Ejemplos con sandalia

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Blanca, capillo y escapulario azul, sandalia franciscana, calcetín blanco y cirio azul.
El huarache es sin embargo un tipo de sandalia tradicionalmente vinculado al campo.
Del purepecha o tarasco kwarachi, nombre con el que se le conoce en México y otros países latinoamericanos a la sandalia.
Una de las ceremonias comunes era donde el marido calzaba solamente la sandalia derecha de la mujer, ofreciendo seguidamente regalos a sus parientes.
A veces se dibujó solo el contorno del pie, un trazo transversal complementario pudiera evocar la correa que fijaba un zapato o una sandalia, o bien se grabó en su totalidad el pie, probablemente desnudo y con los dedos.
Del ayomán senekoi que equivale a cotiza, sandalia.
Esón envió a Jason para que fuera educado por Quirón, mientras que Pelias, temeroso de ser derrocado, fue advertido por un oráculo que tuviera cuidado con un hombre llevara una sandalia.
Otro tipo de calzado muy popular fueron los llamados majos, especie de sandalia rusticas confeccionadas con pieles crudas, que se ataban al pie por medio de correas del mismo material.
Mientras tanto Aang explora con Momo el extraño lugar en el que se encuentran, y piensa que está en el Mundo de los Espíritus, cosa que descarta inmediatamente ya que Momo puede verlo, y el puede hacer Aire Control, en la taberna del Reino Tierra, June esta a punto de irse, pero Zuko le dice que espere, ya que hay alguien más a quien pueden recurrir para vencer al Señor del Fuego, y le da a olfatear a Nyla una sandalia del tio Iroh, y esta inmediatamente corre siguiendo el rastro, mientras los demás siguen a June y a Nyla en Appa, y después de un largo recorrido los deja cerca de los muros destruidos de Ba Sing Se, diciéndoles que deben estar cerca, y despidiéndose de los chicos, después al ver que es tarde, ellos deciden acampar.
Sus padres fueron don Juan José Duarte y doña Manuela Diez, tuvo diez hermanos, de los cuales algunos fellecieron muy jóvenes, entre los que sobrevivieron se encuentran: el fundador de La Trinitaria y Padre de la Patria Juan Pablo Duarte, Manuel Duarte y Diez, Rosa Duarte, Filomena Duarte, Francisca Duarte, Sandalia Duarte.
El término 'pantufla' puede ser intercambiado con el de sandalia o chancleta.
El susto y movimiento brusco del Niño están expresados por la contorsión de piernas, el repliegue del manto y la sandalia desprendida.
Ya que la sandalia que viste el pie lleva una representación simbólica de Zeus sujetando un rayo, se cree que la estatua fue una versión más reducida de la estatua de Zeus en Olimpia.
Hasta que un día de invierno, subi al cuarto de mis padres, yo estaba en la cama y se me cayo mi sandalia entonces al agacharme para juntarla, vi un duende era color azul pequeño y cuando me vio salió corriendo, yo me quede muda del susto y nunca más volvi a nombrar a un duende cuando perdía algo.
Al año siguiente también es uno de los destacados que aparecen en la superproducción La sandalia del pescador de Michael Anderson, sobre la novela de Morris West.
En el pasado, la obra fue conocida como La Virgen de la sandalia, por el calzado de diseño peculiar que luce el personaje.
Seguro de su comprensión y benevolencia postrado ante Su Santidad, besa, humildemente vuestra sandalia el más sumiso de vuestros hijos.
-Naturalmente -repuso mi amigo-, lo está siempre que no puede tener a los países católicos bajo su sandalia.
El bárbaro Víctor Manuel, movido de arrepentimiento y del acerbo dolor de su culpa, estaba dispuesto a postrarse de hinojos ante el solio pontificio, cubierta de ceniza la cabeza, besando sucesivamente los escalones, hasta poner sus labios en la sandalia de Pío.
Y a renglón seguido, sin transición ninguna, Currita se enterneció profundamente al pensar en el gozo inmenso que la esperaba en Roma, besando la sandalia del Santísimo Padre Pío IX ¡Qué figura tan gigantesca la del Pontífice! ¡Qué anciano aquel tan venerable! Y todas las señoras comenzaron a ponderar su adhesión al santo Pío IX, prontas a sacrificarle vida, hacienda, todo, todo menos el alma, por tenerla ya de antiguo comprometida con el diablo Carmen Tagle dijo que le había mirado siempre como si fuese su abuelo, la señora de López Moreno añadió muy conmovida que ella le enviaba todos los años una pipa de doce arrobas del riquísimo moscatel de sus soleras jerezanas, y la duquesa, verdaderamente indignada, trajo a la memoria los atropellos a que cinco días antes se habían entregado las turbas, apedreando los faroles de la iluminación con que celebraban los católicos el aniversario del Pontificado del augusto anciano, sólo en el palacio de Medinaceli rompieron veintidós faroles y treinta y siete cristales ¡Y mientras tanto, los ministros y las autoridades se solazaban en un concierto instrumental celebrado en Palacio! ¡Qué Gobierno aquel, y qué populacho tan impío y tan asqueroso! Siquiera ellas veneraban la persona del Pontífice encendiendo faroles en honra suya, y limitábanse tan sólo a apedrear a todas horas la moral divina del Dios a quien aquel representaba.
Yo, por la gracia de aquél que resuella debajo de siete estados de tierra y de donde vienen por línea recta todas las poligamias de la preposición y los círculos viciosos del raquis y el peroné, Micifuz, Juan Callejo y la Sandalia, yo, digo, pudiera dejaros ahora mismo en cueros vivos si me diera la gana, sólo con echar un rezo que yo sé, pero no tembléis, que no lo haré porque no se resienta la moral y todo el aquel de la jerigonza pirotécnica del espolique encefálico: me contentaré por hoy, gandules y marimachos, con algunos excesos híspidos que os dejarán estúpidos y contrahechos de pura satisfacción y congruencia.
Calzaba coturno, especie de sandalia romana bordada de riquísima pedrería, y cuyos cordones de seda y oro entrelazábanse trenzados al tobillo, el cual desaparecía bajo la orla de la túnica blanca y tersa como la nieve, y que estaba primorosamente salpicada o bordada de delicadísimas estrellitas casi imperceptibles como chispas, de brillantes lunillas, conchas o veneras de plata y abejas de oro.
Bien: ¡ahora te tengo bajo el talón de mi sandalia! -exclamó el fraile sacudiendo su brazo-, ¡y te voy a convertir en masa vil de carne, sangre y polvo!.
Calancha afirma que, satisfecha la curiosidad de los limeños, el padre Ovalle se volvió con la reliquia al Parinacochas, pero otros sostienen que la sandalia no salió de Lima.
Dicen eruditos autores de aquel siglo que la bendita sandalia hizo en Lima muchos, muchísimos milagros, y que fue tenida en gran devoción por los dominicos.
He repartido allí no pocos zapatazos con mi recia sandalia.
No hace mucho tiempo hizo un viaje a Roma con su esposo don Ángel Cordero, el sutil economista, sin otro objeto que besar la sandalia de Pío IX, y recibir la bendición pontificia.
-Pero no, que aquéllos ya eran tontos hace muchos siglos: cuando se llamaban cántabros y peleaban con los romanos, si caían prisioneros, antes que besar la sandalia de los Césares, consentían morir en la cruz entonando cánticos a la libertad y a la patria.
Los buenos quemitas cuentan que muchas veces se les aparece en la comarca, otras no pocas en su templo, y aun a veces se encuentra una sandalia de las que calza el semidios, no como quiera, sino tamaña de dos codos, cuya aparición, a lo que dicen es siempre agüero de bienes, y promesa de un año de abundancia para todo Egipto.
La planta del hombre, ora descalza, ora con sandalia, ora con babucha, ora con alpargate, y la herradura de las bestias, ya cóncava, ya convexa, ya triangular, ya en su actual forma de arco árabe, habían necesitado siglos y siglos para trillar el exiguo sendero que nos servía de hilo de Ariadna.

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