Ejemplos con sofoca

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Alejandro O'Reilly, el segundo gobernador, la sofoca y establece la ley española, el cabildo y prohibe la esclavitud de los indígenas.
El amante de María la comedianta y Margarita la monja, sin ser hombre de mala índole, fue detestable rey: nacido acaso para que en él se mostrase de qué modo ciertas instituciones tuercen y bastardean la condición humana, porque así como las alturas de la Naturaleza causan el vértigo, en las cumbres sociales la tentación triunfa de la voluntad y la lisonja sofoca la virtud.
¿Cómo ha de aprender a evitarlo, si lo presentan a sus ojos con el encanto de lo prohibido por aliciente, con el incentivo de la curiosidad por guía y el aguijón de la edad por cómplice? Desengáñate, Tirso, no es este momento de que intentemos convencernos mutuamente, más no se le debe despertar la malicia a quien, como ella, la tiene adormecida, que sus impulsos no los sofoca luego nadie.
En su corazón había renacido la dicha pujante y vigorosa, como agua de manantial comprimido que redobla su violencia al cesar la fuerza que lo sofoca.
Pero ¡no me oyen!, ¡no pueden oírme!, ¡el tumulto del combate sofoca el eco de mi voz ya menos robusta!, ¡oh rabia de lo que ostentase solía! ¡Vuélvese el humo más denso!.
-¡Ah!, ¡señor conde!, la alegría me sofoca.
Pero esta maravillosa energía, que lo mismo mueve una falange de tus dedos, que puede rehacer, de conformidad con una imagen de tu mente, la fisonomía del mundo, se agrega u opone también a aquellas fuerzas que juzgamos fatales, y cuando ella se manifiesta en grado sublime, su intervención aparece y triunfa, de modo que da vida al amor o lo sofoca, anonada al dolor, enciende la fe, compite con el genio que crea, vela en el sueño, trastorna la impresión real de las cosas, rescata la salud del cuerpo o la del alma, y levanta, casi del seno de la muerte, el empuje y la capacidad de la vida.
¡No le matan balas, no lo daña el garrote, no lo sofoca la cuerda ni lo ahoga el agua! Perdonado está, y dígale vuesa merced que lo tomo a mi servicio, pero que, si lo pillo más tarde en una felonía, ya sabré encontrar forma de que muera a la de veras.
y una paz de los cielos el instinto sofoca.
-¡Y cómo se sofoca el buen señor!.
-En fin, caballeros -dijo don Casto, renunciando a explicarse porque no le dejaban-, todo lo que ustedes quieran será, pero yo les ruego por caridad que alguno que entienda estas trampas de las corbatas con resorte, me libre de este dogal que me sofoca.
Como juicio general de la situación me dijo esto: «En los sucesos a que dio lugar la ambición de Martos, se inició un síntoma malsano que podrá tomar proporciones peligrosísimas si a tiempo no se le sofoca.
Ya luego a atar con un dogal el cuello de la bestia, y asiendo de una vara que mete entre cuello y dogal, le da vueltas hasta que la sofoca.
El vacío la circunda, y, sin embargo, siente un peso sobre los hombros que la agobia, que la sofoca: el empréstito Figuerola.
Otro, con los sonoros himnos de sus mentidas libertades, sofoca los gemidos de la esclavitud, cubre con el tupido manto de su riqueza las asquerosas llagas de la desmoralización y, cobarde chacal, acecha el sueño de su vecino para devorarle impunemente.
los pueblos, quien sofoca los talentos,.

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