Ejemplos con serrallos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Cuando yo era joven, los soldados iban a buscarlas en los serrallos libres del enemigo.
Había sido exento de Guardias, compañero de Palafox y de Godoy, y en aquellos tiempos en que los mozos guapos desempeñaban grandes papeles en la Corte y en que se hablaba, como lo prueba el desvergonzado libro de un fraile, de serrallos a la turca, de envenenamientos proyectados, de matrimonios dobles y otras barbaridades ante las cuales la discreta historia se complace en cerrar los ojos.
Pero, ¿de qué me admiro que en serrallos.
Alguna vez he oído decir a caballeros que han padecido cautividad en tierra de moros, que los príncipes y señores de aquella tierra conceden la libertad a las mancebas de sus serrallos cuando la vejez les ha robado fuerza, vigor y hermosura.
—¡Allá van —decía— esos serrallos de Amurates, ese alcázar de Sardanápalo!.
no ha venido él de los serrallos, y apostaré que no ha platicado él con quien yo conocí.
Si en Marruecos nos dan algún día semejante despotismo, que será en el mismo instante que se anulen las austeras leyes de los serrallos, y si las señoras marruecas quisiesen admitir unas cuantas españolas para catedráticas de esta nueva ciencia hasta ahora desconocida en África, prometo en breve tiempo sacar, entre mis lecciones y la de otra media docena de amigas, suficiente número de discípulas para que paguen los musulmanes a pocas semanas todas las tiranías que han ejercido sobre nosotras desde el mismo Mahoma hasta el día de la fecha, pues aumentando el dominio de mi sexo sobre el masculino en proporción del calor del clima como se ha experimentado en la corta distancia del paso de los Pirineos, deben esperar las coquetas marruecas un despotismo que apenas cabe en la imaginación humana, sobre todo en las provincias meridionales de ese imperio».
Cuando yo era joven, los soldados iban a buscarlas en los serrallos libres del enemigo.
No fomentemos, pues, en nosotros mismos los sentimientos anodinos del guardador de serrallos, sino las pasiones formidables del hombre nacido para enjendrar a los futuros vengadores.
Tienen abiertamente sus serrallos y no hablan de matrimonios ni de adulterios.

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