Ejemplos con alambrado

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Al ver esto los hinchas de Boca quisieron derrumbar el alambrado e invadir el campo de juego, lo que motivó que la policía realizara disparos para dispersarlos.
Otros poblados pequeños del distrito son El Manzano, El Alambrado y Las Loicas.
En los días de partido el alambrado perimetral era cubierto con una lona que impedía la visual desde la calle, por lo que se conoció como El club de la lona.
Apenas pudieron colocaron el alambrado perimetral, nivelaron el terreno medanoso, esparcieron tierra donde estaría la futura cancha, refaccionaron la casa que fue transformada en secretaría, etc.
Los peoncitos iban colocando en los postes del alambrado cráneos de vaca con los cuernos retorcidos, adorno rústico que evocaba la imagen de un desfile de liras helénicas.
A corta distancia, varias filas de equis de madera unidas por hilos de púas, que formaban un alambrado compacto.
Cien metros más allá, un segundo alambrado.
Indicó el jefe el segundo alambrado, que Lacour y su amigo creían perteneciente a los franceses.
Fué en ese momento cuando Old, que iba adelante, vió tras el alambrado de la chacra a míster Jones, vestido de blanco, que caminaba hacia ellos.
Vieron que atravesaba el alambrado, y un instante creyeron que se iba a equivocar, pero al llegar a cien metros se detuvo, miró el grupo con sus ojos celestes, y marchó adelante.
Caminando, comiendo, curioseando, el alazán y el malacara cruzaron la capuera hasta que un alambrado los detuvo.
Todo ello poco tentador, sin duda, pero los caballos entendían ver eso, y uno tras otro siguieron el alambrado a la derecha.
Volviéndose con pereza, olfateó a lo lejos entrecerrando los ojos, y costeó luego el alambrado, con ahogados mugidos sibilantes.
Y la pareja se dirigía a su vez a costear el alambrado por la fuerza de la costumbre, cuando un mugido, claro y berreante ahora, llegó hasta ellos: dentro del avenal, el toro, con cabriolas de falso ataque, bramaba ante el chacarero, que con un palo trataba de alcanzarlo.
Maniobraron así cincuenta metros, hasta que el chacarero pudo forzar a la bestia contra el alambrado.
Vieron también que saltaba el alambrado y se encaminaba en dirección de ellos, por lo cual los compañeros, ante aquel paso que avanzaba decidido, retrocedieron por el camino en dirección a su chacra.
¡Bueno!, vea don Zaninski: yo no quiero cuestiones con vecinos, pero tenga por última vez cuidado con su toro para que no entre por el alambrado del fondo, en el camino voy a poner alambre nuevo.
Es como lo anterior, evidente, que el maligno polaco, riéndose una vez más de las gracias del animal, compadeció, si cabe en lo posible, a su vecino que iba a construir un alambrado infranqueable por su toro.
De aquí que el malacara y el alazán tuvieran fe en el alambrado que iba a construir el hombre.
Vieron en el camino al chacarero que cambiaba todos los postes de su alambrado, y a un hombre rubio, que detenido a su lado a caballo, lo miraba trabajar.
¿Cómo era posible que el hombre creyera que aquel alambrado para terneros iba a contener al terrible toro?.
Hasta que, a diez metros ya del camino, volvió grupas con un postrer mugido de desafío burlón, y se lanzó sobre el alambrado.
De modo que cortando oblicuamente el yerbal, prosiguieron su camino, hasta que un nuevo alambrado contuvo a la pareja.
Y con las narices dilatadas de gula, los caballos se acercaron al alambrado.
Después de trasponer la loma, los caballos vieron de pronto a las vacas detenidas en el camino, y el recuerdo de la tarde anterior excitó sus orejas y su paso: querían ver cómo era el nuevo alambrado.

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