Ejemplos con prisioneros

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En un clima azotado por los horrores de la Segunda Guerra Mundial, Adalia y Strom, una joven pareja de alemanes observa complacientemente la ejecución de unos prisioneros políticos cuando uno de ellos, en un descuido, logra zafarse de sus captores y toma el arma de uno de ellos, disparando en defensa propia.
Hay una teoría que especifica que este nombre se originó de una sociedad de poetas llamada Homeridae, que literariamente significa hijos de rehenes o descendientes de prisioneros de guerra.
Desde este apostadero, salió con las fragatas Lealtad e Iberia y con el bergantín-goleta Amalia, a realizar un crucero por las aguas de México, realizando un canje de prisioneros en Veracruz.
La policía local suministró guardias para catorce campamentos para prisioneros en todo el país.
La sección de campamentos para prisioneros fue acusada de la reeducación política de presidiarios y la evaluación del grado al cual ellos plantearon un peligro para la sociedad.
Fue organizado más adelante en secciones que cubrían el control político, censura, archivos públicos, campamentos para prisioneros, tropas de seguridad internas, seguridad física, contraespionaje, e inteligencia extranjera.
Tras esto, fue ubicado en un campo norteamericano de prisioneros de guerra en Singapur hasta que fue liberado meses después.
Poco antes del momento de su ejecución, oficiales japoneses de alto rango le liberaron junto a los otros prisioneros que esperaban recibir la pena capital.
Al fin se decidió la retirada, y por cumbres y barrancas hinchadas de lluvia se fue realizando la triste operación acosados por el enemigo, dejando una estela de muertos y prisioneros.
¡Éste era el pirata, terror del Mediterráneo! ¡Y lo habían encontrado metido entre tablas por miedo a los ibicencos! Le formaron proceso para colgarlo en la isla de los Ahorcados, un islote donde ahora estaba el faro, en el estrecho de los Freus, pero Godoy dio orden para que lo canjeasen por varios prisioneros españoles.
Los prisioneros comparecían ante el escribano de presas como testigos del suceso, y se les exigía juramento de verdad por Alaquivir, el Profeta y su Alcorán, alto el brazo y el dedo índice, mirando su rostro al nacimiento del sol.
En el comedor, oficiales subalternos de un batallón de cazadores, jóvenes tenientes que fumaban con aire aburrido y contemplaban a través de las ventanas, como prisioneros del mar, la inmensa extensión azul.
Fue su siervo en otros tiempos, en remotas edades, pero al dominar en parte a la Naturaleza y poder explotarla, rasgó la especie de envoltura fatal en que siguen prisioneros los otros seres de la creación.
Un cuerpo de ejército se había desbandado: muchos prisioneros, muchos cañones perdidos.
Ocho mil genoveses quedaban en el fondo del mar, y las naves vencedoras volvían a Barcelona con tres mil quinientos prisioneros y cuarenta y una galeras enemigas.
Alfonso V, su hermano el rey de Navarra y todo el cortejo de magnates quedaban prisioneros de la República.
Eran prisioneros alemanes, sonrosados y alegres a pesar de la cautividad, vistiendo aún sus uniformes de color verde col, con un gorro redondo sobre la esquilada cabeza.
Eran papeles encontrados en los bolsillos de muertos y prisioneros.
Se había iniciado una ofensiva de los franceses en Champaña, con grandes avances y muchos prisioneros.
Ni un solo alemán pasó ante sus ojos, exceptuando a un grupo de hulanos prisioneros.
Se vió en el rincón de su parque convertido en cementerio, junto a la carreta de los cadáveres, tuvo que remover la tierra propia confundido con aquellos prisioneros exasperados por la desgracia, que le trataban como un igual.
Una docena de campesinos prisioneros removían la tierra y ayudaban en la descarga de los muertos.
La vida de los prisioneros resultaba sagrada, los pueblos debían ser respetados, existía todo un cuerpo de leyes internacionales para reglamentar cómo deben matarse los hombres y combatirse las naciones, causándose el menor daño posible Pero ahora acababa de ver la realidad de la guerra.
Los guerreros incendiaban las poblaciones, los prisioneros eran degollados en montón, la muchedumbre campesina y pacífica marchaba en filas con la cadena al cuello, formando ristras de esclavos.
Ninguno de los prisioneros hablaba.
Los franceses fusilaban a los prisioneros y sus mujeres sacaban los ojos a los heridos.
Las amorosas expansiones de los prisioneros del Terror, cuando esperaban de un momento a otro ser conducidos a la guillotina, revivieron en su memoria.
Sólo la certeza de que el enemigo estaba cerca y podía hacerles prisioneros les infundía un vigor momentáneo.
¡Si la guerra se hubiese declarado ya entre ellos y ustedes! ¡Si nos hiciesen prisioneros!.
Sé que es condición precisa del amor la no duración, y que todos los que se comprometen a adorarse mientras vivan, el noventa por ciento, créetelo, a los dos años se consideran prisioneros el uno del otro, y darían algo por soltar el grillete.

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