Ejemplos con encinas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡Mar, tus olas no se abrieron para tragarme! ¡Quisiste aquellas vidas y no quisiste la mía!¡Si me tragases, mar, y no arrojases mi cuerpo a ninguna playa!¡Si me sepultases en tu fondo y me guardases para ti! ¡No me quisiste aquella noche, y soy más náufrago que esos cuerpos desnudos que bailan en tus olas! ¡Tengo la pobreza y la desnudez y el frío de un náufrago! ¡No sé adonde ir! ¡Si la muerte tarda, pediré limosna por los caminos! ¡Y el mar, aquella noche, pudo caer sobre mi cuerpo, como la tierra de la sepultura, y no me quiso! ¡Ya soy pobre! ¡Todo lo he dado a los monstruos! ¡Mi alma en otra vida, aquella vida de que huyo, también fué un mar, y tuvo tempestades, y noches negras, y monstruos que habían nacido de mí! ¡Ya no soy más que un mendigo viejo y miserable! ¡Todo lo he repartido entre mis hijos, y mientras ellos se calientan ante el fuego encendido por mí, yo voy por los caminos del mundo, y un día, si tú no me quieres, mar, moriré de frío al pie de un árbol tan viejo como yo! ¡Las encinas que plantó mi mano no me negarán su sombra, como me niegan su amor los monstruos de mi sangre!.
En invierno cae la nieve y aúllan los lobos en las inmediaciones de la rectoral, cuando Julián tiene que salir a las altas horas de la noche para llevar los sacramentos a algún moribundo, se ve obligado a cubrirse con coroza de paja y a calzar zuecos de palo, el sacristán va delante, alumbrando con un farol, y entre la oscuridad nocturna, las encinas parecen fantasmas.
Sucedió pues que teniendo el aduar entre unas encinas algo apartado del camino real, oyeron una noche casi a la mitad della ladrar sus perros con mucho ahinco y mas de lo que acostumbraban: salieron algunos jitanos, y con ellos Andres a ver a quién ladraban, y vieron que se defendia dellos un hombre vestido de blanco, a quien tenian dos perros asido de una pierna: llegaron, y quitáronle, y uno de los jitanos le dijo:.
Finalmente, ordenó don Quijote entrar en la ciudad entrada la noche, y, en tanto que la hora se llegaba, se quedaron entre unas encinas que cerca del Toboso estaban, y, llegado el determinado punto, entraron en la ciudad, donde les sucedió cosas que a cosas llegan.
Daránnos con abundantísima mano de su dulcísimo fruto las encinas, asiento los troncos de los durísimos alcornoques, sombra los sauces, olor las rosas, alfombras de mil colores matizadas los estendidos prados, aliento el aire claro y puro, luz la luna y las estrellas, a pesar de la escuridad de la noche, gusto el canto, alegría el lloro, Apolo versos, el amor conceptos, con que podremos hacernos eternos y famosos, no sólo en los presentes, sino en los venideros siglos.

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