Ejemplos con vizcacheras

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Reptiles: Víbora Cascabel, Yarará Chica, Coral y Falsa Coral, son también características de la región La Boa de las vizcacheras y una especie arborícola que se alimenta de pájaros , también hay Iguanas Overa, Colorada, Lagartija y Lagartos.
Otras especies autóctonas son el peludo, mulita, lechucita de las vizcacheras, zorrino, hurón, vizcacha, cuis, etc.
Entre los ofidios se destacan: la boa de las vizcacheras, víbora de coral, yarará ñata, falsa culebra, víbora de la cruz.
Pero no todos fueron éxitos: el coronel Federico Rauch fue vencido por una montonera de indígenas y gauchos en el combate de Las Vizcacheras, y muerto a manos de los indios.
Nacieron también varios pueblos durante su gobierno: Rocamora, Aldea Brasilera, Vizcacheras, San Francisco y Aldea Protestante.
Por delante y a los lados caminan, a veces al tranco, a veces al trotecito, según la firmeza del piso, diez o doce caballos de baja estatura, al parecer de poca fuerza, uno en las varas, conservará el equilibrio del monumento, otro, en las cadenas, de guía, de baqueano, de piloto, inteligente, vivo, fuerte, evitará los pozos y las vizcacheras, enderezará, viboreando, en los pasos difíciles, por el lugar angosto donde no hay encajadura, es el alma del atalaje.
¿Sabéis cómo? Montan a caballo los tres y salen todas las mañanas a ''gauchear'' por la Pampa: se bolean los caballos, los apuntan a las vizcacheras, ruedan, pechan, corren carreras.
La prudencia más elemental parecía serle extraña, y un día que andaba muy apurado para alcanzar el tren, pensaría que la línea recta es la más corta, aun cuando está sembrada de vizcacheras, pues entre estas, azotó al caballo como si tal cosa y pegó una rodada feroz, naturalmente.
Pero, para él, siempre es la misma, y por todos lados, anda con ella, cruzando campo, sin reparar en vizcacheras, blandiendo en galopes y trotes atrevidos, su blanca capota, hecha, hoy, de lona, lo que le da, cuando voga en la inmensidad de la llanura, el aspecto de una vela en el mar, y los muchachos, por esto, le han dado al vehículo el poético nombre de «la paloma», que si bien de lejos es adecuado, desdice con el sonajeo terrible de herrajes destornillados, con que, de cerca, anuncia su presencia.
Hubo un momento de gran alboroto entre las vizcachas, cuando cundió la voz de que el dueño del campo había resuelto hacer destruir a pala las vizcacheras: y debía de ser cierta la noticia, pues una noche que el capataz de la estancia volvía de la pulpería bastante alegre, rodó su caballo en una cueva, y las vizcachas, que estaban todas pasteando alrededor, clarito le oyeron que rezongaba: «La suerte que mañana llega la cuadrilla de napolitanos que nos va a librar de esa plaga».
El pobre Tatita debió dar con la cabeza en la tosca dura que rodeaba las vizcacheras.
Me adelanté, pues, al galope largo, fiándome de mi cabalgadura, que evitaba matorrales y vizcacheras atenta a todos los detalles, moviendo sin descanso las orejas, y habría galopado un cuarto de hora, cuando me pareció oír un grito.
El camino daba un gran rodeo para evitar un bañado intransitable en la época de las lluvias, aquella larga curva podía acortarse en una tercera parte tomando la línea recta, la cuerda, como si dijéramos, pero el proyecto no era muy cómodo, porque el campo, cubierto de grandes matas de cortadera y de hierbas altas, tenía, además, vastos limpiones llenos de vizcacheras.
Los niños ejercitan sus fuerzas y se adiestran por placer en el manejo del lazo y de las bolas, con que molestan y persiguen sin descanso a las terneras y cabras: cuando son jinetes, y esto sucede luego de aprender a caminar, sirven a caballo en algunos quehaceres: más tarde, y cuando ya son fuertes, recorren los campos cayendo y levantando, rodando a designio en las vizcacheras, salvando precipicios, y adiestrándose en el manejo del caballo: cuando la pubertad asoma, se consagran a domar potros salvajes, y la muerte es el castigo menor que les aguarda, si un momento les faltan las fuerzas o el coraje.
Presa de un espanto sin igual, echó a galopar, castigando el mancarrón con furia, y galopó derecho nomás, leguas y leguas, atravesando lomas y cañadones, tropezando en las vizcacheras, castigando, espedeando, loco.
Había acudido a varias vizcacheras, pidiendo ayuda para rehacer su cueva, prometiendo pagar poco a poco el trabajo de las compañeras que vinieran en su auxilio, pero, al verla tan pobre, todas le cerraron la puerta, echándola a pasear, en muchas partes, con palabras de desprecio.
Comenzaron a llegar vizcachas escapadas de la matanza, muchas de ellas heridas por los perros, sembrando el espanto en las vizcacheras indemnes aún.
Los hombres no hicieron más, el día siguiente, que contar con prolijidad las vizcacheras que había, y las vizcachas pensaron que la mudanza lo mismo se podría hacer «mañana».

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba