Ejemplos con verjas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Si la cosa va bien, llegaréis a una casa grande rodeada de verjas donde los alemanes se atrincheran a sangre y fuego.
A ello hay que añadir el que la parte central de la plaza no esté pavimentada, que las exedras estén cerradas herméticamente con verjas de hierro y, por último, la existencia de unas termas demasiado modestas en comparación con la grandeza del edificio.
Se aprovecharon las verjas de hierro de la puerta del matadero para colocarlas como puerta de acceso al cementerio.
Normalmente dejan su obra los viernes por la noche y los domingos por la mañana, los miembros de Knitta dejan una etiqueta de papel cada vez en la que pone knitta please o whaddup knitta? Usan como soporte árboles, farolas, verjas, bocas de incendio, monumentos y otros elementos urbanos.
La casa se construyó con maderas y chapas, verjas verticales, a listones, y una ancha entrada que le daba apariencia de un casco de tradicional estancia.
Los materiales utilizados responden a al criterio de funcionalidad del edificio, con la lectura de los elementos que lo conforman: hormigón para la estructura, ladrillos en sus cerramientos, mampostería de piedra en muros complementarios, así como mosaicos en la decoración de paramentos y hierros en forja de verjas y cancelas, que terminan de definir el uso del templo.
También se levantó en el mismo año la casa de los santeros y el cercado de arcos y verjas del patio de entrada.
La capilla se encuentra cerrada por verjas de hierro.
Se utiliza para decorar glorietas, para adornar verjas, para adornar barandillas, para embellecer muros.
queretano Miguel Montes tales como la ampliación del escenario, la construcción de los camerinos, la reconstrucción de las localidades altas y las substitución de las viejas puertas de madera por magnificas verjas de fierro, que fueron forjadas por modestos artificios locales.
El caucho etileno-acetato de vinilo es un elastómero sintético cuyo alto contenido en acetato de vinilo le confiere una gran resistencia térmica y al aceite, hecho que se traduce en posibilidad de aplicaciones en el sector de la automoción, aparte de la elaboración de verjas y mangueras.
Muchos asistentes se quedaron encerrados en el cementerio, algunos pudieron saltar las verjas, otros tiraron una de las puertas para poder sacar, campo a través, a los más mayores.
A través de las verjas pasaban miles y miles de corceles, hombres con el pecho forrado de hierro y cabelleras pendientes del casco, lo mismo que los paladines de remotos siglos, cajas enormes que servían de jaula a los cóndores de la aeronáutica, rosarios de cañones estrechos y largos, pintados de gris, protegidos por mamparas de acero, más semejantes a instrumentos astronómicos que a bocas de muerte, masas y masas de kepis rojos moviéndose con el ritmo de la marcha, y filas de fusiles, unos negros y escuetos, formando lúgubres cañaverales, otros rematados por bayonetas que parecían espigas luminosas.
A los ángulos del camino subterráneo, preparados para impedir un avance del enemigo, había que añadir los obstáculos de la fortificación de campaña: túneles cortados por verjas, jaulones de alambre que estaban suspendidos, pero al caer obstruían el zanjón, pudiendo los defensores hacer fuego a través de su enrejado.
La muchedumbre, oprimida contra las verjas, saludaba a los que partían, acompañándolos con los ojos mientras atravesaban el gran patio.
Llegaba hasta ellos el movimiento invisible de la ría, el ruido de los tranvías al otro lado de las planchas de hierro que cubrían las verjas.
Pasaban ante la ventanilla del carruaje los hoteles vistosos del Campo del Volantín, donde se albergaba la aristocracia de la villa, después las verjas y escalinatas de la Universidad de Deusto, mientras por el lado opuesto desarrollaba la ría sus revueltas entre los descargaderos y los barcos anclados.
El jardín, que se extiende entre los cuatro pórticos del claustro, mostraba en pleno invierno su vegetación helénica de altos laureles y cipreses, pasando sus ramas por entre las verjas que cierran los cinco arcos de cada lado hasta la altura de los capiteles.
Hizo su acostumbrada requisa de puertas y verjas, visitó el , los grandes retretes, donde en otro tiempo se habían ocultado unos ladrones, y después que estuvo convencido de que en la catedral no había otro ser vivo que él, fue a sentarse en el crucero, con su manta y la cesta de la cena.
Empujaba las verjas de los altares para convencerse de que estaban bien cerradas, tocaba las puertas de la capilla Mozárabe y de los Reyes, echaba un vistazo a la de la Sala Capitular y se detenía ante la Virgen del Sagrario.
Desapareció por la escalera de Tenorio precedido por don Antolín, que, después de abrir las verjas, se había puesto a sus órdenes, trémulo de miedo.
Se detenía ante la capilla de Santiago, mirando a través de las verjas de sus tres arcos ojivales.
Los más rudos y guerreadores, el armazón, la montaña de piedra y el bosque de madera que formaban su osamenta, los más cultos, elevados a la sede en época de refinamiento, las verjas de menuda labor, las portadas de pétreo encaje, los cuadros, las joyas que convertían en tesoro su sacristía.
Pero las ojivas que lo cerraban, los andenes pavimentados con grandes losas berroqueñas, en cuyos intersticios crecía la hierba en festones, la cruz del cenador central, el olor mohoso del hierro viejo de las verjas y la humedad de la piedra de los contrafuertes cubiertos por la verde capa de las lluvias, daban al jardín un ambiente de vetustez cristiana.
Los laureles crecían rectos hasta llegar a las barandillas del claustro alto, los cipreses agitaban sus copas como si quisieran escalar los tejados, las plantas trepadoras se enredaban en las verjas del claustro formando tupidas celosías de verdura, y la hiedra tapizaba el cenador central, rematado por una montera de negra pizarra con cruz de hierro enmohecido.
Todas las horas que nos dejaban libres escuelas y colegios, las pasábamos con el azadón o el escardillo en la mano, o sacando agua del pozo, o haciendo estanques y acequias, o construyendo pozos en el paseo que corría entre las dos series de huertecillas, o pintando verjas en las tapias, con almagra y almazarrón, o labrando encañados para acotar cada propiedad y defenderla de los gatos, o cambiando entre nosotros tales o cuales frutos o semillas, cuando no convidándonos recíprocamente a comer , y hasta en la mata, las lechugas, las habas o los pimientos que habíamos criado.
Mire, señor decía Sancho, que aquí no hay encanto ni cosa que lo valga, que yo he visto por entre las verjas y resquicios de la jaula una uña de león verdadero, y saco por ella que el tal león, cuya debe de ser la tal uña, es mayor que una montaña.
Con todo eso, vamos allá, Sancho replicó don Quijote, que como yo la vea, eso se me da que sea por bardas que por ventanas, o por resquicios, o verjas de jardines, que cualquier rayo que del sol de su belleza llegue a mis ojos alumbrará mi entendimiento y fortalecerá mi corazón, de modo que quede único y sin igual en la discreción y en la valentía.
Don Quijote iba sentado en la jaula, las manos atadas, tendidos los pies, y arrimado a las verjas, con tanto silencio y tanta paciencia como si no fuera hombre de carne, sino estatua de piedra.
Hase de guardar y estimar la mujer buena como se guarda y estima un hermoso jardín que está lleno de flores y rosas, cuyo dueño no consiente que nadie le pasee ni manosee, basta que desde lejos, y por entre las verjas de hierro, gocen de su fragrancia y hermosura.

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