Ejemplos con saleta

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Tras dejar los estudios de Informática sólo un año después de haberlos comenzado, se matricula en el Centro de Actividades Escénicas La Saleta en su ciudad natal, Granollers.
La Saleta de Porcelana tiene paredes y techo completamente recubiertos de placas de porcelana sujetas a un armazón interior de madera, ensambladas de tal forma que sus uniones quedan disimuladas entre adornos de telas y tallos imitados en porcelana.
En el piso principal estaban la sala de reuniones y una saleta, a las que se accedía por la escalera de piedra antes comentada.
Empezó el desfile de los caballeros en dirección de la Saleta, hasta que solos quedaron don Amadeo y Benifayó.
Momentos después, mi y yo, por virtud del poder milagroso que llevábamos en nuestras almas, nos convertíamos en gatitos diminutos y recorríamos, con jugueteo y brincos invisibles, la Saleta, la Antecámara y Cámara, y otras regias estancias.
En la Saleta aguardó el caballero más de media hora la ocasión feliz de pasar a la presencia de Su Majestad.
Váyase a la Saleta, que ya habrán empezado las audiencias.
Otras dos damas, la Navalcarazo y la Villaverdeja, acompañadas de Manolo Tarfe y de Riva Guisando, permanecían a la expectativa en la Saleta, pues ya se sabía que O'Donnell llevaba en su cartera el tremebundo rapapolvo contra Prim.
La escena de la cámara fue referida puntualmente por el Duque de Vistahermosa a las damas y caballeros apostados en la Saleta, que no se rieron poco del gracioso torniquete con que doña Isabel volvió del revés los propósitos de su primer ministro.
Frenéticos vivas a Isabel sonaron en la Saleta y Antecámara, y a la consternación sucedieron esperanza y regocijo, sólo turbados por el anhelo que a muchos abrasaba de la inmediata matazón del malvado clérigo.
Nos dirigimos luego a la Saleta, y en ella el mismo gentilhombre iracundo y enano, de cuyo nombre no puedo acordarme, vino a decirnos que la herida de la Reina no era de cuidado, que el puñal sólo penetró que habiendo sufrido Su Majestad un desvanecimiento, los médicos procedieron a sangrarla, y.
Saludáronse ambos personajes con grandes cortesías, y Currita, con el airecillo de princesa de los Ursinos, propio de las mujeres cuando juegan en público a las muñecas con los hombres políticos, comenzó a caminar entre ellos hacia la puerta de la Saleta.
Hallábanse abiertas todas las puertas de la antecámara, excepto la de la Saleta, y apiñábanse detrás de las cortinas las familias y amigos de los Grandes, deseosos de contemplar el señoril espectáculo.
Hállase tapizada toda la pieza de rica tela azul muy oscura, con grandes flores de lis, y las iniciales y entrelazadas y realzadas en terciopelo, cuatro grandes retratos de Carlos IV y María Luisa, Fernando VII y la reina Amalia III ocupan los huecos correspondientes a uno y otro lado de las puertas de la cámara y la Saleta.
Sentóse y cubrióse, y los Grandes se cubrieron y quedaron en pie a uno y otro lado de la Saleta.
Por desdicha, no acabó aquí la ceremonia, el secretario de la Real Estampilla abría de nuevo la puerta de la Saleta y tomaba a anunciar:.
Mas cuando el alabardero de guardia a la puerta de la Saleta dio el golpe de alabarda que anuncia la llegada de un Grande de España, crecióse el orgullo de Currita, despertó de nuevo su energía, y armada de toda su audacia atravesó la antecámara y penetró en la cámara misma, dispuesta a comenzar la batalla, creyendo encontrar allí a la camarera mayor o al gentilhombre de servicio, o quizá a todos juntos.
Villamelón no le dejó respirar, apenas si pudo cruzar una cariñosa sonrisa con la dama, un apretón de manos con Martínez, y el impaciente padrino, tirando de él a la rastra, llevóselo por la puerta de la Saleta.
Entrando por la puerta de la Saleta ábrense a la derecha dos balcones que dan a la plaza de la Armería, a la izquierda dos puertas que llevan a los aposentos interiores, y al frente una mampara que comunica con la cámara.
Otros cuartos seguían a ése, atestados de muebles ordinarios, y paralelo a ellos un patio largo y angosto, también obstruido en parte por el brocal alto de un pozo cuyas aguas salobres dividía con la casa contigua, terminando cuartos y patio en una saleta atravesada y exenta.
Nos dirigimos luego a la Saleta, y en ella el mismo gentilhombre iracundo y enano, de cuyo nombre no puedo acordarme, vino a decirnos que la herida de la Reina no era de cuidado, que el puñal sólo penetró tanto así.
Los padres compraban a su hija costosas galas, collares y gargantillas de oro y piedras, sartas de perlas, pero la hacían estarse horas y horas en el sitial, cerca de la chimenea, en invierno, en la saleta baja, de friso de azulejos, en verano, y doña Ricarda contraía pasión de ánimo secreta, que ocultaba con la energía para el disimulo que caracteriza a los fuertes.
Frenéticos vivas a Isabel sonaron en la Saleta y Antecámara, y a la consternación sucedieron esperanza y regocijo, sólo turbados por el anhelo que a muchos abrasaba de la inmediata matazón del malvado clérigo.
Váyase a la Saleta, que ya habrán empezado las audiencias.
En la Saleta aguardó el caballero más de media hora la ocasión feliz de pasar a la presencia de Su Majestad.

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