Ejemplos con aposentó

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Una vez lograda la conquista Cortez se aposentó en Chila, desde donde envió una comitiva de paz integrada por diez caciques huastecos.
Bajo la desesperación del hambre y de su terrible soledad, se le aposentó en su mente la idea del suicidio.
Quiso el destino que Pedro I tomara la errónea decisión de desplegar su ejército por los pueblos y aldeas aledaños al castillo de Montiel, fortaleza en la que él incluso se aposentó acompañado del Conde de Lemos y del fiel caballero, también del noroeste, Men Rodriguez de Sanabria:.
Hora es de que se conozcan las cristianas virtudes del ilustre Bailío, que llevó a su casa al pobre canceroso, le aposentó en su propia alcoba, asistiole como a hermano y no se apartó de él en la hora de la muerte.
Por de contado, Ibero aposentó en su casa y agasajó cumplidamente al señor de Urríes, caballero de acabada hermosura varonil, años veintisiete, soberbia estampa, realzada por un hablar fácil y gracioso, que era el encanto de cuantos le oían.
Milmarcos, que así se llamaba, conoció a Santiaguito en el mesón de aquella villa, y le aposentó luego en su casa de Tor del Rábano.
Debió de decirle mi amo quién era yo y la razón del tapujo hebreo que llevaba, porque , que tal es el nombre de aquel simpático y amable moro, me aposentó en un cuarto muy bueno, a flor de tierra sí, pero desahogado y limpio.
Se aposentó en la Posada del Peine, allí le vi dos o tres tardes, y me refirió de mi hijo mil cosas que yo ignoraba, pues sólo dos veces tuve con él correspondencia escrita.
Volvió a parar el hombre a las de la , que esta vez en el mismo Real Palacio le aposentó, sin que doña Victorina se llamase a engaño: con tanta sutileza tramó el enredo aquella sabia , o Napoleón de las mujeres.
Detúvose en Madrid sólo cuatro días, con ánimo de permanecer más tiempo a la vuelta, y por estar más cerca de su presunta felicidad se aposentó en la posada de , en la Cava Baja.
Llevole a su casa, y le aposentó como a tan insigne caballero correspondía, tratándole a cuerpo de rey.
Doña Josefa, con un vestido algo raído de lana y gran mantilla de un negro ya amarillento, entró solemnemente en la barraca, y después de algunas frases vistosas pilladas al vuelo a su marido, aposentó su robusta humanidad en un sillón de cuerda y allí se quedó, muda y como soñolienta, contemplando el ataúd.
Felicísimo y de tal modo se aposentó en su flaco cerebro, que el buen viejo perdió el uso regular de sus perspicaces facultades.
Desde que le traté se me entró usted por el ojo derecho, se me metió en el cuerpo y se me aposentó en el corazón.
Y con una cohorte de alguaciles se dirigió al templo, extrajo al delincuente y lo aposentó en la cárcel, previniéndole que fuese liando el petate para pasar a mejor vida.
Se aposentó en la Posada del Peine, allí le vi dos o tres tardes, y me refirió de mi hijo mil cosas que yo ignoraba, pues sólo dos veces tuve con él correspondencia escrita.
La justicia logró al fin apoderarse del delincuente y lo aposentó en la cárcel.
Rueda que rueda y silba que silba, entre polvo y ruido, llegamos al fin a Madrid, donde mi compañera de viaje, profundamente aficionada a mi persona, no quiso dejarme, y me siguió en el coche, y se aposentó en mi mismo cuarto, y se sentó a mi mesa, vuelta ya a su primitivo estado, o sea a la desnudez abrasadora en que se apareció, pero conservando siempre aquel natural fantástico que la hacía invisible para todos, excepto para mí.
Milmarcos, que así se llamaba, conoció a Santiaguito en el mesón de aquella villa, y le aposentó luego en su casa de Tor del Rábano.
Debió de decirle mi amo quién era yo y la razón del tapujo hebreo que llevaba, porque Bu S'liman, que tal es el nombre de aquel simpático y amable moro, me aposentó en un cuarto muy bueno, a flor de tierra sí, pero desahogado y limpio.
Volvió a parar el hombre a las de la Boticaria, que esta vez en el mismo Real Palacio le aposentó, sin que doña Victorina se llamase a engaño: con tanta sutileza tramó el enredo aquella sabia Napoleona, o Napoleón de las mujeres.
Trajo la otra él mismo hasta Corcira, en cuya plaza se aposentó, y habiendo los marineros, por el frío, encendido muchas hogueras aquella noche, se quemaron las tiendas, y el cuaderno desapareció.
Doña Beatriz se aposentó en su antigua celda desechando otra mejor y más desahogada que le tenían dispuesta, dando por razón el apego que con la costumbre había cobrado a su primer vivienda.
Pues el dicho trajo cola, y cola larga, porque aposentó en las mientes de Alejandro una idea que jamás había pasado por ellas.

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