Sinónimos y Antónimos de Refrescándola

A continuación se muestran los Sinónimos y Antónimos de refrescándola ordenados por sentidos. Si tienes duda sobre alguna palabra, puedes hacer clic sobre ella para conocer su significado.

Sinónimos de refrescándola

Refrescándola Como verbo, conjugación de refrescar, gerundio de refrescar: refrescando +la.

1 En el sentido de Vigorizándola

  • Vigorizándola conjugación de vigorizar, gerundio de vigorizar: vigorizando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de vigorizar

2 En el sentido de Despertándola

Ejemplo: Llegó Fernando a la cama donde estaba durmiendo doña Magdalena, y despertándola, le dijo:.

  • Despertándola conjugación de despertar, gerundio de despertar: despertando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, verbo intransitivo, gerundio de despertar
  • Reviviéndola conjugación de revivir, gerundio de revivir: reviviendo +la, verbo intransitivo, verbo transitivo, gerundio de revivir
  • Reeditándola conjugación de reeditar, gerundio de reeditar: reeditando +la, verbo transitivo, gerundio de reeditar
  • Rejuveneciéndola conjugación de rejuvenecer, gerundio de rejuvenecer: rejuveneciendo +la, verbo transitivo, verbo intransitivo, verbo pronominal, gerundio de rejuvenecer

3 En el sentido de Renovándola

Ejemplo: -¡Lucio! Oye una anécdota de mi niñez. Cuando yo era niño, mi madre se complacía tanto en mi bondad, en mi hermosura, y sobre todo, en el amor con que yo pagaba su amor, que no podía pensar sin honda pena en que mi niñez y toda aquella dicha pasaran. Mil y mil veces la oía repetir: «¡Cuánto diera yo por que nunca dejases de ser niño!...» Se anticipaba a llorar la pérdida de mi dulce felicidad, de mi bondad candorosa, de aquella belleza como de flor o de pájaro, de aquel amor único, merced al cual sólo ella existía en la tierra para mí. No se resignaba a la idea de la obra ineluctable del Tiempo, bárbaro numen que pondría la mano sobre tanto frágil y divino bien, y desharía la forma delicada y graciosa, y amargaría el sabor de la vida, y traería la culpa allí donde estaba la inocencia sin mácula. Menos aún se avenía con la imagen de una mujer futura, pero cierta, que acaso había de darme penas del alma en pago de amor. Y tornaba al pertinaz deseo: «¡Cuánto daría por que nunca, nunca, dejases de ser niño!...» Cierta ocasión oyóla una mujer de Tesalia, que pretendía entender de ensalmos y hechizos, y le indicó un medio de lograr anhelo tan irrealizable dentro de los comunes términos de la naturaleza. Diciendo cierta fórmula mágica, había de poner sobre mi corazón, todos los días, el corazón de una paloma, tibio y mal desangrado aún, que sería esponja con que se borraría cada huella del tiempo, y en mi frente pondría la flor del íride silvestre, oprimiéndola hasta que soltase del todo su humedad, con lo que se mantendría mi pensamiento limpio y puro. Dueña del precioso secreto, volvió mi madre con determinación de ponerlo al punto por obra. Y aquella noche tuvo un sueño. Soñó que procedía tal como le había sido prescrito, que transcurrían muchos años, que mi niñez permanecía en un ser, y que favorecida ella misma con el don de alcanzar una ancianidad extrema, se extasiaba en la contemplación de mi ventura inalterable, de mi belleza intacta, de mi pureza impoluta... Luego, en su sueño, llegó un día en que ya no halló, para traer a casa, ni una flor de íride ni un corazón de paloma. Y al despertarse y acudir a mí, la mañana siguiente, vio, en lugar mío, un hombre viejo ya, adusto y abatido, todo en él revelaba un ansia insaciable, nada había de noble ni grande en su apariencia, y en su mirada vibraban relámpagos de desesperación y de odio. «¡Mujer malvada! -le oyó clamar, dirigiéndose a ella con airado gesto-, me has robado la vida, por egoísmo feroz, dándome en cambio una felicidad indigna, que es la máscara con que disfrazas a tus propios ojos tu crimen espantable... Has convertido en vil juguete mi alma. Me has sacrificado a un necio antojo. Me has privado de la acción, que ennoblece, del pensamiento, que ilumina, del amor, que fecunda... ¡Vuélveme lo que me has quitado! Mas ya no es hora de que me lo vuelvas, porque éste mismo es el día en que la ley natural prefijó el término a mi vida, que tú has disipado en una miserable ficción, y ahora voy a morir sin tiempo más que para abominarte y maldecirte...» -Aquí terminó el sueño de mi madre. Ella, desde que le tuvo, dejó de deplorar la fugacidad de mi niñez. Si yo aceptara el juramento que propones ¡oh Lucio! olvidaría la moral de mi parábola, que va contra el absolutismo del dogma revelado de una vez para siempre, contra la fe que no admite vuelo ulterior al horizonte que desde el primer instante nos muestra. Mi filosofía no es religión que tome al hombre en el albor de la niñez, y con la fe que le infunde, aspire a adueñarse de su vida, eternizando en él la condición de la infancia, como mi madre antes de ser desengañada por su sueño. Yo os fui maestro de amor: yo he procurado datos el amor de la verdad, no la verdad, que es infinita. Seguid buscándola y renovándola vosotros, como el pescador que tiende uno y otro día su red, sin mira de agotar al mar su tesoro. Mi filosofía ha sido madre para vuestra conciencia, madre para vuestra razón. Ella no cierra el círculo de vuestro pensamiento. La verdad que os haya dado con ella no os cuesta esfuerzo, comparación, elección: sometimiento libre y responsable del juicio, como os costará la que por vosotros mismos adquiráis, desde el punto en que comencéis realmente a vivir. Así, el amor de la madre no le ganamos con los méritos propios: él es gracia que nos hace la Naturaleza. Pero luego otro amor sobreviene, según el orden natural de la vida, y el amor de la novia, éste sí, hemos de conquistarlo nosotros. Buscad nuevo amor, nueva verdad. No se os importe si ella os conduce a ser infieles con algo que hayáis oído de mis labios. Quedad fieles a mí, amad mi recuerdo, en cuanto sea una evocación de mí mismo, viva y real, emanación de mi persona, perfume de mi alma en el afecto que os tuve, pero mi doctrina no la améis sino mientras no se haya inventado para la verdad fanal más diáfano. Las ideas llegan a ser cárcel también, como la letra. Ellas vuelan sobre las leyes y las fórmulas, pero hay algo que vuela aun más que las ideas, y es el espíritu de vida que sopla en dirección a la Verdad...

  • Renovándola conjugación de renovar, gerundio de renovar: renovando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de renovar
  • Reformándola conjugación de reformar, gerundio de reformar: reformando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de reformar
  • Reponiéndola conjugación de reponer, gerundio de reponer: reponiendo +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de reponer
  • Rehabilitándola conjugación de rehabilitar, gerundio de rehabilitar: rehabilitando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de rehabilitar
  • Remozándola conjugación de remozar, gerundio de remozar: remozando +la, verbo transitivo, gerundio de remozar

4 En el sentido de Enfriándola

Ejemplo: Unos pequeños temblores la recorrieron, el sol se escondió y las sombras se extendieron sobre el agua, enfriándola.

  • Enfriándola conjugación de enfriar, gerundio de enfriar: enfriando +la, verbo transitivo, verbo intransitivo, verbo pronominal, gerundio de enfriar
  • Refrigerándola conjugación de refrigerar, gerundio de refrigerar: refrigerando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de refrigerar
  • Helándola conjugación de helar, gerundio de helar: helando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, verbo intransitivo impersonal, gerundio de helar

5 En el sentido de Aireándola

  • Aireándola conjugación de airear, gerundio de airear: aireando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de airear
  • Abanicándola conjugación de abanicar, gerundio de abanicar: abanicando +la, verbo transitivo, verbo intransitivo, verbo pronominal, gerundio de abanicar

6 En el sentido de Purificándola

  • Purificándola conjugación de purificar, gerundio de purificar: purificando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de purificar
  • Aventándola conjugación de aventar, gerundio de aventar: aventando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, verbo intransitivo, gerundio de aventar
  • Oreándola conjugación de orear, gerundio de orear: oreando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de orear

7 En el sentido de Fortaleciéndola

Ejemplo: Es parecido a un costillar que faja dicha bóveda fortaleciéndola.

  • Fortaleciéndola conjugación de fortalecer, gerundio de fortalecer: fortaleciendo +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de fortalecer
  • Reparándola conjugación de reparar, gerundio de reparar: reparando +la, verbo transitivo, verbo intransitivo, verbo pronominal, gerundio de reparar
  • Robusteciéndola conjugación de robustecer, gerundio de robustecer: robusteciendo +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de robustecer

8 En el sentido de Conservándola

Ejemplo: De alguna de estas excursiones volvía con una flor en la solapa, conservándola varios días, hasta que se secaba.

  • Conservándola conjugación de conservar, gerundio de conservar: conservando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de conservar
  • Congelándola conjugación de congelar, gerundio de congelar: congelando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de congelar

9 En el sentido de Abriéndola

Ejemplo: abriéndola, gritó hacia afuera:.

  • Abriéndola conjugación de abrir, gerundio de abrir: abriendo +la, verbo transitivo, verbo pronominal, verbo intransitivo, gerundio de abrir
  • Secándola conjugación de secar, gerundio de secar: secando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de secar
  • Ventilándola conjugación de ventilar, gerundio de ventilar: ventilando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de ventilar

10 En el sentido de Conteniéndola

Ejemplo: Pero al precipitarse en la cocina, Mazzini, lívido como la muerte, se interpuso, conteniéndola:

  • Conteniéndola conjugación de contener, gerundio de contener: conteniendo +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de contener
  • Adecuándola conjugación de adecuar, gerundio de adecuar: adecuando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de adecuar
  • Atenuándola conjugación de atenuar, gerundio de atenuar: atenuando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de atenuar
  • Moderándola conjugación de moderar, gerundio de moderar: moderando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de moderar
  • Templándola conjugación de templar, gerundio de templar: templando +la, verbo transitivo, verbo intransitivo, verbo pronominal, gerundio de templar
  • Refrenándola conjugación de refrenar, gerundio de refrenar: refrenando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de refrenar
  • Dulcificándola conjugación de dulcificar, gerundio de dulcificar: dulcificando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de dulcificar

11 En el sentido de Renovándola

Ejemplo: -¡Lucio! Oye una anécdota de mi niñez. Cuando yo era niño, mi madre se complacía tanto en mi bondad, en mi hermosura, y sobre todo, en el amor con que yo pagaba su amor, que no podía pensar sin honda pena en que mi niñez y toda aquella dicha pasaran. Mil y mil veces la oía repetir: «¡Cuánto diera yo por que nunca dejases de ser niño!...» Se anticipaba a llorar la pérdida de mi dulce felicidad, de mi bondad candorosa, de aquella belleza como de flor o de pájaro, de aquel amor único, merced al cual sólo ella existía en la tierra para mí. No se resignaba a la idea de la obra ineluctable del Tiempo, bárbaro numen que pondría la mano sobre tanto frágil y divino bien, y desharía la forma delicada y graciosa, y amargaría el sabor de la vida, y traería la culpa allí donde estaba la inocencia sin mácula. Menos aún se avenía con la imagen de una mujer futura, pero cierta, que acaso había de darme penas del alma en pago de amor. Y tornaba al pertinaz deseo: «¡Cuánto daría por que nunca, nunca, dejases de ser niño!...» Cierta ocasión oyóla una mujer de Tesalia, que pretendía entender de ensalmos y hechizos, y le indicó un medio de lograr anhelo tan irrealizable dentro de los comunes términos de la naturaleza. Diciendo cierta fórmula mágica, había de poner sobre mi corazón, todos los días, el corazón de una paloma, tibio y mal desangrado aún, que sería esponja con que se borraría cada huella del tiempo, y en mi frente pondría la flor del íride silvestre, oprimiéndola hasta que soltase del todo su humedad, con lo que se mantendría mi pensamiento limpio y puro. Dueña del precioso secreto, volvió mi madre con determinación de ponerlo al punto por obra. Y aquella noche tuvo un sueño. Soñó que procedía tal como le había sido prescrito, que transcurrían muchos años, que mi niñez permanecía en un ser, y que favorecida ella misma con el don de alcanzar una ancianidad extrema, se extasiaba en la contemplación de mi ventura inalterable, de mi belleza intacta, de mi pureza impoluta... Luego, en su sueño, llegó un día en que ya no halló, para traer a casa, ni una flor de íride ni un corazón de paloma. Y al despertarse y acudir a mí, la mañana siguiente, vio, en lugar mío, un hombre viejo ya, adusto y abatido, todo en él revelaba un ansia insaciable, nada había de noble ni grande en su apariencia, y en su mirada vibraban relámpagos de desesperación y de odio. «¡Mujer malvada! -le oyó clamar, dirigiéndose a ella con airado gesto-, me has robado la vida, por egoísmo feroz, dándome en cambio una felicidad indigna, que es la máscara con que disfrazas a tus propios ojos tu crimen espantable... Has convertido en vil juguete mi alma. Me has sacrificado a un necio antojo. Me has privado de la acción, que ennoblece, del pensamiento, que ilumina, del amor, que fecunda... ¡Vuélveme lo que me has quitado! Mas ya no es hora de que me lo vuelvas, porque éste mismo es el día en que la ley natural prefijó el término a mi vida, que tú has disipado en una miserable ficción, y ahora voy a morir sin tiempo más que para abominarte y maldecirte...» -Aquí terminó el sueño de mi madre. Ella, desde que le tuvo, dejó de deplorar la fugacidad de mi niñez. Si yo aceptara el juramento que propones ¡oh Lucio! olvidaría la moral de mi parábola, que va contra el absolutismo del dogma revelado de una vez para siempre, contra la fe que no admite vuelo ulterior al horizonte que desde el primer instante nos muestra. Mi filosofía no es religión que tome al hombre en el albor de la niñez, y con la fe que le infunde, aspire a adueñarse de su vida, eternizando en él la condición de la infancia, como mi madre antes de ser desengañada por su sueño. Yo os fui maestro de amor: yo he procurado datos el amor de la verdad, no la verdad, que es infinita. Seguid buscándola y renovándola vosotros, como el pescador que tiende uno y otro día su red, sin mira de agotar al mar su tesoro. Mi filosofía ha sido madre para vuestra conciencia, madre para vuestra razón. Ella no cierra el círculo de vuestro pensamiento. La verdad que os haya dado con ella no os cuesta esfuerzo, comparación, elección: sometimiento libre y responsable del juicio, como os costará la que por vosotros mismos adquiráis, desde el punto en que comencéis realmente a vivir. Así, el amor de la madre no le ganamos con los méritos propios: él es gracia que nos hace la Naturaleza. Pero luego otro amor sobreviene, según el orden natural de la vida, y el amor de la novia, éste sí, hemos de conquistarlo nosotros. Buscad nuevo amor, nueva verdad. No se os importe si ella os conduce a ser infieles con algo que hayáis oído de mis labios. Quedad fieles a mí, amad mi recuerdo, en cuanto sea una evocación de mí mismo, viva y real, emanación de mi persona, perfume de mi alma en el afecto que os tuve, pero mi doctrina no la améis sino mientras no se haya inventado para la verdad fanal más diáfano. Las ideas llegan a ser cárcel también, como la letra. Ellas vuelan sobre las leyes y las fórmulas, pero hay algo que vuela aun más que las ideas, y es el espíritu de vida que sopla en dirección a la Verdad...

  • Renovándola conjugación de renovar, gerundio de renovar: renovando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de renovar
  • Modernizándola conjugación de modernizar, gerundio de modernizar: modernizando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de modernizar
  • Actualizándola conjugación de actualizar, gerundio de actualizar: actualizando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de actualizar

12 En el sentido de Ventilándola

Ejemplo: -Esta cuestión es de gustos, señora, y en vano nos cansaremos ventilándola. Ya sé que a ustedes, los indígenas de la ciudad, no hay que hablarlos de la aldea: ser ''aldeano'' es casi un crimen en Santander.

  • Ventilándola conjugación de ventilar, gerundio de ventilar: ventilando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de ventilar

13 En el sentido de Recordándola

Ejemplo: Comenzará a beber sin medida recordándola permanentemente, moralmente destruído.

  • Recordándola conjugación de recordar, gerundio de recordar: recordando +la, verbo transitivo, verbo intransitivo, verbo pronominal, gerundio de recordar
  • Reiniciándola conjugación de reiniciar, gerundio de reiniciar: reiniciando +la, verbo transitivo, gerundio de reiniciar
  • Atemperándola conjugación de atemperar, gerundio de atemperar: atemperando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de atemperar
Sinónimo de refrescándola

Antónimos de refrescándola

Refrescándola Como verbo, conjugación de refrescar, gerundio de refrescar: refrescando +la.

1 En el sentido de Olvidándola

Ejemplo: No vacilarían en abandonar una tierra exhausta, olvidándola como tenían olvidados a los países pobres, donde nunca se mostraban, como si en ellos no existiesen hijos de su Dios.

  • Olvidándola conjugación de olvidar, gerundio de olvidar: olvidando +la, verbo transitivo, verbo intransitivo, verbo pronominal, gerundio de olvidar
  • Calentándola conjugación de calentar, gerundio de calentar: calentando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, verbo intransitivo, gerundio de calentar
  • Templándola conjugación de templar, gerundio de templar: templando +la, verbo transitivo, verbo intransitivo, verbo pronominal, gerundio de templar
  • Aplanándola conjugación de aplanar, gerundio de aplanar: aplanando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de aplanar
  • Debilitándola conjugación de debilitar, gerundio de debilitar: debilitando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de debilitar
  • Desanimándola conjugación de desanimar, gerundio de desanimar: desanimando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de desanimar
  • Entibiándola conjugación de entibiar, gerundio de entibiar: entibiando +la, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de entibiar
Antónimos de refrescándola

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba