Ejemplos con prisa

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Aunque hay que resolver de prisa, para resolver de prisa hay que pensar despacio.
El tiempo borra más de prisa los surcos de la memoria que las cicatrices de la carne.
Hemos discurrido despacio, y es ya tiempo de proceder de prisa.
Nos afanamos por apoderarnos de prisa, de prisa, trozo a trozo, del gran bloque del tiempo venidero, y estamos en la situación de un avaro que no hiciese sino guardar onzas de oro en un arca, y que cada onza se le desvaneciese sin llegar al fondo.
En esto recuerda que el agua de Vichy se ha concluído, y que tiene que improvisarla, de prisa y corriendo, para la comida, que es a la una de la tarde.
Acudió a la cita más que de prisa, encerróle S.
Y suplida con este auxiliar su carencia absoluta de nociones retóricas y hasta gramaticales, ¡quedábanle tantos estímulos que le aguijoneaban! ¡Había en el Parlamento unos detalles tan seductores para él! Aquellos galoneados ujieres, llevando sobre la argentina bandeja el vaso de agua azucarada para el orador, tan pronto como éste comenzaba a hablar, aquellos taquígrafos, anotando, escrupulosos, cuanto se dijera y se accionara, aquellos diálogos entre la presidencia y el diputado, sobre la intención de cierta frase, aquellos discreteos entre las mismas dos , con los cuales terminaba siempre el altercado, aquellas tribunas atascadas constantemente de , que seguían sin pestañear todos los incidentes de una sesión, aquellas señoras tan elegantes, entre las que podían figurar su mujer y su hija, aquellos diplomáticos, que tal vez se apresuraran a comunicar por telégrafo a sus respectivos Gobiernos el efecto de un discurso pronunciado a tiempo y de cierta manera, no imposible para él, si se le daba conveniente y no mucha prisa, y por último, y sobre todo, aquel que le contemplaba, y que al día siguiente había de comenzar a pronunciar su nombre y a enterarse del asunto y a tomarle por lo serio.
Pero todavía no le atormentaba la prisa, y esto podía consistir en que tenía que ocuparse en refrenar la que devoraba incesantemente a su mujer, que volaba en ambiciones mucho más alto que él.
Unos duermen poco, porque duermen de prisa, otros duermen mucho, o cuando menos permanecen largas horas en el lecho, porque duermen poco a poco.
Caminaba sin prisa, tranquilamente, gozándose en respirar la frescura de aquella noche de verano.
Más de treinta muchachas agolpábanse con sus cántaros, deseosas todas ellas de ser las primeras en llenar, pero sin prisa de irse.
En vano la pobre mujer la dió prisa, revolviéndose impaciente en la barraca, como espoleada por la campana que sonaba a lo lejos.
Trabajaba entonces como un lobo así lo decía élpara que en su vivienda no faltase nada, y Dios premió su laboriosidad enviándole cada año un hijo, hermosas criaturas que parecían nacer con dientes, según la prisa que se daban en abandonar el pecho maternal para pedir pan a todas horas.
Hacía muchos años, muchosen los tiempos que el tío , un anciano casi ciego que guardaba el pobre rebaño de un carnicero de Alboraya, iba por el mundo, en la partida del , disparando trabucazos contra los franceses, estas tierras fueron de los religiosos de San Miguel de los Reyes, unos buenos señores, gordos, lustrosos, dicharacheros, que no mostraban gran prisa en el cobro de los arrendamientos, dándose por satisfechos con que por la tarde, al pasar por la barraca, les recibiera la abuela, que era entonces una real moza, obsequiándolos con hondas jícaras de chocolate y las primicias de los frutales.
Pero a pesar de su regocijo, tuvo prisa en retirarse.
Pepeta, insensible a este despertar que presenciaba diariamente, seguía su marcha, cada vez con más prisa, el estómago vacío, las piernas doloridas y las ropas interiores impregnadas de un sudor de debilidad propio de su sangre blanca y pobre, que a lo mejor se escapaba durante semanas enteras, contraviniendo las reglas de la naturaleza.
La cosa sería de allí a diez o doce años, no había prisa, todos los noviazgos de la huerta duraban una temporada así.
La codicia, sí, la codicia, porque sólo ella me podía hablar de ese modo, me decía: ¿Dices que Gabriela ama a otro, que vive pensando en otro, que no puede amarte? ¡Ten paciencia, ten calma, que no todo ha de ir tan de prisa como tú quieres! Ese joven a quien ya detestas, aunque no le conoces, no es digno del amor de Gabriela, y tarde o temprano, el mejor día, se casará, con alguna señorita más rica que ésta a quien ya amas.
Son las once de la noche, estoy solita en mi pieza, y con lápiz, porque olvidé traer el tintero y la pluma, te escribo estas lineas, muy de prisa, tan de prisa que no sé cuántos disparates estoy poniendo.
Entré, y me desayuné muy de prisa, sin apetito, abatido, silencioso.
Una mañana se presentó en casa el doctor Sarmiento, iba muy de prisa, muy de prisa, llamó a la puerta, y dijo a señora Juana:.
Encontramos nuevos grupos que iban a toda prisa, sin duda para ganar puesto en la capilla.
A las veces, si algún ruido nos anunciaba que tía Pepa venía, sin motivo, sin saber por qué, nos despedíamos de prisa, y salía yo con rumbo a los barrios más distantes.
En el cuadrante un clérigo melancólico, pensativo, fumando, como un árabe delante de su tienda, en el corredor baja de las Casas Municipales un policía haraposo, con el fusil al hombro, paseándose, y allá por la Calle Real, centro del miserable comercio villaverdino, una recua, un pordiosero, y el doctor Sarmiento, muy de prisa, echado el sombrero hacia la nuca, figura invariable, tipo eterno del médico de las poblaciones cortas.
A la salida me despedí, muy de prisa, de mis compañeros de viaje.
Allá te va esa novela, lector amigo, allá te van esas páginas desaliñadas o incoloras, escritas de prisa, sin que ni primores de lenguaje ni gramaticales escrúpulos hayan detenido la pluma del autor.

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