Ejemplos con felonía

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La supuesta felonía de Dolfos, que fue recordada y vilipendiada durante siglos por la tradición castellana a través de crónicas y romances, supuso un importante vuelco en la historia de España, ya que el trono de Castilla y Galicia fue asumido por Alfonso VI de León, hermano de los otros dos reyes y en ese momento refugiado en Toledo.
Luego de la muerte de la Colla, Manco Inca, repuesto ya de la indignación que le causó la felonía de los españoles, modificó su táctica y comenzó a emplear la táctica de las guerrillas: atacar y esconderse.
En el segundo capítulo, de la indigerible felonía jamás contada, se revelan las negociaciones secretas entre Santa Anna y Polk a través de Alejandro Atocha, intermediaro envíado desde La Habana por Santa Anna, para poder consumar los planes de ambos.
Esta amnistía se extiende hasta a los mismos traidores que más recientemente hayan cometido actos de felonía, y será tan religiosamente cumplida, que ninguna razón, causa, o pretexto será suficiente para obligarnos a quebrantar nuestra oferta, por grandes y extraordinarios que sean los motivos que nos deis pare excitar nuestra animadversión.
El comandante consideraba una felonía abandonar la ciudad.
—Fenómenos son estos, mi querida Luisita, que muchas veces han servido para explicar ulteriores conflictos en varios matrimonios,—como, por ejemplo, la súbita felonía de mujeres que se casaron gustosas en apariencia y que, no obstante, abrigaban en el pecho la sierpe de otra pasion inextinguible, destinada a morder un dia al confiado marido en mitad del corazon y de la honra.
La Holanda, llamando a los ingleses para emanciparse de la tiranía española, los Estados Unidos admitiendo los servicios de la Francia para obtener su independencia, la España, lanzando de su seno con ayuda de los ingleses, a esa Francia que entonces como ahora, había logrado penetrar en el territorio ajeno por la puerta de la felonía y de la traición, a esa Francia que entonces como ahora, pretendió hacer una colonia de una nación independiente y fundar un simulacro de trono que le sirviese de escabel para sentar su planta y de apoyo para extender su influencia y su dominación, a esa Francia que entonces como ahora, era víctima y cómplice, a la vez, de la tiranía de un Bonaparte, de un Bonaparte, señores, cuyo nombre sólo es un programa completo de usurpación y de retroceso, de guerras y de conquistas, de tronos improvisados y hundidos en la nada, de bambolla y de charlatanismo y, por último y como resultado final, de baldón y oprobio para su nación! La España, repito, los Estados Unidos y la República holandesa, no mancillaron su nombre ni comprometieron su autonomía, ni siquiera empañaron el brillo de sus heroicos esfuerzos.
Basilio, Emma le tenía guardada aquella felonía, hasta el día del trance, Aguado, pero en el momento crítico, si la cosa no venía muy torcida, el otro.
felonía.
¡Juzgue, por esto que digo, de lo que seré capaz de hacer si sus inclinaciones, o sus conveniencias, le arrastran a cometer una nueva felonía conmigo!.
¡Y luego, cometer tal felonía por tan poco dinero! ¡Puf, qué asco! -argüía un jugador de gallos con coracha.
La pluma se resiste a hacer comentarios sobre tamaña felonía.
Porque si negarse era muy triste y doloroso, consentir era felonía.
Porque así es el sucesor de los desdichados monarcas que no llegaron a reinar, despojados por la usurpación española, el Inca Manco, Sayri Tupac Yupanqui, Tupac Amaru, infeliz, cuya cabeza rodó en el cadalso de Cuzco, clamando la inicua felonía castellana y la terrible venganza de los suyos.
Cuando vio que lo de morir todos iba de veras, tuvo una encerrona con su caro esposo, a la hora de acostarse, y en paños menores, con el pelo suelto, le puso las peras a cuarto, y unas veces llorando, otras riendo, ya altiva, ya humilde, ora sarcástica, ora patética, apuró los recursos de su influencia para obligar a su Judas, si no a volverse atrás de lo prometido, a cometer la felonía de hacer una excepción en aquella matanza.
¡Malditos sean en esta vida y en la otra por su descreimiento y por su felonía!.
¡Malditos sean en esta vida y en la otra por su descreimiento y por su felonía.
¿Verdad que fue gran felonía, y una maldad de esas que no tienen perdón? ¿Verdad que era justicia matarla?.
Así llegué hasta la felonía de sospechar del desinterés de Neluco, creyéndole capaz de haberme apuntado la idea, de acuerdo con la interesada, o con su madre siquiera.
Negándose a cumplir los tratados de la Soledad y haciéndose dueña por medio de la felonía, de unas posiciones fortificadas que no se atrevió a atacar, se identificó más con la causa que venía a defender y dejó ver con toda claridad cuál sería el espíritu que debía animarla en esta inmunda guerra, que comenzaba por conculcar un compromiso sagrado y acabaría por abandonar y vender cobardemente a sus propios cómplices.
Por otra parte tenía la intención formal de dar al valiente mosquetero todas las excusas pertinentes, pero sin debilidad, por temor a que resultara de aquel duelo algo que siempre resulta molesto en un asunto de este género, cuando un hombre joven y vigoroso se bate contra un adversario herido y debilitado: vencido, duplica el triunfo de su antagonista, vencedor, es acusado de felonía y de fácil audacia.
El magistrado es, naturalmente, recto, en su larga carrera no se le conoce una felonía, y su entereza está acompañada de cierta firmeza de carácter.
No andando suelto por la tierra Satanás, sólo en Leticia, contrariada y ofendida, cabe una felonía como esa.
Enterrado don Valentín, exterminado el perro del murio, hartos los vecinos todos de Cumbrales de hablar de los sucesos de aquella noche, que hicieron palidecer el recuerdo de los del domingo de marras, y atreviéndose ya Tablucas a volver solo a su casa a todas horas, acabó el pueblo de normalizarse con la noticia, oficial y auténtica, de que no quedaba rastro de facioso en muchas leguas a la redonda, y con la no menos grata y comprobada de que, al marcharse, se había llevado por delante al Sevillano, que, desde la felonía hecha a Pablo, andaba fugitivo de pueblo en pueblo y de encrucijada en encrucijada, en una de las que fue atrapado y metido en filas, lance que deploró Chiscón en gran manera, porque pensaba resarcirse de todas sus pesadumbres descoyuntando los huesos al pícaro matasiete que tanto le había comprometido y desacreditado a él.
Uníase a estos gritos el vocear del contrario de Nisco, negando toda participación en la felonía, chispeaban los ojos de Pablo buscando entre la muchedumbre algo que delatara al delincuente, ordenaba don Pedro lo más acertado para bien del herido, acudían gentes aterradas a su lado, y mientras esto acontecía y se buscaba a Juanguirle entre los combatientes, las tintas de los celajes iban enfriándose, desleíanse los nubarrones, cual si sobre ellos anduvieran manos gigantescas con esfuminos colosales, una cortina gris, húmeda y deshilada, como trapo sucio, se corrió sobre los picos más altos del horizonte, brilló debajo de ella la luz sulfúrea del relámpago, y comenzaron a caer lentas, grandes y acompasadas gotas de lluvia, que levantaban polvo y sonaban en él como si fueran de plomo derretido.
Los tres personajes que inspeccionaban el terreno, como los ladrones el campo de batalla después de terminada, conocieron en el hombre que tal felonía acababa de ejecutar, al antes manso, inofensivo y modelo de virtudes domésticas.
» -Señores -dijo el presidente cuando se restableció el silencio-, ¿el conde de Morcef está acusado de felonía, traición e indignidad?.
Se vistió deprisa, cogió papel que tenía el mismo olor que el del Magistral, pero más fuerte, y escribió a don Fermín una carta muy dulce con mano trémula, turbada, como si cometiera una felonía.
-¡Que es un majadero! Aplaude la gran felonía de arrancar la careta a un enmascarado.
Y es de notar que todo esto lo saben los infelices sacrificados, pero se les fascina con un fárrago de palabrotas estampadas en un papel sellado, a cuyo pie, para mayor escarnio, se les hace poner sus firmas, cerrando de este modo todo pretexto a ulteriores reclamaciones contra semejante felonía.

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