Ejemplos con apostadero

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En la isla existió un apostadero naval y un faro de la Marina Argentina desde principios del siglo XX hasta mediados del mismo siglo.
Tras el asalto a la isla de las Ratas, el Comandante General del Apostadero de Marina del Río de la Plata José María Salazar, cansado de ser despreciado en su carácter de autoridad reiteró su pedido de ser relevado del cargo a fin de volver a España.
Otros se encontraban estacionados como parte de los movimientos habituales entre el principal apostadero y la capital.
Tras estas acciones fue destinado al apostadero de La Habana.
Sus méritos pronto le valieron los galones de teniente de navío y el mando del apostadero de la bahía de Algeciras.
Era cuestión de tiempo que los ingleses descubrieran a sus soldados muertos en el apostadero del Hacho, y así fue, poco después de amanecer un joven que llevaba víveres a su padre en este apostadero encontró a todos sus ocupantes muertos y salió a avisar a los soldados de la ciudad.
Abandonó este alto cargo, al ascender a Vicealmirante y ser nombrado Comandante General de la escuadra y apostadero, de las Filipinas.
Comandante de Marina del Apostadero, capitán de fragata Juan Gutiérrez de la Concha,.
Por su parte, el comandante Ángel Laborde pasó al castillo, ganó luego la barra, tocó en Puerto Cabello y con el archivo del apostadero se dirigió a Cuba.
El propósito era de destinar los tres buques de la clase al Apostadero de Filipinas, aunque solo el Reina Cristina llegó a navegar por aquellas aguas.
Pasó también por la comandancia general del apostadero de La Habana y de la escuadra de las Antillas.
Poco después de entrar en servicio, fue destinado a la flota de las Antillas, con base en el apostadero de La Habana.
España y Portugal habían tenido numerosos roces diplomáticos y militares a raíz de la posesión de regiones cercanas al Río de la Plata, y por esa razón los españoles mantenían una fuerte guarnición en Montevideo, ciudad amurallada y apostadero de la flota real en el océano Atlántico.
Ya con el empleo de Contralmirante, fue nombrado Comandante General del Apostadero de Filipinas.
El primer apostadero naval fue Colonia del Sacramento desde donde era fácil controlar la llegada de los buques mercantes portugueses a Buenos Aires.
La soberanía argentina en la región oriental de la isla Grande de Tierra del Fuego comenzó a hacerse concreta a mediados de siglo XIX cuando Luis Piedrabuena comenzó a explorarla regularmente e instaló un apostadero en San Juan de Salvamento, ubicado en la Isla de los Estados.
Una vez recuperado de su herida, fue destinado a la plaza de Orán, donde en un combate en el apostadero de Capón, volvió a caer herido.
Ejerció el cargo de presidente de la Comisión de Marina en Londres, segundo jefe del Apostadero de La Habana, vocal del Supremo de Guerra y Marina, presidente de la Junta Superior Consultiva de la Armada, presidente del Centro Técnico de la Armada, presidente del Consejo de Enganches y Redenciones, y capitán general del Departamento de Cádiz.
Fue destinado al apostadero de Algeciras, con cuyos buques combatió contra los piratas berberiscos, bajo los mismos muros de Argel represó una embarcación española.
Con ellas hizo frente a las fuerzas navales de Chile, que estaban comandadas por el almirante británico Lord Cochrane, al que después de varios combates obligó a refugiarse en el apostadero de Valparaíso, pues sus buques habían salido muy malparados en los combates.
Al poco tiempo se le nombró jefe del apostadero de las islas Filipinas, Manila, pero solicitó el quedarse en España, pues pensaba que en la situación en la que se encontraba la Península, con la invasión napoleónica, era más conveniente permanecer en España y prestar sus servicios en su defensa.
Estando destinado en el apostadero de Barcelona, fueron apresadas dos fragatas bátavas, por lo que fue otra vez llevado a un consejo de guerra, del cual volvió a salir absuelto.
No obstante, siendo urgente la reunión del gabinete para tratar sobre el tema planteado por el Partido Carlista y el estado de guerra, que se preveía y él estaba en la isla de Cuba, se le relevó del Ministerio y se le confirmó como comandante general del apostadero de La Habana.
Desde este apostadero, salió con las fragatas Lealtad e Iberia y con el bergantín-goleta Amalia, a realizar un crucero por las aguas de México, realizando un canje de prisioneros en Veracruz.
Fue ascendido a brigadier, confirmándosele en el puesto y siendo reforzadas las fuerzas navales del apostadero habanero.
Debido a ello, tras dos horas de batalla Laborde se tuvo que retirar con algunas pérdidas al apostadero de partida, Tagues.
Gracias a su entrega y dedicación, se pudo efectuar el riguroso y efectivo bloqueo de Cayo Hueso, que obligó al comodoro Poters a desarmar sus buques, pues le resultó imposible hacerse a la mar durante más de un año, así como el apresamiento del bergantín mexicano Guerrero por la fragata Lealtad, uno de los escasos buques que componían la flota de Laborde en el apostadero de La Habana.
Con ella se hicieron a la vela en derrota del puerto de Cádiz, participando en el socorro de la escuadra francesa del almirante Linois que se hallaba bloqueada en el apostadero de Algeciras por una escuadra británica.
Allí las Montalvo, de tipo teutónico, una de las cuales fue declarada reina de la belleza, cuando la corrida de cañas el año anterior, en la antigua plaza de Toros del Campo de Marte, allí la Arango, célebre por haber contribuido a la evasión del poeta Heredia, y que después se casó con un Ayudante de campo del Capitán General Ricafort, allí las hermanas Aceval, Venus de Milo en las formas, tan distinguidas por su talento como desdichadas por sus pasiones, allí las hermanas Alcázar, modelos de perfección, así por la simetría de sus menudas facciones, como por las rosas de sus mejillas y el color negro de sus cabellos, allí las Junco y las Lamar, de Matanzas, conocidas bajo el poético vocativo de las Ninfas del Yumurí, allí las tres hermanas de Gamboa, las cuales ya hemos tenido ocasión de describir, allí la Topete, hija del Comandante general del Apostadero de La Habana, que más adelante inspiró a Palma su inmortal , allí la menor de las Gámez, Venus de Belvedere, cuyo cabello castaño, ondulante y copioso, llevaba suelto sembrado de estrellas de oro, allí, en fin, entre otras muchas que sería prolijo enumerar, Isabel Ilincheta, hija del que había sido asesor del Capitán General Someruelos, quien poseía los rasgos principales del tipo severo y modesto celtíbero, a que debía su origen.

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