Categoría gramatical / tiempo verbal de aristonico

Como sustantivo

Sustantivo Masculino

El sustantivo es la palabra que utilizamos para designar entidades, tienen género: masculino o femenino y número: singular o plural.

Diminutivo De Aristón

Ejemplos con la palabra Aristonico

Libróse entonces de esta manera, y marchando después al Asia, al lado de Aristonico, cuando las cosas de éste tuvieron mal término, se quitó la vida.
Arquias, pues, al orador Hiperides, a Aristonico de Maratón y a Himereo, hermano de Demetrio de Falera, que en Egina se habían refugiado al templo de Éaco, los sacó de allí y los envió a Cleonas a disposición de Antípatro, y allí se les quitó la vida, diciéndose que además a Hiperides le arrancaron la lengua.
Teniendo además Mitridates determinado huir con precipitación, procuraba poner a Luculo estorbos y dilaciones a la espalda, para lo que despachó a Aristonico, prefecto de la escuadra, al mar de Grecia, pero en el mismo momento de hacerse a la vela se apoderó de él Luculo y de diez mil áureos que llevaba consigo, con el objeto de sobornar alguna parte del ejército romano.
De este modo se dice haber muerto Aníbal, mas dada la noticia al Senado, no pocos se declararon contra Tito, graduándole de excesivamente cuidadoso y cruel en haber hecho morir a Aníbal- que podía mirarse como un ave sin alas y sin plumas a causa de su vejez, a la que de compasión se deja vivir-, cuando nadie le impelía a ello, y por sólo el deseo de gloria para tomar nombre de aquella muerte, lo que todavía causaba más maravilla, contraponiendo la mansedumbre y magnanimidad. de Escipión Africano, el cual, habiendo derrotado a Aníbal cuando todavía pasaba por invicto y por temible, no hizo que lo desterraran, ni lo reclamó de sus ciudadanos, sino que antes de la batalla conferenció con él, dándole la mano, y después de ella entró en tratados, sin haber intentado nada contra él mismo, ni haber insultado a su fortuna. Dícese que otra vez se habían encontrado en Éfeso, y que al principio, estándose paseando, Aníbal tomó el lugar de mayor dignidad, y Escipión lo sufrió y continuó en el paseo con la mayor naturalidad, y que luego, haciéndose conversación de los grandes capitanes, y pronunciando Aníbal que el mayor capitán había sido Alejandro, después Pirro y el tercero él mismo, sonriéndose tranquilamente, Escipión le replicó: “¿Y si yo te venciese?” A lo que Aníbal le había contestado: “Entonces ¡oh Escipión! no me pondré yo el tercero, sino que a ti te declararé el primero entre todos.” Ensalzaban muchos estas particularidades de Escipión, y de aquí tomaban motivo para difamar a Tito, como que había dado gran lanzada a hombre muerto. Mas había algunos que alababan lo hecho, mirando a Aníbal, mientras viviese, como un fuego que convenía apagar: porque ni aun cuando estaba en vigor eran su cuerpo o sus manos lo que a los Romanos se hacía temible, sino su talento y su habilidad, juntamente con su odio ingénito y su desafecto, de las cuales cosas nada disminuye la vejez, sino que el carácter queda con las costumbres, y sólo es la fortuna la que no permanece la misma, y aunque decaiga, siempre excita a nuevas empresas con la esperanza a los que son movidos del odio a hacer la guerra. En lo cual los sucesos estuvieron después de parte de Tito: ya en Aristonico, el hijo del guitarrero, que a causa de la gloria de Éumenes llenó el Asia toda de sediciones y de guerras, y ya en Mitridates, que después de Sila y Fimbria y de grandes pérdidas de ejércitos y caudillos, volvió a levantarse terrible por tierra y por mar contra Luculo. Ni podía reputarse a Aníbal más decaído que Gayo Mario, pues a aquel todavía le quedaban un rey por amigo, algunos medios, familia, y el ocuparse en naves, en caballos y en la disciplina de los soldados, cuando haciendo los Romanos burla de la fortuna de Mario, cautivo y mendigo en el África, al cabo de bien poco proscritos y azotados por él tenían que venerarle. Así, nada hay grande ni pequeño en las cosas presentes respecto de lo futuro, sino que uno mismo es el fin de las mudanzas y el de la existencia. Por esto dicen algunos que no ejecutó Tito aquel hecho por sí mismo, y que fue enviado embajador con Lucio Escipión, sin que su embajada tuviese otro objeto que la muerte de Aníbal. Y pues que más adelante no tenemos noticia que hubiese otro suceso relativo a Tito, ni civil ni militar, habiéndole cabido una muerte pacífica y sosegada, tiempo es ya de que pasemos a la comparación.
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