quedarme aquí para calmar mis ansias con el placer de sentirte cerca de mí, aunque no te viera ni te hablara. Pero esto es también imposible. Si sigo cerca de ti, los dos a un tiempo, y sin darnos cuenta de ello, nos juntaremos. Un hombre aborrecido se interpone, me ciego, no puedo reprimir el odio que me inspira y... lo conozco, lo presiento... esto acabará con sangre. Si no me alejo pronto, veré cómo crece y me invade esta especie de perversidad que en mí ha nacido y que es... como una recóndita vocación del homicidio. Bajo esta frialdad que razona, bullen en mí no sé qué fuerzas tumultuosas que protestan aspirando a suprimir violentamente los obstáculos. Algo hay dentro de mí que me impulsa al empleo de la fuerza, a la rebeldía, pero me espanto al reconocerme incapaz de fundar nada sólido, ni justo, ni moral, sobre el atropello y la sangre. Me amparo a mi conciencia, y en ella me embarco para huir de ti. Huyo por no deshonrarte, por no entristecer la juventud de tu hija querida.
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