Ejemplos con santamente

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Wilfrid, obispo de York, había sido exiliado por Ecgfrith por su papel persuadiendo a la mujer de Ecgfrith, Æthelthryth, a permanecer santamente célibe.
Es de suponer que Suárez de Figueroa conocía las virtudes de su ascendiente y se conoce que deseaba imitarlo tan santamente.
decían: Si no tuviéramos miedo a una mujer y al del caballo blanco, ya estaría derribada vuestra casa, y vosotros cocidos, aunque no comidos, pues no sois buenos de comer, que el otro día lo probamos, y amargáis, mas os hemos de echar a las águilas, leones, tigres y culebras, que os traguen por nosotros, pero con todo esto, si no soltáis a Moctezuma y os vais en seguida, pronto seréis muertos santamente, cocidos con chilmolli y comidos por animales salvajes, pues no sois buenos para estómagos de hombres, porque siendo Moctezuma nuestro señor y el dios que nos da mantenimiento, os atrevisteis a prenderle y tocar con vuestras manos ladronas, y a vosotros, que cogéis lo ajeno, ¿cómo os aguanta la tierra, que no os traga vivos? Pero andad, que nuestros dioses, cuya religión profanasteis, os darán vuestro merecido.
Volvió, no obstante, de su destierro, entrando triunfalmente en Santiago, y murió santamente en el monasterio de Herbón a los treinta y cuatro años de episcopado y setenta y tres de edad.
Él, mirándola santamente, como cuando era chiquitina, le respondió:.
Catalina contestaba a las preguntas de su acompañante con una timidez de doncella cristiana santamente educada, adivinando el propósito oculto bajo sus palabras de vulgar galantería.
Es cierto, chico, en León le entran a uno ganas de casarse y de vivir santamente.
He dado en pensar que como la conjura iba contra un Rey excomulgado, creían aquellas mujeres simplísimas que ayudando a la Federación Española, laboraban santamente en servicio de Dios.
perdón que de tendríamos, y con él la licencia para casarnos santamente y ser los más felices, los más meritorios siervos de Dios'.
Hagamos por morirnos tú y yo santamente, y las tendremos a nuestro lado por toda la eternidad.
Para vivir santamente bastaba con la sabiduría de los sacerdotes y la ignorancia popular, que proporciona una beatífica tranquilidad.
Pues mira tú, eso sí que no me importa nada, porque díme: ¿no has vivido santamente y con la mayor holgura en nuestro pueblo sin que hicieras ninguno de esos papelones? ¿Por ventura, cuando allí nos sobraba todo, y teníamos para dar al pobre, eras tú y yo ? No éramos públicos, sino honrados y trabajadores, nada debíamos a nadie, y el Señor nos colmaba de bendiciones.
Murió santamente, recordándome alegrías y penas pasadas que las dos sentimos sin dar a nadie participación, y sus últimas palabras, agarraditas sus manos a las mías, fueron consagradas al ser a quien amaba tanto como yo.
¡Si serían aquellos los brotes del amor por la hermosura del alma! Lo que más consolaba a Fortunata era la esperanza cada día más firme, porque el capellán se lo había dicho no pocas veces en el confesonario, de que cuando se casase y viviese santamente con su marido a la sombra de las leyes divinas y humanas, le había de amar, pero no así de cualquier modo, sino con verdadero calor y arranque del alma.
conmigo para que seamos todos cristianos, o me entiendo yo con Pepe y con mi padre? ¿Imagina usted vivir santamente no haciendo daño al prójimo? ¡Qué ceguedad! ¿Y Vd.
No me dejarán hacer mi gusto, me enfadaré, y no me moriré tan santamente como quiero morirme.
Era ya muy tarde para que, en un pueblo tan anticuado, se prolongaran mucho en calles y plazas los corrillos y comentarios de las gentes, áun tratándose de negocio de tanta monta, por lo que todos se contentaron con cerciorarse de la verdad del hecho, y se marcharon a sus casas, a rumiarlo santamente en familia, al propio tiempo que la ensalada de la cena.
Pero ¿qué responder al señor chantre, si por acaso lee estos renglones?¡Perdóneme el reverdecimiento extemporáneo que denotan las anteriores frases, y crea que a mí también se me alcanza, aunque no lo practique, que lo mejor de todo es envejecer y morir tan santamente como envejece y morirá su señoría!.
Ahora te vas a tu casa, acompañas a tu papá, le cuentas cualquier amena historia que le distraiga, despachas tus quehaceres, das un paseíto con el viejo, vuelves a tu casa, coses un poco y después te acuestas para dormir santamente como un ángel.
Digo pues que viéndote una noche llevar la linterna con el buen cristiano Mahudes, te consideré contento y justa y santamente ocupado, y lleno de buena envidia quise seguir tus pasos, y con esta loable intencion me puse delante de Mahudes, que luego me eligió para tu compañero, y me trujo a este hospital: lo que en él me ha sucedido no es tan poco, que no haya menester espacio para contallo, especialmente lo que oí a cuatro enfermos que la suerte y la necesidad trujo a este hospital y a estar todos cuatro juntos en cuatro camas apareadas: perdóname, porque el cuento es breve y no sufre dilacion, y viene aquí de molde.
Nada más conforme a razón que aquel sentimiento de la propia dignidad, que se exalta santamente cuando las pasiones brutales excitan a una acción vergonzosa, que recuerda al hombre lo sagrado de sus deberes y no le consiente deshonrarse faltando a ellos, aquel sentimiento que le inspira la actitud que le conviene tomar según la posición que ocupa, aquel sentimiento que llena de majestad el semblante y modales del monarca, que da al rostro y maneras de un pontífice santa gravedad y unción augusta, que brilla en la mirada de fuego de un gran capitán y en su ademán resuelto, osado, imponente, aquel sentimiento que a la dicha no le permite alegría descompuesta ni al infortunio abatimiento innoble, que señala la oportunidad de un prudente silencio o sugiere una palabra decorosa y firme, que deslinda la afabilidad de la nimia familiaridad, la franqueza del abandono, la naturalidad de los modales de una libertad grosera, aquel sentimiento, en fin, que vigoriza al hombre sin endurecerle, que le suaviza sin relajarle, que le hace flexible sin inconstancia y constante sin terquedad.
En las montañas vascongadas, ennoblecidas por la historia y fecundadas por el sudor de sus habitantes, armonizan tan santamente el templo y el hogar y la naturaleza, que al contemplar allí el viajero el hermoso símbolo compuesto de tres manos enlazadas y la leyenda Irurac-bat, duda si este símbolo es sólo el de las tres provincias hermanas, o a la vez el del templo y el hogar y la naturaleza.
Una mujer que está gozando de Dios, porque vivió y murió santamente, una mujer a quien yo quería como te quiero a ti, me dijo momentos antes de volar al seno del Señor: «¡Por la Virgen Santísima te pido que si das madrastra a las hijas de mi alma, no consientas que las maltrate, ni las maltrates tú tampoco mientras cumplan con el primer deber de los hijos, que es la obediencia».
El indiano era un sabio, y como ahora se dice, un hombre de mundo, pero era de los sabios y hombres de mundo que creen en Dios, y, aunque no creyeran, respetarían santamente la fe de los demás.
Tambien se junta con otros adverbios, como: ''muy bien: muy mal: muy santamente''.
Pásase largas horas sentadito en su poltrona, se hace leer alguno de los papeles públicos que llegan acá, dormita cuando los chicos le dejan solo, y en más de una ocasión le he sorprendido rezando quedamente, cosa nueva en él, pues nunca fue hombre de grandes ni pequeñas devociones, pero ello es hoy muy natural, y demuestra no sólo que Dios le llama, sino que él le oye y quiere acabar santamente sus trabajados años.
Hagamos por morirnos tú y yo santamente, y las tendremos a nuestro lado por toda la eternidad».
Fue preciso que la misma Rosario alargase la mano, tomase la de Jorge, la acercase a su rostro y la besase santamente.
¿Con qué derecho, entonces, pretendés que te indemnicen si a vos te indemniza mi tontería de llevarte a una casa donde no sos digno de barrer el zaguán? ¡Qué más indemnización querés que el beso que ella, santamente, te dará, insensible a tu cara, el mapa de la desverguenza!.
sin velos, santamente.

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