Ejemplos con durmientes

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Para ebanistería, tablas, carrocerías, construcción civil, vigas, revestimientos, decoración, durmientes, postes, cabos de herramientas, piso parquet, machimbres.
La deserción de Gouzenko desveló los esfuerzos de Stalin por conseguir los secretos nucleares estadounidenses, y la entonces desconocida táctica de espionaje basada en los agentes durmientes.
Tiene madera muy dura, roja, para mueblería, material de la construcción, durmientes.
Allí deberá derrotar a sirvientes y armaduras y exponer a los durmientes vampiros a la luz solar, única arma efectiva contra ellos.
y ese Dios bondadoso, ¿ que hace entre esos durmientes ?.
Se les achaca, entre otras cosas, el arrebatar a los bebés de las cunas y hacerlos aparecer en lugares inverosímiles a donde es imposible que ellos por sí mismos puedan desplazarse, como casas colindantes, el corral También se les achaca el oprimir el pecho de los durmientes como la clásica Pesadilla y sus equivalentes en muchas culturas.
Para estructura de muebles, hélices de avión, cajas, embalajes, contraplacas, piezas torneadas, construcción civil, hormas de calzado, piezas curvadas, instrumentos musicales, escobas, postes, durmientes, laminado, torneado, esculturas, culatas de armas de fuego, fibras, aceite esencial, resina.
La leyenda de Los siete durmientes de Éfeso es una de las más antiguas del Cristianismo.
Madera: carpintería, ebanistería, terminaciones de interior, toneles de añejar, fabricación de implementos del agro, durmientes, construcción,.
Al entrar en el despacho sintió la misma impresión de los durmientes de las leyendas, que creen despertar después de unas horas de sueño y han dormido docenas de años.
Una mañana, la música de a bordo, que hacía oir todos los domingos el de Lutero, despertó a los durmientes de los camarotes de primera ciase con la más inaudita de las alboradas.
Había despertado a aquellos hombres, iguales a los durmientes de la leyenda, inmóviles como estatuas en su cueva, mientras pasaban los siglos y la tierra se transformaba.
Sor Antonia, la madre que gobernaba allí, se despertó, y para disimular su descuido, dio una fuerte voz, sin incomodarse mucho con las durmientes y añadiendo que hacía un calor horrible.
A las cinco de la mañana ya entraba Sor Antonia en los dormitorios tocando una campana que les desgarraba los oídos a las pobres durmientes.

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