Ejemplos con suavemente

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Nunca te he despreciadomurmura suavemente Belarmino.
Don Guillén le enderezó suavemente la cabeza y le besó la frente.
Y como la sotana negra y el alto talle fajado se alejasen, hizo suavemente: ce, ce.
Habíalos normandos, poderosos de anca, fuertes de cuello, lucios de piel, pausados en el manoteo, que arrastraban a un tiempo pujante y suavemente las anchas carretelas, habíalos ingleses, cuellilargos, desgarbados y elegantísimos, que trotaban con la precisión de maravillosos autómatas, árabes, de ojos que echaban fuego, fosas nasales impacientes y dilatadas, cascos bruñidos, seca piel y enjutos riñones, españoles, aunque pocos, de opulenta crin, soberbios pechos, lomos anchos y manos corveteadoras y levantiscas.
Al tocar Lucía suavemente el hombro de la dormida, ésta se incorporó a medias, de un brinco, sus ojos, entreabiertos, tenían velada y sin brillo la córnea, como si los cubriese la telilla que se observa en los ojos de los animales muertos.
Lamió suavemente la llama el reciente pasto que le ofrecían, y al fin comenzó a clavarle sus lenguas de áspid, arrancando con cada beso ardiente un chasquido de dolor.
Lanzose desatinado al andén: el tren, con pérfida lentitud de reptil, comenzaba a resbalar suavemente por los rieles.
Ya se me figuraba hallarme cerca del lugar tan deseado, después de un día de marcha fatigosa: el sendero iba haciéndose más practicable, y parecía descender suavemente al fondo de una de las gargantas de la sierra, que presentaba el aspecto de un valle risueño, a juzgar por los sitios que comenzaba a distinguir, por los riachuelos que atravesaba, por las cabañas de pastores y de vaqueros que se levantaban a cada paso al costado del camino, y en fin, por ese aspecto singular que todo viajero sabe apreciar aun al través de las sombras de la noche.
Y como los náufragos agonizantes de hambre y de sed, que en sus delirios sólo ven mesas de festín y clarísimos manantiales, Batiste contempló imaginariamente campos de trigo con los tallos verdes y erguidos y el agua entrando a borbotones por las bocas de los ribazos, extendiéndose con un temblor luminoso, como si riera suavemente al sentir las cosquillas de la tierra sedienta.
Una sonrisa arqueó suavemente los labios de doña Luz.
Por un impulso irresistible, hondamente conmovida, casi sin darse cuenta, sin reflexionar y sin vacilar también, como no vacila ni reflexiona lo que se mueve impulsado por una fuerza fatal, doña Luz acercó suavemente el rostro al del Padre, y puso los labios en su frente macilenta, y luego en sus dormidos párpados, y luego en su boca, ya contraída, y los besó con devoción fervorosa, como quien besa reliquias.
Sólo en la mayor intimidad, en medio de pocas almas escogidas, y de alguna que si no lo era se dejaba llevar por el entusiasmo de las otras, se desanudaba suavemente la lengua del P.
Sobre la mesa veíanse, formando círculo, varias bandejas con pasteles de espuma, blancos en su base, destilando almíbar, dorados suavemente en sus dentelladas crestas, y entre los cuales asomaba la tarjeta del que enviaba el dulce recuerdo, dos grandes tortadas ostentando en su superficie de azúcar pulido como un espejo frutas confitadas en caprichosos grupos, y en el centro de la mesa el ramillete de casa Burriel, arquitectura de turrón, y merengue que afectaba la forma de un castillo surgiendo de un montón de flores y rematado por una bailarina que, montada sobre un alambre, danzaba temblorosa sobre la obra maestra de confitería.
Y la jota esparcía por todo su ser tristeza infinita, pero que al propio tiempo era tristeza consoladora, bálsamo que se extendía suavemente untado por una mano celestial.
¿En dónde estaba? Pensando en esto, hizo una cortesía de respeto al gran Wagner, inclinando suavemente la graciosa cabeza sobre el pecho.
Ido se acercó paso a paso a Santa Cruz y le tocó en el hombro muy suavemente, clavándole sus ojos de pavo espantado.
Después de visitar varias casas, saliendo de ellas con el corazón desgarrado, hallábase otra vez en el corredor, ya muy intranquila por la tardanza de su amiga, cuando sintió que le tiraban suavemente de la cachemira.
Ballester la contradecía suavemente, recomendándole la prudencia, la tolerancia y el perdón de las injurias.
Una mañana, al salir de la ducha, y cuando el enfermo parecía entonado por la reacción, ágil y con la cabeza muy despejada, se paró en la calle, y cogiendo suavemente las solapas del gabán de su hermano, le dijo: Pero vamos a una cosa.
Permaneció un rato sentado en una silla junto a la cama, con las dos huchas sobre esta, acariciando suavemente la que iba a ser víctima.
Estrechó suavemente a la santa contra su pecho, diciéndole: Es que lo uno no quita lo otro, y aunque yo sea incrédulo, quiero tener contenta a mi , por lo que pudiera tronar.
Tocó la niña su pieza con no poca fatiga, a ratos aporreando las teclas como si las quisiera castigar por alguna falta que habían cometido, a ratos acariciándolas para que sonaran suavemente con ayuda de pedal, arqueando el cuerpo, ya de un lado, ya de otro, y poniendo cara afligida o de mal genio, según el pasaje.
Maxi habló con su mujer en un tono que indicaba la complacencia de verla, y se quejó suavemente de que no hubiese entrado antes.
¿Se puede? preguntó abriendo suavemente la puerta.
Esta idea, a pesar de ser tan alta, fue muy inteligible para Fortunata, a quien se acercó Guillermina, y echándole el brazo por los hombros, la apretó suavemente contra sí.
Tocándole suavemente un brazo, le dijo: Tengo que hablar con usted.
Ya conocía aquello su mujer y sabía el remedio, que era volverlo suavemente del otro lado.
Agradeció mucho Fortunata que en aquel momento se abriese suavemente la puerta de la alcoba y apareciera la cabeza de Severiana.
Empujola suavemente hasta abrir un poquito.
Dicho esto, la coja le ponía suavemente la mano en la espalda, empujándola hacia adelante.

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