Ejemplos con secanos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El arroz, debido a sus grandes exigencias de agua, está por completo ausente en los secanos.
De época ibérica aparecieron abundantes cerámicas con decoración geométrica pintada y fragmentos de vasos de barniz negro en los Secanos Altos.
Desde allí hasta un puente, que está encima de la huerta que llaman el Cordobí, y desde allí por los secanos arriba hasta la torre de Cárdenas, y desde allí por la sierra hacia la parte de Almería, en que había una rábita, y desde allí sube a un algibe que está en el camino de Remepipar, y desde allí, hasta los alrededores de la capital.
Junto con Cetina organiza la huerta del Jalón irrigada con acequias y los secanos -dedicados al viñedo, al cereal en régimen de año y vez y a los pastos-.
El azafrán se da en los secanos manchegos y en la provincia de Teruel.
El girasol se adapta bien a los secanos españoles, entra en la rotación con los cereales y debido al aumento del uso de los fertilizantes, ha hecho disminuir de manera notable la extensión de los barbechos.
Aquel día se habían presentado varios colonos del castillo en solicitud de que se les perdonase alguna parte de las rentas devengadas aquel año por la baronesa, con motivo de la pérdida de las cosechas que generalmente se experimentara, principalmente en los secanos.
Pues ¡qué me pasará a mí que soy de los secanos de Astorga?.
Yo voy a buscar a ben-Munuza, que debe de hallarse al otro lado de aquel cerro arando los pobres secanos que allí posee.
Cuéntase, pues, que el tal Juan Gómez, hombre a la sazón de más de media centuria, rústico muy avisado aunque no entendía de letra, y codicioso y trabajador con fruto, como lo acreditaba, no solamente su apodo, sino también su mucha hacienda, por él adquirida a fuerza de buenas o malas artes, y representada en las mejores suertes de tierra de aquella jurisdicción, tomó a censo enfitéutico del caudal de Propios, y casi de balde, mediante algunas gallinas no ponedoras que regaló al secretario del Ayuntamiento, unos secanos situados a las inmediaciones de la villa, en medio de los cuales veíanse los restos y escombros de un antiguo castillejo, morabito o atalaya árabe, cuyo nombre era todavía La Torre del Moro.
Vivo entre enemigos, sin más capital que estos bueyes y que esos secanos, comprados a fuerza de diez años de sudores.

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