Ejemplos con faunos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Además, a la de aquellos imposibilitados de regular su propia estatura, como sí lo hacen ciertos seres feéricos de otras latitudes, que pueden ser, en un momento minúsculos faunos y, al rato, gigantes o temibles ogros.
En Narnia descubrirán un mundo increíble habitado por animales que hablan, duendes, faunos, centauros y gigantes al que la Bruja Blanca -Jadis- ha condenado al invierno eterno.
Asgaard era un mundo de magia y fantasía, un mundo donde hadas, magos y faunos vivíamos en armonía.
Por lo común son rostros de faunos, sabios, náyades, etc.
Algunos especialistas plantean la hipótesis de que el origen de las leyendas sobre silenos, faunos y ninfas sea el recuerdo de encuentros con antiguos homínidos.
Por antonomasia, se da a veces el nombre de silenos a los sátiros, y en la mitología romana, a los faunos y los silvanos.
Sus muchos amigos no sólo eran faunos y ninfas, sino también dríades, enanas rojas, y otros.
¡Id, inspiradas MUSAS, y cogiendo del oloroso mirto, laurel bello y rosas purpurinas, tejed en honor de CERVANTES inmortales coronas! PAN, y vosotros, SILENOS, FAUNOS y alegres SÁTIROS, danzad en la alfombra de los umbrosos bosques, en tanto que las NEREIDAS, las Náyades, las bulliciosas ONDINAS y juguetonas NINFAS, esparciendo mil aromosas flores, embellecerán con sus cantos la soledad de los mares, las lagunas, las cascadas y los ríos, y agitarán la clara superficie de las fuentes en sus variados juegos.
El clasicismo hortícola quiere que en todo jardín haya mucha mitología, faunos groseros, ninfas muy fastidiosas, dioses pedantes, geniecillos mal criados.
En esto, y en suspirar y en llamar a los faunos y silvanos de aquellos bosques, a las ninfas de los ríos, a la dolorosa y húmida Eco, que le respondiese, consolasen y escuchasen, se entretenía, y en buscar algunas yerbas con que sustentarse en tanto que Sancho volvía, que, si como tardó tres días, tardara tres semanas, el Caballero de la Triste Figura quedara tan desfigurado que no le conociera la madre que lo parió.
Al otro lado del grupo el Amor Virtuoso con harneros volcados tiende la flecha a un grupo de silvanos, faunos, machos cabríos, carneros, sátiros y sátiros-madre, que se aferran a sus pequeños con sus horribles manos, y que llegan por la izquierda de un sendero hundido, entre el primer plano y una muralla de rocas, abajo hay un guardián de arroyos, cuya urna vierte sus penosas aguas.
Aquí pensaba yo lucirme describiendo las bellezas naturales de la isla, sus antiguallas, sus famosas ciudades, como Gnosos y Gortina, los vestigios del Laberinto donde estuvo encerrado el Minotauro, los esquivos lugares en que los dáctilos y los curetes bailaban sus danzas guerreras en torno del futuro monarca de los hombres y de los dioses, la sagrada caverna en que durmió su sueño secular Epiménides, y el punto en que se embarcó Ariadna con el falaz e ingrato Teseo, que luego la abandonó en Naxos, de donde la sacó en triunfo el dios Ditirambo con toda aquella comitiva estruendosa de faunos y de ménades, que tan gallardamente nos describen los poetas.
-¡Bien! Los sátiros y los faunos, los hipocentauros y las sirenas han existido, como las salamandras y el ave Fénix.
estómago, los de un solo pie a lo grullo sirviéndoles de tejado, los sátiros y los faunos,.
Sátiros y los Faunos, con apariencias de hombres y realidades de bestias.
entendida, a los Faunos, galanes, a los Sátiros, cortesanos, y a todo monstruo, un prodigio.
Y su hermana trabaja, se empeña en quitárselo, en cambiárselo por un rico vestido de pastos tiernos, verdes y tupidos, cuya sola vista haga felices a los pastores, protegidos de Pan y de los Faunos, y sus grandes amigos.
Juiciosos hermanos de los Sátiros locos, los Faunos recibieron del rey de los dioses la misión de proteger los rebaños esparcidos por la Pampa, y los Silvanos, los montes de la misma.
Los Faunos también, por el mismo motivo, se encontraban mal, acostumbrados como estaban, en las campiñas fértiles de donde son oriundos, a retirarse con rebaños en los montes, durante la noche y durante las horas de la siesta, y a juntarse allí con sus hermanos, a platicar alegremente, a la sombra y al reparo, o a estudiar, tratando de imitarlos en flautas rústicas, el gorjeo y el silbido de las avecillas.
Unos faunos sensuales persiguen a una driada,.
Pero tuvo su compensación, pues los Faunos, agradecidos, protegieron sus rebaños tan bien, que se multiplicaron y prosperaron de modo inaudito.
Para las dos víctimas, «los bosques del valle murmuran, las flores exhalan tristes perfumes, el ruiseñor llora cerniéndose sobre los picachos rocosos y la golondrina revolotea sobre los sinuosos valles», «los sátiros y los faunos, velados de negro, gimen», las ninfas de las fuentes se deshacen en llanto que forma arroyos que van a perderse a los bosques, las cabras y las ovejas abandonan sus pastos, las Oréades, que se complacen en escalar las inaccesibles cimas de las rocas más altas, descienden corriendo de los pinares, cuyos árboles gimen acariciados por el viento, mientras las dríades se inclinan entre las ramas de los árboles enmarañados y los ríos lloran a la blanca Procris,.
Cuando pasa, las dríades lo espían desde la espesura y los faunos bronceados le sonríen de modo extraño.
¿Qué selva mejor que la del sátiro, a quien él encantaría, donde sería tenido como un semidiós, selva toda alegría y danza, belleza y lujuria, donde ninfas y bacantes eran siempre acariciadas y siempre vírgenes, donde había uvas y rosas y ruido de sistros, y donde el rey caprípedo bailaba delante de sus faunos beodos y haciendo gestos como Sileno?.
A su vista, para distraerle, danzaban coros de bacantes encendidas en su fiebre loca, y acompañaban la armonía, cerca de él, faunos adolescentes, como hermosos efebos, que le acariciaban reverentemente con su sonrisa, y aunque no escuchaba ninguna voz, ni el ruido de los crótolos, gozaba de distintas maneras.
Los padres ríos, de floridas barbas, volcaban sus ánforas en los cauces bordeados de rosales en flor de los riachuelos, los sátiros perseguían a las ninfas por los boscajes de palmeras, al pie de un naranjo, un silvano tañía su flauta, Eros, rey, reía su sonrisa de mármol en una glorieta de jazmines, y faunos y bacantes danzaban en torno al carro tirado por tigres del alegre Baco.
Arrellenábase a mi derecha, silencioso, atento e impasible, como si estuviese en su caja, el banquero Nicolás Darío, hombre de unos cincuenta años de edad, de mezquina estatura, cabeza nevada a trechos, sonrisa y ojos más jóvenes que el resto del cuerpo, y rostro que, por lo escaso de la barba, lo carnoso de los labios, lo abultado de los pómulos, recordaba la fisonomía que prestan a los faunos los escultores.
Así que, al ruido y volteo de las ruedas, el batir de los cascos del fogoso y soberbio tronco, sucedió un silencio plomizo, total, un silencio que envolvió de súbito el alma de Rosario como una sábana de nieve, la chilena, lentamente, cruzó el vestíbulo, atravesó el atrio y el peristilo, pasó bajo el pórtico sin volver la cabeza para mirar a los faunos, que, inalterables, reían con regocijo malicioso, salió a los jardines, dejándose caer en su sitio favorito, en el asiento de jaspe, bajo la dorada sombra del templete, y recostó la frente en el respaldo del banco de mármol, tibio del calor del día.
Felipe se arreglaba a escape y salía a encontrarla bajo el pórtico, donde se doraban al vivo sol los robustos faunos y entreabrían sus labios de amante y pecadora piedra las Ninfas.
A medio día los fragmentos antiguos, caldeados y como estremecidos por el sol, halagados por los efluvios de amor esparcidos en el ambiente, revivían una vida singular, y las ninfas sonreían a los nervudos faunos, y los amorcillos tenían en sus pedestales actitud de impaciencia, ansiosos de volar, de beber la cálida atmósfera y la esencia de las rosas, violentamente profanadas por abejas y moscardones.

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